Paraguay está en el cada vez más reducido grupo (de quince países solamente) que reconoce la soberanía independiente de Taiwán. Lo que es inaceptable para China que, en cambio, considera a Taiwán como una provincia “rebelde”.
Paraguay había adquirido en los Emiratos Árabes Unidos, más o menos discretamente, vacunas contra el Covid-19 (la compra respectiva la hizo a una empresa subsidiaria de Sinopharm). Hablamos de un millón de dosis, por un monto total de unos 30 millones de dólares.
Luego de comprar y recibir efectivamente unas 250.000 unidades de esa vacuna, la proveedora china rescindió -sorpresiva e unilateralmente- el contrato en cuestión, por razones geopolíticas.
Ocurre que Paraguay está en el cada vez más reducido grupo (de quince países solamente) que reconoce la soberanía independiente de Taiwán. Lo que es inaceptable para China que, en cambio, considera a Taiwán como una provincia “rebelde”.
Ante lo sucedido, los EEUU decidieron donar, de inmediato, a Paraguay dos millones de dosis de la vacuna Pfizer, en una suerte de generosa “compensación política” por lo sucedido a Paraguay con respecto a la frustrada provisión de la vacuna china.
Que China, tratándose de un tema en la que está seriamente comprometida la salud pública en Paraguay, haya actuado de la manera referida es repudiable. Más allá de lo que Paraguay decida, por separado, respecto del conflicto de soberanía que afecta a China respecto de la isla de Taiwán.
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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