Pensamiento y Cultura

La piratería golpea al mercado editorial latinoamericano

A pesar de ser un mal que azota a toda Latinoamérica, la solución contra el mercado de la piratería parece lejana cuando el 65% del mercado está en manos de piratas.

FERIA DEL LIBRO DE BOGOTÁ
Durante la pasada semana, y hasta el próximo 3 de mayo se está celebrando la
XVII edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, que este año tiene a
Perú como invitado de Honor. Este encuentro es uno de los actos culturales más
importantes de Colombia, con una afluencia de público que supera los 350.000
visitantes.

Uno de los asuntos que más están tratando los intelectuales
y personalidades que participan en esta Feria es el acuciante problema de la
piratería de libros que afecta, en general, a toda Latinoamérica. El editor de
libros peruano Germán Coronado presentó en su intervención en la Feria un
panorama preocupante, ya que “la gravedad de las cosas es tal, que en este
momento el 65 por ciento del mercado de los libros de interés está en manos de
los piratas”.

El editor también se quejó de que “a pesar de que el
Gobierno de mi país puso el pasado año en marcha una ley del libro que pretende
garantizar la libre circulación de los volúmenes y propiciar el hábito de la
lectura, lo cierto es que, a día de hoy, no se ha publicado el reglamento que
desarrolla dicha normativa”.

Actualmente, Perú cuenta con una industria
editorial muy desprotegida lo que ha provocado que los libros tengan unos
precios muy elevados que los hacen inaccesibles a la mayoría de la población.
Este hecho, y la falta de interés de los sucesivos gobiernos del país, han
provocado que el negocio de la piratería haya alcanzado cuotas más que
preocupantes. Así, entre los años 1996 y 1999 los piratas triplicaron su volumen
de ventas, pasando de 800.000 a 2,5 millones de ejemplares, mientras que la
actividad editorial se vio reducida a la tercera parte.

Un problema muy extendido

Pero este problema no
es exclusivo de Perú. Hace algunas fechas, desde el Grupo Interamericano de
Editores (GIE) se avisaba de que “la piratería editorial se ha erigido en uno de
los frenos más importantes para la edición en español en los últimos años”.
Según el GIE, en algunos países como Perú, Chile, Colombia y Venezuela, la venta
de estos ejemplares se realiza en la calle, mientras que en otros, “se venden en
las librerías como si fueran un resto de edición a un precio menor”.

El
desconocimiento, la indiferencia y la dificultad para emprender acciones
jurídicas hacen que esta situación se siga manteniendo sin que, por el momento,
tenga visos de solución. A modo de anécdota, el GIE y el Centro Español de
Derechos Reprográficos (Cedro) encargaron en el año 2001 un estudio sobre la
piratería que fue muy complicado de llevar a cabo por la dificultad para obtener
información.

En Colombia también viven en sus carnes este problema.
Según los datos ofrecidos por la Cámara Colombiana del Libro, “se calcula que la
piratería litográfica representa siete millones de dólares al año, mientras que
la reprográfica se acerca a los 11 millones”. Aunque existe un sistema de
licencias que otorga el Centro Colombiano de Derechos Reprográficos (Ceder), la
comunidad universitaria no es todavía muy consciente de la urgencia de poner en
práctica efectiva este sistema. La gravedad del problema puede ser tal, que las
implicaciones de la piratería (no sólo de libros, sino también de música, vídeos
y ropa) en las negociaciones de los tratados de libre comercio pueden llegar a
ser graves.

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