Política

Pelosi es un ejemplo poco frecuente de mujer que ´lo tiene todo”

Me atrevería a decir que, cuando la joven Nancy Pelosi tuvo “cinco hijos en seis años”, un porcentaje mayoritario de ésa maternidad no fue planeado. En ese sentido, se enfrenta filosóficamente a su partido — y a su distrito electoral en la práctica.

Mark Steyn
No sé qué les parecerá el pastel de manzana, pero los Demócratas han descubierto la maternidad a lo grande. En la práctica, ¿quién necesita pastel de manzana cuando cuentas con el contenido extra-azucarado del Washington Post? El pasado miércoles, el principal periódico de referencia de la capital (ahora disponible en forma impresa, virtual y granulada) publicaba una columna titulada “Abuelita con martillo de juez”.

¿Adivináis qué abuelita era, chicos y chicas? Sí, era la portavoz Nancy Pelosi, que sin ayuda, según sus propias palabras, “hizo pedazos el techo de cristal”. Y está en lo cierto: de la CNN al New York Times, todo el cuerpo periodístico ha perdido sus papeles. La abuelita Smith va a Washington es el taquillazo del planeta. En un momento en el que la mayor parte de las abuelas están obligadas a comer comida de perro porque la administración Bush rechaza dejarles pedir partidas a granel de medicaciones con receta a Saskatchewan o, aún más horripilante, obligadas a ver a Robert Goulet en sesión nocturna noche tras noche en Florida, la abuelita Pelosi ha roto ella sola el techo de cristal y/o el techo de la casa del perro. Abuelita con martillo está firmado por la intrépida reportera Ruth Marcus, azote durante muchos años de los Departamentos Republicanos de Justicia, y esta columna refleja sus habilidades forenses destacadamente agudas:

“Las imágenes tomadas mientras la Demócrata por California Nancy Pelosi ocupaba el puesto la semana pasada eran sorprendentes — e inspiradoras — por su falta de familiaridad. Pelosi, sosteniendo a su nieto pequeño envuelto en una manta blanca mientras ella se sentaba en el pleno de la Cámara, esperando su elección. Pelosi, con la garantía de una madre experimentada que reparte galletas a infantes impacientes, adjudicando su turno a cada niño con el martillo de juez. Pelosi levanta su mano para hacer del juramento mientras su nieto, a su lado, desordenaba los documentos de la abuela”.

Tiene bemoles. Uno solamente espera que los entusiasmados comprendan que, post-coronación, el ascenso al trono de la Reina Nancy podría interrumpir todo este entrañable momento. “La abuelita se vio desbordada por su reinado, cariño”, como advierte tan agudamente la vieja canción. ¿Pero los Republicanos no tienen también familia? Sí, pero afrontémoslo, ellos te desgracian, ¿no? Si tienes la mala suerte de ser candidato por la administración Bush, tus hijos reciben titulares como “Una imagen coordinada demasiado cuidadosamente”. Esa era la sección de estilo del Washington Post sobre los vástagos del Jefe de Justicia John Roberts: no les preocupó “el estilo tableaux vivant años 50”, o “el look reciclado con frescura y adorable” sacado de “un paraje de Currier & Ives”; les repugnó “el traje de algodón con pantalones cortos” de “Jack con pelo ralo” y “el rubio pajizo ondulado” de su hermana; ni siquiera les gustó el nombre “Jack”,

Pero estos niños Pelosi juegan en una liga completamente distinta. Es de compadecer a esos perdedores de Hollywood por perder su tiempo con una estirada Geena Davis en ´´Sra. Presidenta” rollo mujer fuerte de carrera; ¿por qué no hicieron “Los Pelosi”?

Esta es la historia de una dama encantadora
que criaba por su cuenta a 30 nietos
todos tenían el pelo negro como su abuela
y mantas cosidas a mano.

Esta es la historia de un hombre llamado Hastert. Nunca fotografiado con ningún niño
Presa de noticias en las páginas de Mark Foley y así pasó a mejor vida…

Oh, vamos. Vale, Dennis Hastert no hace galletas, pero no puedo ser el único que cree que es un poco como el entrañable Oso de las Galletas del The Andy Williams Show.

¿Lo soy? Oh, bueno.

“Tener cinco niños en seis años es el mejor entrenamiento del mundo para portavoz de la Cámara”, decía la abuelita portavoz. “Me hizo la multitarea definitiva y la dueña de la atención, la rutina y la programación”.

“¿Hasta qué punto es esto diferente?” susurraba Ruth Marcus. “Imagine a Margaret Thatcher amenazando con desplegar ´su historia de madre de cinco´”.

¡Vaya, la Thatcher sí que lo entendió mal! Ese viejo talento de Dama de Hierro, hablando de comunismo, inflación, y “viejos temas” aburridos, cuando la reportera feminista a ultranza de la ciudad se moría por escuchar sus recetas de galletas favoritas.

Al contrario, no todo Demócrata ha seguido tan rápido la rutina leonesa con descendencia. El jueves, la Senadora Boxer impulsaba la noción de que Condolizza Rice no puede comprender “el precio de la guerra” porque no tiene hijos. “No vas a pagar ningún precio particular”, decía a la secretario de estado, “con una familia inmediata”. En otras palabras, su falta de descendencia significa que nunca sufrirá ninguna pérdida personal por las decisiones que tome. “No puedes ni llegar a imaginar cómo celebrar cualquier fiesta o cumpleaños”, continuaba Boxer, afectada.

Hmm. Lo que yo no puedo llegar a imaginar es a un senador Republicano saliendo de rositas por criticar, digamos, a Gloria Steinem por su falta de descendencia. Pero, después de doce años de estéril albedrío, la izquierda está entusiasmada con el Fecund Coming. En la revista Ms. supongo que estarán con los ojos como platos mientras asimilan el cinismo. Pero las contradicciones internas de los nuevos Demócratas son chocantes. En las festividades de inauguración de “Women´s Tea”, los Demócratas pusieron, inevitablemente, “Soy mujer, escucha cómo rujo”, y la nueva portavoz rindió homenaje a la difunta gobernadora de Texas Ann Richards, y la Representante Rosa DeLauro honró a la hija de la gobernadora Richards, Cecile, que ahora es presidente de Planned Parenthood.

Me atrevería a decir que, cuando la joven Nancy Pelosi tuvo “cinco hijos en seis años”, un porcentaje mayoritario de ésa maternidad no fue planeado. En ese sentido, se enfrenta filosóficamente a su partido — y a su distrito electoral en la práctica. San Francisco registra hoy más perros que niños en edad escolar. A menos que piense que me pongo mi faceta homófoba usual, me apresuro a añadir que por una vez, no: dice mucho de Bay Area que tuvieran que abrazar el estilo gay de vida para alcanzar las tasas de natalidad colapsadas que las ciudades europeas han luchado por lograr heterosexualmente. No obstante, en un momento en el que las tasas de fertilidad ponen en tela de juicio la supervivencia de Rusia, Japón, Alemania, España e Italia, la nueva portavoz presenta ciertamente un modelo inusual: parece ser un ejemplo poco frecuente de una mujer que verdaderamente “lo tiene todo”. Tuvo cinco hijos y después se convirtió en la primera portavoz de la historia de la humanidad, un suceso (según los medios) que las mujeres llevan esperando desde que el cavernícola Ug dijo, “¡Hola cariño, ya estoy en casa!”, sacando a la parienta de sus casillas por llegar tarde con el filete de dinosaurio. Ciertamente no es el camino profesional que la ortodoxia feminista ha elogiado durante los 30 últimos años, pero parece haber traído la felicidad a Pelosi, y en un momento de mayor esperanza de vida, tiene cierta lógica: ten hijos en la juventud, métete en política en la madurez, sirve como presidente de dos mandatos en la tercera edad. ¡Puedes tenerlo todo!

Creo que el Partido Republicano debería dejar de intentar demonizar a Nancy Pelosi. Los chistes de bótox y las fotografías de ojeras no van a funcionar. En conjunto, parece muy normal, en sentidos que, por ejemplo, determinadas senadoras por Nueva York presidencialmente inclinadas nunca pueden capear del todo. Pero los compañeros progresistas de California de Pelosi y esas columnistas súbitamente feministas tendrían que sopesar el motivo por el que “la mujer más poderosa de América” es tan poco típica: ¿qué dice que sea la excepción que confirma la norma?

© Mark Steyn, 2007

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