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La imagen de Lula cae en picada junto a la insolvencia de su gobierno

Hasta junio pasado, nadie era capaz de poner en duda que Lula se dirigía hacia un segundo período, pero su imagen ha estado cayendo en picado desde que surgieron los primeros indicios de corrupción en torno al Partido de los Trabajadores (PT) y a su Gobierno.

Los principales analistas vislumbran un PT dividido
Los escándalos de corrupción que sacuden a Brasil continúan socavando la popularidad del presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva, que parece cada día vez más lejos de un segundo mandato, cuando aún faltan trece meses para las elecciones. Cada encuesta que se difunde en Brasil es ahora un nuevo dolor de cabeza para el ex líder obrero, que llegó a tener casi un 70 por ciento de popularidad hasta el año pasado.

Hasta junio pasado, nadie era capaz de poner en duda que Lula se dirigía hacia un segundo período, pero su imagen ha estado cayendo en picado desde que surgieron los primeros indicios de corrupción en torno al Partido de los Trabajadores (PT) y a su Gobierno.

El último sondeo, conocido el martes por la noche, muestra por vez primera que quienes confían en Lula han sido superados en número por quienes desconfían. Según la encuesta, del instituto Ibope, la confianza en Lula cayó en agosto al 43 por ciento y el índice de desconfianza subió al 52 por ciento.

Los que creen que su Gobierno es “bueno” suponen ahora un 29 por ciento, mientras que quienes lo consideran “regular” o “malo” suman casi un 70 por ciento del electorado. La encuesta también confirmó otra tendencia que se insinúa desde que estallaron los escándalos.

La intención de voto por Lula se desvanece y si las elecciones fuesen hoy, el actual presidente perdería por un 44 por ciento de los votos, contra un 35 por ciento, ante el socialdemócrata José Serra, a quien derrotó en las presidenciales del 2002.

El sondeo de Ibope le dio ayer más alas a una oposición convencida de que Lula sabía de todos los asuntos de corrupción en que estaría involucrado el PT y no hizo nada para impedirlo.

El jefe de la bancada del derechista Partido del Frente Liberal en la Cámara de Diputados, José Carlos Aleluia, afirmó hoy que “Brasil debe comenzar a olvidarse de Lula, que pertenece al pasado”.

Crisis en el Partido de los Trabajadores

Además de la corrupción, otro problema de Lula ante una posible reelección radica en la crisis del propio PT, fraccionado gravemente en su interior por el escándalo y casi en vísperas de unas polémicas elecciones internas, previstas para septiembre.

Hasta el actual presidente de esa formación, Tarso Genro, que asumió el cargo a fines de julio, tras la renuncia de la cúpula directiva en pleno, pone en duda un posible segundo mandato de Lula.

La crisis, que barrió a todo el cogollo del PT y a algunos de los antiguos “hombres del presidente”, como el ex ministro José Dirceu, amenaza ahora al ministro de Hacienda, Antonio Palocci, “garante” de la economía, que hasta ahora estaba al margen de los escándalos.

Además, facciones influyentes de un PT en crisis atacan cada vez con más ímpetu su ortodoxa política económica, basada en un férreo control fiscal y apoyada con firmeza por Lula, a quien la crisis ha obligado a marcar distancias con su partido, formando un gabinete con sectores de centro y derecha.

Líderes de distintos partidos socialistas han empezado a evaluar la creación de una amplia coalición electoral, pero sin Lula ni el PT, que hace tres años llevaron a la izquierda al poder por primera vez en la historia de Brasil.

Para muchos analistas, más allá de la caída de la popularidad de Lula, lo que surge en el horizonte electoral es un PT totalmente desarticulado, que no parece preparado para sumar apoyos y dirigir a su líder a un nuevo mandato en el 2006.

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