A Carla Silveira Calderín, bella melómana
Si algo sorprende es que en el mercado de bootlegs – grabaciones nunca lanzadas oficialmente – sea imposible hallar registros hechos de los conciertos que los Beatles dieron en España. Fue el único país de habla hispana donde los cuatro fabulosos dieron recitales, si bien se podría añadir Filipinas, que al fin y al cabo fue colonia hispana y donde los músicos fueron perseguidos por desairar al dictador Marcos faltando a la fiesta que les ofreció. En la España franquista los Beatles eran vistos como melenudos enemigos de la moral y muchos jóvenes asistentes al concierto acabaron apaleados por la policía.
En 2012 nos cuesta imaginar el cambio que significaron los Beatles. Difícilmente un músico o banda contemporánea genera un fervor semejante. Cuando la “Beatlemanía” estalló en 1964, tras lanzarse el sencillo “I Wantto Holdyour Hand”, comenzó una veneración que se prolongó más allá del doloroso 10 de abril de 1970, cuando se separó la banda. El mejor estudioso de los Beatles, Ian MacDonald (1948-2003) señala en THE PEOPLE’S MUSIC (Pimlico, 2003): “Dicho de manera cruda, hay tres tipos de ‘sub-audiencia’ para la música pop: aquellos con oído musical, quienes se concentran en las letras y aquellos a quienes les gusta los signos de ‘estilo de vida’ (la actitud, las ropas, los bailes, la atmósfera). Muchos seguidores del pop reaccionan principalmente a una de estas constantes, aunque usualmente las otras dos están mezcladas de una manera más o menos enfocada” (p. 72, traducción propia). Con los Beatles todos estos elementos atrajeron atención. Las letras ciertamente fueron poco importantes hasta que, bajo la influencia de Bob Dylan, se concentraron en elaborarlas más, comenzando en el álbum BEATLES FOR SALE a finales de 1964. Ahora bien, la música y el desenfado Beatle traían un optimismo contagioso. Al principio el propio “Establishment” dio la bienvenida a este vivaz sonido de guitarras y batería, siendo que los Beatles fueron condecorados por la Reina gracias a su influjo sobre las exportaciones culturales británicas. En el sonido de los Beatles había reverencia a la música popular que sus padres escuchaban, manteniéndose el interés melódico y por armonías vocales en su trabajo. El pelo largo Beatle parecía algo simpático y su talento como comediantes naturales aderezaba su estilo. Ahora bien, en 1966, cuando los Beatles ya comienzan la inmersión en LSD y psicodelia, se van apartando de lo tolerable por el Sistema. La música que tanto padres como hijos podían compartir se va transformando en algo totalmente ininteligible para los más viejos. Cuando llega 1968 y afloran frontales las individualidades de los cuatro Beatles, ya son irreconocibles para la generación distinta a la suya: John Lennon con la excéntrica Yoko haciendo protestas pacificas en una cama, George Harrison promulgando el hinduismo, Paul McCartney admitiendo en televisión que ha empleado LSD y Ringo Starr actuando en cine con Peter Sellers. La brecha generacional estaba abierta. Y hasta hoy sigue estándolo.
Los Beatles sólo podían surgir de una sociedad democrática y próspera. Los jóvenes ingleses a finales de los cincuenta y al iniciarse la década siguiente estaban en un momento especialmente feliz en cuanto a paz y relativa prosperidad. Era un tiempo optimista y en el cual había tiempo para pensar en temas menos urgentes que sobrevivir materialmente. Los jóvenes Beatles tenían acceso a música estadounidense de sus ídolos – Elvis, Ray Charles, Buddy Holly, Chuck Berry – y pudieron desplazarse a Hamburgo como simple acompañamiento musical en clubes donde había baile, streap-tease y marineros mercantes cayéndose a golpes como audiencia. Un rompimiento con la moral hipócrita de los años precedentes estaba por venir y ciertamente ya era intolerable una sociedad vertical, recatada y excluyente con quienes desafiaban las convenciones. Los Beatles saltan a la fama con menos de 23 años y como George Harrison dice en el documental Anthology, fueron la excusa para que el mundo se volviera loco. Si alguien quiere comprender cómo evolucionó la sociedad democrática entre 1962 y 1970 basta con que compare la portada y contraportada en esta colección formidable de éxitos que son el álbum doble rojo y azul “Beatles 1962-66” y “Beatles 1967-70”. Los primeros muchachos con su flux y corbata acaban convertidos en unos barbados melenudos. Se puede decir que este renacimiento en los años sesenta tuvo su cara amable en una mayor tolerancia racial, ampliación en la libertad sexual, compromiso con temas sociales, pacifismo y altísima calidad artística. La cara desagradable fue el exceso con drogas, la represión oficial hacia los jóvenes más rebeldes y la trivialización comercial del espíritu vigente. Los Beatles estuvieron expuestos a esas contradicciones.
El tema de las drogas influenció la obra
Beatle. Está claro que el estado mental alterado influye en lo que se produce artísticamente, si bien los
Beatles se mantenían esencialmente “sobrios” mientras estaban en el estudio de grabación. Desde los días de Hamburgo conocieron las anfetaminas y en 1965 estuvieron consumiendo marihuana, de la cual
McCartney es un asiduo usuario –en 1980 fue arrestado en Japón por portar tal droga-. Ahora bien, la llegada del ácido lisérgico LSD fue importante para su obra entre 1966 y 1967. Es importante aclarar que acá el tema de las drogas distaba de ser sólo recreacional; el LSD tenía asociada una filosofía según la cual la irracionalidad y el azar abrían espacios para una nueva conciencia. La revelación del LSD activaría una mentalidad superior y de allí que
McCartney señalase que si todos los políticos consumiesen LSD acabarían las guerras.
Lamentablemente esta filosofía desconsideraba los efectos adversos sobre la psique del ácido y varios músicos se perdieron en viajes de los cuales nunca regresaron: Syd Barret de Pink Floyd, Brian Wilson de The Beach Boys y Peter Green de Fleetwood Mac; de los Beatles, Lennon fue quien más abusó del LSD y sólo lo sacó de una disociación mental el encuentro con la meditación trascendental y el amor encarnado por la singular Yoko Ono. La producción psicodélica Beatle se inicia con el tremendo “Tomorrow Never Knows” de REVOLVER –y finaliza con el tema “Across the Universe”, ambos traídos al estudio por Lennon. Totalmente envueltos en psicodelia son los discos REVOLVER, SGT PEPPER’S, MAGICAL MISTERY TOUR y la banda sonora de YELLOW SUBMARINE. Está claro que la droga por sí misma es incapaz de explicar tal creatividad. Los compositores claves en el proceso fueron Lennon y McCartney. McCartney tenía la actitud más mundana sobre el tema drogas y era amigo de las vanguardias; Lennon adoptaba el enfoque más introspectivo y de conocimiento propio. Lennon legó temas como LUCY IN THE SKY WITH DIAMONDS, DR ROBERT, STRAWBERRY FIELDS Y BEING FOR THE BENEFIT OF MR KITE. McCartney también hizo su manifiesto sobre el LSD en FIXING A HOLE, aportó como idea los loops –girosinfinitos de cintasinstrumentales-usados en TOMORROW NEVER KNOWS- y trajo al estudio PENNY LANE, GOT TO GET YOU INTO MY LIFE, SHE’S LEAVING HOME y WITH A LITTLE HELP FROM MY FRIENDS. Tomando el mismo tema de trabajo, la evocación de la infancia, Lennon trajo STRAWBERRY FIELDS y McCartney PENNY LANE con su trompeta barroca. Los estilos musicales de los grandes compositores pop del Siglo XX eran distintos, mas conseguían nexos comunes como para sostenerles como sociedad creativa.
Porque Lennon-McCartney firmaron el grueso de temas hechos por el cuarteto. La realidad es que codo a codo y juntos apenas hicieron unos pocos temas hasta 1964. Cada compositor era independiente y traía al estudio su tema, sometiéndolo a la opinión del otro. Era más que un acuerdo artístico: era una poderosa sociedad comercial y la empresa con los derechos sobre sus canciones cotizaba en bolsa. Una sana competencia entre Lennon y McCartney, acompañado por la edición mutua, sostuvo una productividad frenética. McCartney era más talentoso en temas de forma musical y producción, tomándose su trabajo con disciplina. El caótico Lennon era igual o más creativo, menos competente en la forma y más comprometido con la expresión. Esa presión de Lennon por lo auténtico y lo personal provocaba que McCartney trajese al estudio temas tan personales y fantásticos como ELEANOR RIGBY o HEY JUDE. Mas, dejado por su cuenta, McCartney iba esencialmente en una onda alegre y optimista, llegando a extremos que irritaban a Lennon como el tema OB-LA-DI OB-LA-DA. La visión de Lennon sobre la vida era más negativa y sarcástica, si bien también podía exponer la misma sensibilidad de McCartney hacia el tema amoroso. De Lennon son varios de los temas más románticos de los Beatles en su primera etapa, como THIS BOY y YES IT IS, donde las voces de Lennon, McCartney y Harrison hacían un espléndido trío. Es difícil encasillar a Lennon y McCartney en una sola línea productiva. Eran polifacéticos y compartían penas comunes como la pérdida materna en la adolescencia, a la cual Lennon rinde tributo en JULIA y McCartney en LET IT BE. Tampoco sería válido decir que Lennon era el rockero y McCartney el pop. Lennon podía sonar todo lo romántico que se quisiera y McCartney podía componer un rock tan duro como HELTER SKELTER. Fueron compositores complejos y tras separarse los Beatles ninguno por sí mismo alcanzó las cimas creativas a las que llegaron en los años sesenta. Tipos por demás sin ninguna educación musical formal y cuya intuición era poderosísima. Gracia a Lennon y McCartney muchos jóvenes músicos se atrevieron a componer su propio material y cantarlo. Usualmente se reconoce quien trajo el tema Beatle al estudio, Lennon o McCartney, según quien tenga la voz líder. La cima compositora conjunta se alcanzó en un tema incluido en SGT PEPPER, “A Day in thelife”, donde el enfoque intimista propio de Lennon y la visión mundana correspondiente a McCartney generaron su tema más formidable.
Se olvida al otro gran compositor de los Beatles, George Harrison, quien comenzó aportando su DON’T BOTHER ME en Withthe Beatles de 1963 y sin complejos ya incluía tres temas propios en REVOLVER durante 1966. Harrison fue el primero en buscar una salida espiritual a las inquietudes propias de su generación, cuando la simple abundancia material resultaba insuficiente. Si bien algunos claman que el grupo estadounidense The Byrds usaron el instrumento hindú de la cítara antes que los Beatles, es Harrison quien lo populariza, incluyéndolo en la erótica NORWERGIAN WOOD de Rubber Soul (1965) y luego consagrándole la dirección temática en LOVE YOU TO (álbum Revolver) y WITHIN YOU WITHOUT YOU (en PEPPER). Harrison traía a sus compañeros discos estadounidenses nuevos y les invitaba a explorarlos. Su proceso de maduración, penosamente sometido al dictatorial e insuperable binomio Lennon-McCartney, condujo al tema más bello en el último álbum que hicieron juntos los Beatles, ABBEY ROAD. ¿El tema? Cual otro sino SOMETHING, Muchos pensaban que ese tema tan delicioso tenía que ser de Lennon y McCartney. Era el favorito de Sinatra, quien erróneamente se lo atribuía al tándem. Harrison fue un guitarrista elegante y quien lamentablemente ha sido menospreciado por quienes creen que la guitarra es sólo estridencia. Eric Clapton fue un gran amigo y admirador de Harrison. Es afortunado el reciente documental de Martin Scorsese sobre este músico Beatle a quien aún falta mucho por reconocer como figura contracultural.
El cuarto Beatle, Ringo, compartía con los otros tres el carisma. En el catálogo Beatle sólo tiene un par de composiciones propias. Su sonido en la batería fue clave para el sonido de la banda. Si bien apenas aportó un solo en el disco Abbey Road, su talento creativo en las baquetas es clave en temas como TOMORROW NEVER KNOWS, I WANT TO TELL YOU, YER BLUES, MAGICAL MISTERY TOUR y HELLO GOODBYE. Su voz líder en temas como YELLOW SUBMARINE o WITH A LITTLE HELP FROM MY FRIENDS es sencillamente la voz para esos temas. Un modesto gran intérprete. Y junto con McCartney el que ha mantenido una carrera musical más continua como solista.
¿Cuál es el mejor álbum de los Beatles? El listado de los mejores quinientos álbumes del rock hecho por la revista ROLLING STONE siempre coloca a SGT PEPPER. Indudablemente este disco fue un hecho cultural tremendo, la primera vez que el pop se asumía sin complejos como una expresión artística. Su continuidad entre los temas, la instrumentación donde hay orquesta, cuerdas, cítara, guitarras estridentes y una sección rítmica deliciosa son referentes, como también lo fue que por primera vez se imprimieran las letras en el empaque y que se abriese la carátula por el medio. Ahora bien, se puede argumentar con sustento que REVOLVER, hecho el año precedente (1966) fue mejor disco y que a diferencia de PEPPER en él TODOS los temas son buenos, sin flojear ninguno. Ahora bien, PEPPER siempre será el referente como un álbum conceptual, en el cual cada canción forma parte de un mensaje global. Esa coherencia es un atributo valioso y bueno, algunos contenderán que esa idea conceptual ya la habían adelantado FREAK OUT de Frank Zappa and the Mothers o THE WHO SELLS OUT hecho por los Who. En cualquier caso PEPPER es el decálogo para cualquier productor musical o ingeniero de sonido. Eso sí, si me piden como Beatlemaníaco con qué álbum de los Beatles empezar recomendaría REVOLVER. Es insólito y adelanta las cuatro personalidades Beatles que se verían más radicalmente en 1968 con el álbum doble blanco THE BEATLES. Este último disco fue el santo grial para todo el pop británico hecho en los años noventa y ha resistido la prueba del tiempo mejor que otros. En cualquier caso me quedo en mis trece e invito a REVOLVER. En él está todo: rock, pop elegante, world music, creatividad, calidad… Es tremendo. La misma revista Rolling Stone lo pone tercero en su lista de los mejores discos del rock (el segundo es PET SOUNDS de los Beach Boys, otro documento tremendo sobre lo que es buena música).
¿La mejor canción de los Beatles? Un tema para debatir horas y nunca alcanzar acuerdo. Si se considera que A DAY IN THE LIFE es la cima Lennon-McCartney, habría de ser este. “Yesterday” es el tema más versionado, siendo puro McCartney. “HeyJude” fue el tema que más duró en las listas, el sencillo más largo hasta entonces hecho (1968) y una de esas canciones que invitan a salir a la calle para vivir. McCartney la interpretó en la apertura olímpica de 2012 hace unos días. En el catálogo Lennon me quedo con “In mylife” del álbum RUBBER SOUL, si bien esto es una elección muy personal. Está claro que de Lennon se puede elegir “I am thewalrus”, “Come Together”, “Julia” o “Revolution”. Esta última (cuidado confundir con ese engendro sónico hecho por Lennon de “Revolution # 9” que junto a “Maxwell’s Silver Hammer” de McCartney son los únicos temas horribles de los Beatles) ofrece una visión sobre la turbulencia mundial vigente en 1968, desconfiando sobre los mensajes invitando al odio, apostando a que todo se arreglará e invitando al cambio individual para mejorar el mundo. Si hay dos temas Beatles para 2012 son “Hey Jude” y “Revolution”, ambos incluidos en el mismo sencillo publicado durante 1968 – los compila el álbum PAST MASTERS.
Para explorar a los Beatles entendiendo su tiempo, su producción y las sutilezas técnicas sobre su música, la mejor obra es la hecha por Ian MacDonald, ya mencionado, con su seminal REVOLUTION IN THE HEAD. Tengo una afortunada traducción al castellano que conseguí en Argentina; la referencia: MACDONALD, Ian. THE BEATLES. REVOLUCIÓN EN LA MENTE. Traducción de Ricky Gil. Celeste Ediciones, 2000. El libro es publicado por una editorial española y allí está todo. Quienquiera abordar a los Beatles, aparte de ir a sus discos remasterizados en 2010, tiene que ponerse en este libro clave.
La pregunta final es si en el rock hecho en español existe algo como los Beatles. Lo primero es admitir personalmente que hasta conocer el rock hecho en Argentina, me parecía que el idioma de Cervantes era inapropiado para el rock o pop al estilo británico, como lo sería indudablemente un bolero, una guaracha o un montuno cantados en idioma inglés. Cuando descubrí los dos grandes grupos liderados por Charly García, SUI GENERIS y SERÚ GIRÁN, empecé a aceptar que sí había música en castellano capaz de emular y a ratos superar al pop británico (a los Beatles nunca, está claro). En la misma línea estaría la producción del fallecido Luis Alberto Spinetta con sus bandas Almendra y Pescado Rabioso. Si hay que elegir unos Beatles en español, creo que el debate está entre esos grupos y me inclinaría por SERÚ GIRÁN, un cuarteto cuya calidad es insuperable, incluyendo como compositores además de Charly al genial bajista Pedro Aznar y al guitarrista David Lebón. En la música pop hecha en España creo que habría que apuntar, en un tercer lugar, hacia Radio Futura. Está claro que en rock progresivo España gana por goleada con el sonido hecho por la banda Triana entre 1975 y 1979 – basta oír su álbum debut EL PATIO- y que grandes grupos españoles como Héroes del Silencio o Nacha Pop hicieron una gran producción. Mas creo que la cantera de música popular “allabritannica” en idioma castellano está en un país al cual el populismo y el fascismo han alejado de Reino Unido: Argentina.
Por demás creo que sólo la salsa creada en Nueva York durante la década de 1970 es comparable como fuerza revolucionaria hispanomericana a lo que hicieron los Beatles con el pop en los años 1960. Con la salsa impulsada desde el sello Fania, el barrio periférico ganó carta de ciudadanía artística. Mas esto habría de ser tema para otro artículo y está claro que fue un fenómeno esencialmente caribeño.
Gracias a los Beatles, los juegos olímpicos de Londres pudieron exponer al mundo su mayor exportación cultural: un pop y rock ciertamente inigualables. Los Rolling Stones, los Who, los Kinks, Queen, Oasis, todas esas bandas tienen deuda con cuatro muchachos británicos que a los veinte y pocos años podían cantar a la vida con una madurez e introspección insospechados por los adultos. La mentalidad joven y adolescente ganaron respeto gracias a los Beatles. La duda es si algo semejante se verá en este siglo, el cual empieza conmocionado por un malestar material y económico donde pocos encuentran espacios para soñar un mundo mejor.
Madrid, Septiembre de 2012