México anunció que solicitó a los Estados Unidos fortalecer la vigilancia en la frontera común para prevenir el tráfico de armas en medio de una creciente ola de violencia vinculada con el narcotráfico que ha provocado cientos de muertes en lo que va del año.

La semana pasada, policías federales y militares iniciaron el patrullaje de varias ciudades en la frontera entre ambos países, de 3,200 kilómetros, para tratar de frenar la violencia desatada por ajustes de cuentas entre cárteles de la droga y por el combate del gobierno del presidente Fox a estas bandas.

En Nuevo Laredo, en la frontera con Texas y un importante punto para el tráfico de cocaína, marihuana y anfetaminas, la policía local fue prácticamente desintegrada por sospechas de vínculos con los narcotraficantes.

"Las autoridades de nuestro país solicitaron a su contraparte estadounidense fortalecer las medidas de vigilancia para prevenir el tráfico de armas en la frontera," dijeron la cancillería y la fiscalía general en un comunicado conjunto, distribuido a los medios de prensa.

El documento señaló que el 17 de junio se reunió un grupo de trabajo bilateral sobre procuración de justicia, en donde se hizo la petición mexicana. Previo al operativo militar y policiaco, denominado "México seguro" supuestos sicarios de la droga asesinaron al jefe de seguridad de Nuevo Laredo, Alejandro Domínguez, apenas unas horas antes de haber asumido el cargo.

Los asesinatos no han cesado a pesar de la presencia de los efectivos.

Más de 500 personas han sido asesinadas en el país en lo que va del año en relación con el narcotráfico, la mayoría de miembros de los cárteles de Sinaloa y del Golfo, que pelean por el control de las rutas de la droga hacia Estados Unidos.