Los españoles tienen derecho a saber si el Gobierno les mintió y se transgredió la ley
Se siembran dudas y se recogen evidencias, pruebas, certezas. Las dudas no se evaporan por muy candidato a la presidencia del gobierno que se sea. Las dudas persiguen con tenacidad democrática la verdad y la justicia hasta que desaparecen. Hay que ser muy engreído para declarar que el caso Faisán existe únicamente porque existe Rubalcaba. También es una hábil maniobra para distraer la atención sobre lo importante. Y lo importante es que de nuevo, con un gobierno socialista, los buenos parecían los malos y aunque sea sólo por un ratito la policía compadreaba con los terroristas en avisos y llamadas inexplicables. Y esto lo sabían los que mandaban, lógicamente. Da lo mismo que sólo fuera un ratito porque lo que se cuestiona en el caso Faisán es la propia esencia de la lucha antiterrorista y del estado de Derecho. ¿Quién nos asegura que no hubo otras licencias, otros avisos, otra parentela semejante?
Para descalificar a Rubalcaba no hace falta recurrir al caso Faisán. Hay mil motivos que desaconsejan vivamente prolongar su carrera política; hay muchos argumentos para opinar en contra de esa candidatura y trabajar activamente por su derrota. El caso Faisán debe despejarse por una cuestión de higiene democrática, por un básico y fundamental principio de respeto a la ley. Nada puede haber más inmoral que jugar al escondite con los terroristas dándoles el menor aliento a su actividad.
¿Con qué cara pide el voto Rubalcaba a los españoles que sienten como las mismas víctimas que el terrorismo es siempre deleznable? ¿Cuál es el argumento para tener que mirar hacia otro lado y despreciar un pasaje tan escandaloso como el chivatazo a ETA?Los españoles tienen derecho a saber si el Gobierno les mintió y se transgredió la ley. Por esto, nada más y nada menos que por esto, el caso Faisán es un asunto trascendente y del máximo interés para todos los ciudadanos.
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