El número dos del Vaticano ha estado de visita oficial en España. Tres días intensos donde ha mantenido entrevistas, entre otros, con Zapatero y De la Vega. A su regreso a Roma el panorama político-eclesiástico nacional sigue igual. Cada uno de los protagonistas ha representado su papel.

Editorial

Las relaciones Iglesia-Estado no atraviesan su mejor momento. No es un fenómeno nuevo. Desde el triunfo del PSOE en marzo de 2004, el distanciamiento primero y enfrentamiento posterior, ha caracterizado a estos dos actores. El role que la religión debe jugar en la sociedad española ha sido el factor principal a la hora de generar controversias.

Bertone se ha entrevistado con el Presidente y con la Vicepresidenta. Sorpresas, ninguna. Zapatero, ni una mala palabra, ni una buena acción. ¿Qué queremos decir? Simplemente ofició las veces de correcto anfitrión. Invitó a Benedicto XVI al II encuentro de la Alianza de Civilizaciones a celebrar en Turquía, al Camino de Santiago o habló del Plan contra el hambre que tiene diseñado Moncloa. Como vemos, políticamente correcto. Los temas más escabrosos y por los que el gobierno quiere ser el referente del laicismo, los trató De la Vega.

El aborto, la eutanasia, Educación para la Ciudadanía han sido cuestiones polémicas. Han generado debate entre los españoles, llegando a polarizar en ocasiones a la sociedad. Evidentemente, si Zapatero hubiera apostado por una defensa a ultranza de sus puntos de vista frente Bertone, el resultado hubiera sido un distanciamiento con el Vaticano, que digámoslo claro, no interesa ni a uno ni a otro. Por ello, las críticas de los adalides de laicismo (¿ o del todo vale sin responsabilidad alguna?) como ERC o IU, están de más. Bertone de sobra sabe qué piensa el ejecutivo socialista. Adoptar posturas radicales no conduce a ningún lado.

Lo que suceda de ahora en adelante ya estaba escrito en el guión pues la visita del considerado mano derecha de Benedicto XVI no ha alterado el panorama sustancialmente. Los que piensan que el gobierno español ha hecho el caldo gordo al Vaticano se equivocan. Los debates aborto sí vs aborto no, por poner un ejemplo, reaparecerán pronto en la vida cotidiana nacional.