Necesitamos otra reforma laboral. De acuerdo. Es urgente también una reforma sindical
Estamos los españoles perdidos en el barullo. Todo parece muy importante y lo realmente importante a casi nadie importa. Mientras algunos parecen determinados, con la complacencia del gobierno, a estirar hasta el ridículo el asunto del caso Garzón incluso en Argentina, otros prosiguen su campaña de mandobles y presión inaudita sobre un Constitucional “tocado” por muchas razones y especialmente por el caso del Estatuto catalán.
Si no fuera porque se han oído y escrito auténticas sandeces que ponen los pelos de punta y los temas de fondo sean especialmente graves, pensaría que todo está perfectamente calculado y alimentado para hacernos olvidar que en España tenemos un gobierno incapaz de tomar decisiones eficaces para atajar la famosa crisis económica por la que transitamos.
Justo cuando los sindicatos españoles vociferaban ideología caduca y barata en apoyo del famoso juez Garzón, al que flaco favor hacen, en sus cuitas con la justicia, presentaba el gobierno un documento para la reforma laboral. Un documento, tan farragoso que ni siquiera los expertos entienden, en el que ninguna propuesta concreta se plantea y se dice una cosa y la contraria al mismo tiempo.
Es preciso señalar que el presidente Zapatero está voluntariamente evitando fajarse en el barullo político y aparece solo para las cosas importantes como la amenaza nuclear o la crisis griega y mundial o incursionando en el feo asunto del déficit español. Son sus fieles escuderos Blanco, Pajín y hasta el jienense Gaspar Zarrias, presente y silente en la algarada sindical, quienes alimentan la traca política.
Lo del paro español no tiene parangón en el concierto internacional. Es una vergüenza escandalosa se compare con economías más potentes, parecidas o incluso más pequeñas que la nuestra. Es un problema estructural aseguran y claman expertos nacionales y foráneos. Reformas laborales hubo muchas desde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores y ninguna atajó el problema. Eran parches coyunturales que tuvieron efectos coyunturales y limitados en el tiempo.
Se aventuran propuestas. Se mira el modelo alemán o el austriaco. Dicen los amigos del gobierno y sus portavoces que ahora el tema va en serio y que se legislará aún sin acuerdo de los agentes sociales. Ver para creer. Con todo, la algarada sindical pro Garzón con ribetes antisistema que hemos presenciado esta semana viene a poner de manifiesto que el mercado laboral español tiene problemas más graves que los de la simple naturaleza de los contratos, el despido, las prestaciones por desempleo o las normativas de negociación.
Necesitamos otra reforma laboral. De acuerdo. Es urgente también una reforma sindical. Empiezo a pensar que los sindicatos son también responsables del tremebundo paro que tenemos. Son los nuestros unos sindicatos ideológicos y cosechan la más baja afiliación de toda la Unión Europea. Necesitamos otros sindicatos. Sindicatos de servicios que presten servicios reales a los trabajadores como sucede en muchos otros sitios y donde la afiliación sindical es masiva. Ese es también un problema de competitividad.
En fin, es todo una fantasía bienintencionada. Estamos, creo, la mayoría de los españoles alucinados con lo que está pasando. Imagino que también estarán atónitos, por centenares o miles, los jueces y fiscales españoles.
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