Política

Raúl Castro, los ciclones y el nuevo escenario político

Raúl Castro debe tener grandes preocupaciones, y sus posibles vías de salida del actual escenario están limitadas.

Elías Amor

Los últimos acontecimientos que están produciéndose en la Isla están provocando cierta sorpresa entre los observadores y analistas que se empeñan en obtener alguna idea de en qué medida Cuba está cambiando hacia la democracia, y si estos cambios son reales o no.


Por el contrario, el nuevo escenario que se abre para la dirigencia comunista tras el paso de los tres ciclones, está permitiendo visualizar una nueva estrategia de Raúl Castro, cuyos rasgos son los siguientes:


1.- Presentar cuantiosos daños derivados de los ciclones. Hasta en Granma Internacional se ha hecho una contabilidad desmesurada de la destrucción. Nunca antes habíamos visto  algo así. En épocas de Fidel Castro, los daños se escondían o se disimulaban. Ahora es diferente. En presencia de medios internacionales y teléfonos móviles que hacen y envían fotografías en tiempo real, la destrucción física provocada por los ciclones tiene que servir para justificar los pésimos resultados que se estaban produciendo en la economía a resultas de las reformas emprendidas por Raúl Castro.


Una mala campaña turística que ahora se verá afectada por el temor de los viajeros. Ineficiencias productivas en la agricultura y la minería. Descenso brusco de la construcción de viviendas. Descontrol del gasto corriente como consecuencia de la entrada de petrodólares. Este era el escenario de la economía cubana en los meses anteriores a la llegada de los ciclones. Nada positivo en términos de crecimiento. De ese modo, ahora se aceleran las entregas de tierras para trasladar al mundo voluntad de cambios, a pesar de que no sea el mejor momento para hacerlo con las secuelas de los ciclones.


2.- Presionar a EEUU a eliminar el “embargo” a cambio de aceptar la generosa ayuda para la reconstrucción nacional. El ataque de los ciclones ha dado, una vez más, la oportunidad al sector más duro del régimen para culpar a EEUU de todos los males de la economía cubana, vinculados al “embargo”. Las ayudas que las entidades cubanas no lucrativas del exilio pretenden enviar a la población cubana directamente, sin la interferencia del régimen, se rechazan e incluso se inventan historias truculentas como la  que insiste en que la cooperación al desarrollo de EEUU sirve para encarcelar a los espías terroristas.


A pesar del buen número de granjeros de EEUU que se preparan para vender carne de ave y cereales a Cuba, cobrando al contado (EEUU es ya el quinto proveedor de bienes de consumo para la economía cubana) el sector duro del régimen sigue hablando del embargo. Ahora con las imágenes de destrucción provocadas por los ciclones, cobra más fuerza aún el argumento.


3.- Solicitar préstamos internacionales. Aviso a navegantes. Préstamos de dudosa devolución, en un momento en que escasea la financiación en los mercados globales, y que Cuba se ha encargado de corregir de sus estadísticas de deuda externa. Se aprovecha la imagen de devastación para reclamar apoyo financiero subvencionado que, en condiciones normales, no se podría obtener. Sería cuestión de revisar con detalle qué entidades aportan recursos a la Isla, de qué países, en qué condiciones, plazos y tipos de interés, para evaluar qué pretende hacer el régimen con ese dinero fresco.


4.- Apostar por las relaciones con la Unión Europea.  La que viene mostrando ser más pacífica y menos beligerante con las violaciones de la democracia que se cometen en Cuba. De pronto, como si algo hubiera cambiado de sopetón, se ha recuperado el clima de diálogo, con una visita inminente del comisario Louis Michel a La Habana anunciada para el mes de octubre. Los presos políticos siguen en las cárceles, los grupos de opositores continúan bajo asedio, hostigamiento y control, y la defensa de los derechos humanos pasa a un segundo plano en el orden de prioridades. Algunos grupos opositores se han mostrado favorables al diálogo si contribuye realmente a mejorar las condiciones de libertad en la Isla.


5.- Contrarrestar el clima social de desasosiego y desconcierto. Malestar en la sociedad cubana. Mucha gente lleva viviendo varios días en la intemperie, hay destrucción de viviendas y de edificios, faltan bienes y escasean alimentos. Perspectivas muy sombrías para las que no valen ni las arengas ni el discurso oficial. La ayuda internacional no es suficiente. La economía entra en una grave crisis, y se produce más malestar conforme los precios de los productos se disparen, una vez se superen los actuales niveles de desabastecimiento. No hay capacidad de maniobra y puede producirse en cualquier momento un estallido social que ni la violencia de la represión del régimen podría contener. Ya se ha producido algún llamado de dirigentes militares históricos al ejército y al Minint para que asuman el papel histórico que les corresponde en estos momentos.


6.- Lanzar balones fuera y ganar tiempo. En medio de una situación de crisis económica y social sin precedentes, de una notable incertidumbre sobre el futuro a corto plazo de todos los cubanos, Raúl Castro se dedica a dar su apoyo “internacionalista” a Evo Morales, cuando lo que debería hacer es atender primero y ante todo, a las necesidades del pueblo cubano. Distraer a la opinión pública, trasladar el efecto lejos es una estrategia de reducido alcance que, en momentos como los actuales, no da beneficio alguno.


¿Alguien puede dar más? Raúl Castro debe tener grandes preocupaciones, y sus posibles vías de salida del actual escenario están limitadas. Ni siquiera Fidel Castro, son su retórica, puede hacer mucho en estas condiciones. ¿Qué va a pasar? Difícil es anticipar cualquier acontecimiento. Desde luego, nada bueno para los cubanos, cuyo régimen empieza a mostrar todas sus debilidades.

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