El martes 1 de octubre de 2024, Irán atacó a Israel con cerca de 180 misiles. Según datos del Ejército israelí, “una gran cantidad” de esos misiles pudo ser interceptada. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, anunció medidas de represalia.
Luego del anterior ataque iraní, en abril, Israel respondió con un ataque aéreo contra Irán en cual habría sido bombardeada una base de la Fuerza Aérea en la provincia central iraní de Isfahán, donde también se encuentra la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz.
El periódico New York Times informó, citando a funcionarios estadounidenses, que, en un posible escenario, Israel podría atacar las instalaciones nucleares de Irán. La atención se centra en las plantas de enriquecimiento de Natanz. Esta instalación se considera la pieza central del programa nuclear de Irán.
Israel considera que el programa nuclear iraní es una amenaza existencial, sobre todo, con el trasfondo de que Irán sería capaz de desarrollar armas nucleares. Irán advirtió a Israel de una represalia y amenazó con una respuesta violenta.
Las instalaciones nucleares iraníes están a gran distancia de Israel, y los misiles israelíes deberían, en caso de un ataque, atravesar el espacio aéreo de terceros Estados, como Jordania, Arabia Saudí o Irak. Sin embargo, Israel ya demostró que es capaz de llevar a cabo ataques contra objetivos distantes.
Irán ha distribuido sus plantas nucleares en una serie de emplazamientos y ha construido búnkeres subterráneos, lo cual haría más difícil destruirlos por completo.
Una información de Shabnam von Hein para DW.