Pensamiento y Cultura

Inmigración ilegal: dos actitudes diferentes

Editorial
El tardío reforzamiento de la seguridad en la frontera española después de las últimas avalanchas de inmigrantes subsaharianos ha incrementado la inmigración ilegal en Italia, según afirmó el ministro del Interior. Tras los últimos actos de violencia registrados en Ceuta y Melilla, el incremento en la seguridad ha provocado que cada vez más inmigrantes abandonen las rutas tradicionales en favor de un nuevo trayecto desde Libia hasta Italia.

A diferencia de la actitud complaciente del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero hacia el régimen autoritario de Mohamed VI, Italia ha tomado conciencia de que enfrenta una “emergencia real”, como dijo el ministro de Interior italiano, Giuseppe Pisanu, y ha exigido a Marruecos que tome cartas en el asunto.

El Ministerio de Asuntos Exteriores italiano convocó este jueves “con urgencia” al embajador de Marruecos en Roma, Tajeddine Baddou, para transmitirle la preocupación del Ejecutivo de Silvio Berlusconi por el “fuerte aumento registrado en los últimos meses de la inmigración clandestina desde el país norteafricano a Italia”. Se recordará que mientras se sucedían las avalanchas de ilegales en las fronteras españolas, Zapatero se cuidaba de no irritar al régimen alauí y en ningún momento pidió una reunión de alto nivel sobre este tema.

Más aún, el Gobierno socialista tampoco tuvo reparos en desplazar a Ceuta y Melilla de la mesa de negociación sobre inmigración ilegal del Encuentro Hispano-Marroquí en Sevilla y Córdoba que se desarrolló en noviembre. También se debe apuntar el silencio del presidente Zapatero sobre la defensa de la espñaolidad de Ceuta y Melilla, actitud que provocó reacciones enérgicas de ceutíes y melillenses y que sólo tuvieron como respuesta una disculpa tardía del Ejecutivo.

A fines de noviembre, Zapatero y Berlusconi coincidieron en Roma para pedir que un 3% de los fondos de la Política de Vecindad europeos se dedique a inmigración. Acordaron mayor control de las fronteras y más ayuda a países de origen y tránsito de inmigrantes. Sin embargo, es evidente que Italia, que este año aprobó una inflexible ley antiterrorista y expulsó a marroquíes sospechados de planear actos terroristas, es consciente del problema migratorio y de los retos que plantea. Por eso le ha requerido a Marruecos que deje de mirar hacia otro lado y que ejerza un mayor control en sus fronteras.

Por el contrario, España ha bajado la guardia en Melilla y exonera a Marruecos de sus responsabilidades provocando, como ocurrió hace dos días, que los inmigrantes ilegales vuelvan a intentar cruzar la frontera. Dijeron desde Moncloa que el problema estaba resuelto pero las fronteras han sido vulneradas nuevamente. Sería deseable que el Ejecutivo tome conciencia de que el problema migratorio preocupa y mucho a los españoles, como lo refleja la última encuesta del CIS, y se comprometa a garantizar el control en nuestras fronteras y exija a sus vecinos que cumplan las obligaciones básicas en derecho internacional.

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