América, Política

Nuevo gabinete en Chile: ¿moderación en forma o fondo?

Luego de una desconcertante prórroga en el plazo autoimpuesto de 72 horas, la Presidenta hizo anuncio del esperado cambio de gabinete.

Las expectativas esta vez trascendieron el morbo del desenlace del las conspiraciones internas protagonizadas por ministros, subsecretarios, asesores y cuanto personaje vinculado al centro de gobierno pudiera aportar al melodrama que hizo puesta en escena en palacio presidencial.

 Este cambio de gabinete, a  diferencia de otros, no  respondía a la necesidad de  un ajuste de piezas  particulares para optimizar el  engranaje. Todas las  señales políticas y  ciudadanas dieron cuenta  del inevitable curso de  una cirugía mayor, ya no  sólo respecto del modo  de conducción, sino que  también en relación a la orientación política y económica de un gobierno que entró con una importante mayoría electoral, pero cuyas ideas devinieron en minoría social. Entonces, la pregunta por resolver era si este gabinete satisfacería la condición de deslegitimación social de las reformas. La respuesta a dicha pregunta plantea incertezas.
 
Una primera mirada permite sostener que primó una moderación en el tono y las formas.El arribo de la DC a Interior con Jorge Burgos y de un técnico con intachable reputación a Hacienda como Rodrigo Valdés responden a perfiles que permitirían incorporar prudencia, tender puentes y recomponer confianzas con sectores que fueron omitidos deliberadamente por el estilo de la dupla saliente Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas: sin lugar a dudas,los grandes derrotados con su modo intransigente de conducción. Sin embargo, el nuevo diseño ministerial también devela potenciales tensiones en el fondo.
 
¿Qué pasará con el proceso constituyente? Si la tesis de la moderación fuera más que una simple pretensión comunicacional para descomprimir tensiones y recomponer confianzas, el nuevo Ministro del Interior Jorge Burgos debiera establecer líneas políticas claras respecto de si este gobierno avalará instancias que se alejan del marco institucional para establecer una nueva carta magna. Más aún, teniendo en la SEGPRES -cartera que hasta el momento ha llevado el tema del proceso constituyente, a menos, a nivel de estudios- a un ex miembro de la bancada de diputados pro Asamblea Constituyente como el PPD Jorge Insunza, quien podría hacer sinergia por una línea política más maximalista desde la vocería con el PS Marcelo Díaz, quien en 2011 patrocinó iniciativas legislativas pro Asamblea Constituyente.
 
Otra dimensión del cambio ministerial que pasa algo inadvertida, y que problematiza la tesis de la plena moderación, es el ascenso del Partido Comunista al Ministerio de Desarrollo Social. El peso específico comunista se ve reforzado ya no sólo con su presencia en SERNAM, sino que también por la presencia de Marcos Barraza en el ministerio que canaliza y establece criterios para la asignación de gran parte de la política social de gobierno.


Por último, una nueva tensión surgirá del incongruente nombramiento de José Antonio Gómez en el Ministerio de Defensa, por cuanto Gómez en 2013 se mostró abiertamente a favor de una salida soberana al mar para Bolivia. Señal que colisiona con la política de Estado en la materia, que sido conducida con el respaldo transversal del arco político a la gestión de Heraldo Muñoz.
 
La hoja de ruta de aquí al 21 de mayo será decisiva para esclarecer el carácter de este nuevo gabinete. Sólo dilucidando estas tensiones se podrá establecer con certeza si acaso la moderación sólo operó a nivel de formas, o logró trascender al fondo.
 

Columna de Jorge Ramírez, Coordinador Programa Sociedad y Política de Libertad y Desarrollo, publicada en Voces de La Tercera.

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