América, Política

El ministro de defensa venezolano amenaza abiertamente a su propio pueblo

Mientras tanto, un oficial y ex escolta y guardaespaldas del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, acaba de desertar de las fuerzas armadas venezolanas y denunciar sin rodeos a Diosdado Cabello definiéndolo como el jefe de uno de los carteles del narcotráfico que opera en y desde Venezuela.

Venezuela está  social y económicamente destruida. En un estado realmente lamentable. Su pueblo padece, paciente, la escasez de prácticamente todo. Vive angustiado por no saber si podrá, mañana, encontrar los alimentos o medicamentos básicos, los que son absolutamente imprescindibles.
 
La escasez de divisas -que no es casual, sino que obviamente es hija de los gigantescos desaciertos de las administraciones “bolivarianas”- es la causa de las enormes dificultades que tienen los venezolanos para importar lo que no producen. Que es casi todo. La necesidad de cambio de rumbo parece evidente. Hasta la prudente Conferencia Episcopal Venezolana lo acaba de reclamar, sin rodeos. En defensa sincera de la gente.
 
Pero quince años de marxismo dejan inevitablemente su rastro. Duro. Profundo. Claro. Por esto la amenaza abierta del Ministro de Defensa, Vladimir Padrino López pronunciada desde el podio de la ceremonia de graduación de sus 317 nuevos oficiales de tropa y 414 oficiales asimilados. Una que partió, cual rayo, a la manera de sonora intimidación.
 
Porque López reiteró su apoyo genérico a todas las decisiones, buenas o malas, que en lo sucesivo tome el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Pese a su clarísima ineptitud para gobernar a estar a los lamentables resultados de la gestión de la cosa pública de la que es responsable el torpe ex colectivero.
 
Para hacer la fea amenaza proferida lo más gráfica posible, López aclaró, muy suelto de cuerpo: “Aquí nos aferramos, rodilla en tierra, a defender todos los espacios conquistados por la Revolución” y felicitó a sus graduados por estar “dispuestos a dar el combate contra intereses oscuros”.
 
Contra no sabe bien quien. Porque pinta un enemigo de corte multiforme, según las conveniencias circunstanciales de la política. Que se va, entonces, diseñando caprichosamente al compás de las teorías conspirativas siempre edificadas desde el poder político, el dueño absoluto de la verdad única. Para López, nuevamente refugiado en el terreno de lo imaginario, el enemigo de los venezolanos es plurinacional, lo que requiere “desenvainar el sable para defender las garantías sociales”.
 
Para que no quede flotando duda alguna, López cerró su arenga política dedicada a los suyos y al pueblo en general advirtiendo a todos que sus hombres en los últimos 15 años se han formado con “valores éticos, morales, bolivarianos y socialistas” y que sus obligaciones ahora se han extendido, razón por la cual, sus nuevas funciones comprenden asistir al desarrollo y mantener el orden doméstico. Esto es vigilar a su propio pueblo y reprimirlo si su conducta no se condice con las directivas de quienes tienen el poder de dictar el discurso único aceptable. Aquel que es hijo de la verdad revelada que impulsa a la Revolución. Y permite mantener en el poder a su nomenklatura.
 
Mientras tanto, un oficial y ex escolta y guardaespaldas del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, acaba de desertar de las fuerzas armadas venezolanas y denunciar sin rodeos a Diosdado Cabello definiéndolo como el jefe de uno de los carteles del narcotráfico que opera en y desde Venezuela. Como respuesta, Maduro le expresó toda su solidaridad, no vaya a ser que, de pronto, Cabello crea que Maduro está detrás de la delación del reciente desertor, un oficial de apellido Salazar.
 
No todos los subordinados de López coinciden con su visión, queda claro.
 
 
Emilio J. Cárdenas 
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

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