Economía y Sociedad, Europa

Chipre listo, ¿el siguiente?

La incertidumbre, combinada con las pesimistas perspectivas económicas generalizadas, administra a Europa una posición financiera venenosa. Y en la medida en que los aludidos intentan quitar hierro al asunto, puede usted apostar sus ahorros a que la ciudadanía trabajadora respetuosa con la ley del próximo caso de rescate habrá tomado nota de lo sucedido en Chipre el sábado, 16 de marzo de 2013.

Por sorpresa la pasada noche, el eurogrupo (el comité ejecutivo de la eurozona) cerraba el acuerdo de un rescate al sistema bancario chipriota. Como parte del acuerdo, se accede a imponer una retención extraordinaria a los titulares de las cuentas: los titulares con menos de 100.000 euros tienen que pagar un impuesto del 6,75%, mientras que los que tengan más de 100.000, tienen que pagar una "pena" del 9,99%.

Mientras que el momento escogido no tiene nada de sorprendente — la última hora del viernes hasta primera hora del sábado es siempre el espacio ideal para hacer tragar las medidas de esta índole a la gente — tampoco sorprende que se produjera después un episodio de pánico, en cuanto abrieron sus puertas los pocos bancos chipriotas que abren sus oficinas en sábado.

Era de esperar, por supuesto. Y por eso se habían impuesto con antelación mecanismos de control. En este caso, se limitan las retiradas de fondos y se suspende la banca electrónica. A todo esto se pone la excusa de los grandes depósitos rusos — el mercado negro, supuestamente — que habrían en Chipre. Pero como pasa con todas las excusas, la cosa no va a terminar ahí.

Después de todo, ¿qué se puede imponer a los ahorradores titulares de las cuentas de los bancos de Chipre que no se pueda imponer igual de fácilmente a los ahorradores griegos, italianos o españoles? Si la Unión Europea no está asustada ya con la llegada al poder del cómico populista italiano Beppe Grillo y su boyante popularidad, ahora es buen momento de empezar a preocuparse. Si bien todo hijo de vecino está poniendo el acento en los maleantes rusos, nadie (basta leer la prensa hoy) habla de los chipriotas respetuosos con la ley que ven arrebatados sus ahorros duramente ganados. Nadie habla menos el populista Grillo, quiero decir. El que dijo la pasada semana que el norte de Europa soltaría a Italia igual que una carga una vez que los bancos alemanes, franceses y holandeses se hubieran deshecho de sus inversiones italianas.

Por añadidura, si ahora mismo es usted de los que piensan que los titulares rusos de esas cuentas están heridos de muerte, párese a pensar. Los rusos de las presuntas cuentas llevan al menos 6 meses viendo esto venir, han tenido todo el tiempo del mundo para sacar sus inversiones y, caso de hacer algo, utilizarán estas medidas para lavar un montón de capital y pagar un 10% por las molestias.

Chipre es un país pequeño, y la Unión Europea espera que casi nadie repare en lo que está sucediendo allí, o que se interese por ello. Pero a lo largo y ancho de la eurozona durante los últimos 5 años, los requisitos de capital han aumentado con la esperanza de evitar los episodios de pánico bancario. De la noche a la mañana, ese modelo se ha venido abajo. Y toda Europa está inquieta por lo que acaba de suceder. Se ha sentado un precedente, y cuando las barbas del vecino veas afeitar…

Las alemanas, francesas y holandesas no, que por el momento no van a perder el sueño, pero ésa es justamente la idea. Los socios por excelencia de la Unión Europea venían pudiendo convencer a su ciudadanía de que ellos son los ricos, de que sus economías sí se estaban recuperando, de que ellos sí lo tenían todo controlado. Además, la noticia de que unos delincuentes rusos van a pagar un 10 por ciento no le sienta nada bien a la ciudadanía respetable. Lo que pasará en caso de que, o cuando, Italia o España necesiten un rescate igual que el de Chipre ni siquiera se considera. Pero lo mejor no está tan lejos.
 
El rescate de Chipre se ha llevado a cabo presuntamente para "salvar la eurozona". Y se presenta como medida extraordinaria. Pero las quitas obligadas de los inversores griegos también eran extraordinarias. Cabe esperar que las medidas extraordinarias reiteradas no tengan mucha credibilidad. Las economías europeas siguen deteriorándose, aunque hay que admitir que unos cuantos indicadores alemanes no están mal del todo. Pero no hay duda de que dentro de poco volverán a surgir presiones que obligarán a la Unión Europea a volver a intervenir (con carácter extraordinario) en la economía de algún socio. ¿Los titulares de las cuentas bancarias de ese país dejarán en el banco su dinero cuando se huelan el percal, o lo sacarán? ¿Qué hará usted, viendo ahora el ejemplo de Chipre?

La incertidumbre, combinada con las pesimistas perspectivas económicas generalizadas, administra a Europa una posición financiera venenosa. Y en la medida en que los aludidos intentan quitar hierro al asunto, puede usted apostar sus ahorros a que la ciudadanía trabajadora respetuosa con la ley del próximo caso de rescate habrá tomado nota de lo sucedido en Chipre el sábado, 16 de marzo de 2013.

Y ni siquiera saben aún que el opaco sistema bancario de Europa suma otros 17 billones al delicado panorama. Ni siquiera se les ha advertido lo suficiente: Bruselas ha puesto sobre la mesa sus verdaderas intenciones. Como quien agita un enorme banderín rojo. En Europa, la garantía pública de los depósitos de la que antes se hacía gala se acaba de convertir en un activo de riesgo.
 

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