Economía y Sociedad, Europa

La diferencia de poder adquisitivo en la UE se dispara tras la ampliación

Las diferencias en el salario mínimo entre los países más pobres de la Unión Europea y los más ricos se han disparado tras la ampliación a 25 Estados miembros culminada en mayo de 2004. El Gobierno de España se ha comprometido a que el salario mínimo alcance los 600 euros al final de la actual legislatura, en 2008, aunque resta por acordar su forma de revalorización.

Las diferencias en el salario mínimo entre los países más pobres de la Unión Europea y los más ricos se han disparado tras la ampliación a 25 Estados miembros culminada en mayo de 2004.

Buen ejemplo de esas discrepancias es comprobar como el salario mínimo de Luxemburgo (que se eleva a 1.467 euros al mes, el mayor de los Veinticinco) es 13 veces superior al de Letonia (116 euros, el más bajo), según los datos difundidos por la oficina estadística comunitaria Eurostat.

Sin embargo, esta diferencia se reduce a una proporción de 1 a 5 si se compara el sueldo con el nivel de precios y el poder de compra. Eurostat identifica a tres grupos de países según su salario mínimo.

En cinco Estados miembros (Irlanda, Francia, Reino Unido, Bélgica y Luxemburgo), la remuneración supera los 1.000 euros al mes.

Un segundo grupo, con un salario mínimo comprendido entre 437 y 668 euros, está formado por dos países de la ampliación (Eslovenia y Malta) y España, Portugal y Grecia. Finalmente, en siete de los 10 nuevos Estados miembros (Letonia, Lituania, Eslovaquia, Estonia, Polonia, Hungría y República Checa) el salario mínimo se sitúa entre 240 y 116 euros.

Los siete países restantes no cuentan con un salario mínimo nacional fijado por los poderes públicos. En los países candidatos, la retribución mínima asciende a 72 euros en Rumanía, 77 euros en Bulgaria y 240 euros en Turquía.

El Gobierno de España se ha comprometido a que el salario mínimo alcance los 600 euros al final de la actual legislatura, en 2008, aunque resta por acordar su forma de revalorización.

 

 

La balanza por cuenta corriente de Francia registró un déficit de 561 millones en junio, lo que supone una reducción del 22% sobre el resultado del mes anterior, según el Ministerio de Finanzas. Las transacciones financieras también redujeron su déficit.

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