Organizaciones internacionales iniciaron la mayor operación de ayuda humanitaria en la historia de Asia para asistir a las víctimas de los grandes maremotos que arrasaron el domingo las costas sobre el océano Indico.
Agencia IPS
Mientras el número de muertos aumenta cada hora, la Cruz Roja estima que llegará a los 100.000–, gobiernos y agencias internacionales siguen enviando trabajadores de rescate y suministros. Japón envió a Tailandia una flota de su Fuerza de Autodefensa Marítima, incluyendo un helicóptero, para ayudar a buscar a decenas de miles de personas que desaparecieron cuando los enormes “tsunamis” -del japonés, ola causada por terremotos o volcanes submarinos- azotaron el sur y sudeste de Asia el domingo.
Bangladesh, Birmania, Indonesia, India, Malasia, Maldivas, Tailandia y Sri Lanka fueron los países más afectados, aunque las olas también repercutieron en algunos puntos de África. Los tsunamis fueron causados por un terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter, con epicentro cerca de la isla indonesia de Sumatra, en el océano Indico. En Indonesia murieron cerca de 33.000 personas, y en Sri Lanka 22.000.
Los 580 soldados japoneses enviados a Tailandia se unirán a otros 15.000 estadounidenses que Washington tenía en la isla de Guam y en Hong Kong, sobre el océano Pacífico. Estados Unidos aumentó a 35 millones de dólares su ayuda financiera de emergencia a la región, más del doble de lo que había prometido originalmente. Ahora el temor es que se propaguen epidemias, y por eso las agencias de la Organización de las Naciones Unidas se dedican a proveer agua potable y atención médica.
“En los próximos días se deben esperar amenazas adicionales, como enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias agudas, debido a que las fuentes de agua estarán contaminadas”, alertó la Organización Mundial de la Salud. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) comprometió el martes a donar un millón de dólares y enviar personal para participar de las tareas de ayuda. También preparó un cargamento con suministros que incluyen pastillas para la purificación de agua.
La agencia expresó especial preocupación por la situación de las mujeres y las niñas, y exhortó a adoptar planes a corto y mediano plazo para asistir a este sector de la población. “A pesar de que la magnitud del desastre no tiene precedentes, ya sabemos por nuestra experiencia en casos anteriores, como el terremoto en Irán el año pasado, y los huracanes en el Caribe a comienzos de éste, que las mujeres y las niñas son afectadas particularmente”, indicó el directora ejecutiva del Unfpa, Thoraya Obaid.
Bekele Geleta, de la Federación Internacional de la Cruz Roja en Asia sudoriental, afirmó estar asombrado por la devastación causada por los tsunamis del domingo. “La enormidad del desastre es simplemente increíble. Nunca en mi carrera en la Federación he visto algo como esto”, dijo a IPS.
La Cruz Roja hizo el domingo un pedido a la comunidad internacional para recolectar 6,5 millones de dólares con los que financiará programas de asistencia. No obstante, Geleta señaló que aún se está lejos de conseguir los fondos solicitados. En una entrevista telefónica, Carolyn Green, portavoz de la agencia británica Oxfam, señaló que las tareas de ayuda humanitaria serán muy difíciles debido a que la mayoría de los necesitados están en localidades aisladas.
Oxfam envió suministros, equipos médicos y 27 toneladas de agua para ayudar a 175.000 personas en Indonesia y Sri Lanka. Para la oficina en Australia del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), proveer agua potable a la población afectada es lo más importante en este momento.
“Las fuentes de agua locales están contaminadas y dañadas. Sin agua segura, las personas comenzarán a beber de fuentes sucias y eso provocará enfermedades”, dijo a IPS la directora ejecutiva de la oficina, Carolyn Hardy. Desde Nueva York, Unicef alertó este miércoles que millones de personas en Asia están en riesgo de contraer enfermedades si no se adoptan medidas urgentes para proveer agua potable a las comunidades afectadas.
“Las inundaciones han contaminado los sistemas de agua, dejando a la gente con pocas opciones. En estas circunstancias, será difícil proteger a las personas del cólera y de otras enfermedades mortales”, señaló la directora ejecutiva de Unicef, Carol Bellamy.
La agencia envió más de 100.000 mantas, cientos de miles de pastillas de purificación de agua, miles de tanques de 500 litros de agua potable, cientos de miles de sobres con sales hidratantes y otros suministros a Sri Lanka, India, Tailandia, Indonesia y Somalia.
El gobierno de Tailandia calcula en 1.500 los muertos y en más de 1.000 los desaparecidos en sus costas. En el oriental balneario de Phuket, los trabajadores de rescate continúan sacando cadáveres de edificios y casas derruidas o cubiertas por el barro.
“Durante los primeros dos días nos concentramos en buscar y rescatar. Ahora nos concentramos sólo en los que han sobrevivido”, dijo un voluntario. Muchos niños fueron separados de sus padres cuando las olas golpearon la costa. Los hospitales publicaron sus fotos para que sus familias los localicen.
Tailandia ahora pide a la comunidad internacional equipamientos forenses que le permitan identificar a las víctimas y depósitos refrigerados para cadáveres. Varias aerolíneas en Tailandia realizan vuelos especiales a la capital, en tanto que las agencias de viaje publican boletines actualizados con los nombres de las personas perdidas en las zonas más afectadas por los tsunamis.
Mientras los suministros llegan a la región, la evacuación de extranjeros continúa. Los turistas suecos fueron los más afectados por la tragedia. Aún no aparecen 1.500 de ellos que vacacionaban en Tailandia.
Fuente: Agencia IPS
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