Pekín se opone firmemente a Lai, actual vicepresidente y miembro del gobernante Partido Democrático Progresista (DPP).
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Jueves, 12 de septiembre 2024
Pekín se opone firmemente a Lai, actual vicepresidente y miembro del gobernante Partido Democrático Progresista (DPP).
El candidato del partido gobernante, Lai Ching-te, salió victorioso en las elecciones presidenciales de Taiwán este sábado y sus oponentes así lo admitieron, un resultado que trazará la trayectoria de las relaciones de la democracia autogobernada con China en los próximos cuatro años.
Lo que está en juego, ahora, es la paz y la estabilidad de la isla, a 160 kilómetros (100 millas) de la costa de China y que Pekín reclama como propia. China había calificado la votación como una elección entre la guerra y la paz.
Lai y la actual presidenta Tsai Ing-wen rechazan los reclamos de soberanía de China sobre Taiwán, una ex colonia japonesa que se separó del continente en medio de una guerra civil en 1949. Sin embargo, se han ofrecido a hablar con Pekín, que se ha negado repetidamente a mantener conversaciones y los ha calificado de separatistas.
Se creía que Pekín favorecía al candidato del Partido Nacionalista, también conocido como Kuomintang o KMT, más favorable a China. Su candidato, Hou Yu-ih, también prometió reiniciar las conversaciones con China al tiempo que refuerza la defensa nacional. Prometió no avanzar hacia la unificación de los dos lados del Estrecho de Taiwán si es elegido.
Un tercer candidato en la contienda, Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán (TPP), más pequeño, había atraído el apoyo particular de los jóvenes que querían una alternativa al KMT y al DPP, los partidos tradicionales de oposición de Taiwán, que en gran medida se han turnado para gobernar desde la década de 1990. Ko también declaró que quería hablar con Pekín, y que su conclusión sería que Taiwán debe seguir siendo democrático y libre.
Estados Unidos, que está obligado por sus leyes a proporcionar a Taiwán las armas necesarias para defenderse, prometió apoyo a cualquier gobierno que surja, reforzado por los planes de la administración Biden de enviar una delegación no oficial compuesta por ex altos funcionarios a la isla poco después de las elecciones.
Tanto China como Estados Unidos observarán de cerca las elecciones presidenciales y legislativas taiwanesas este sábado 13 de enero. Taiwán mantiene una relación intensa con ambos países: Estados Unidos es su socio estratégico más importante y el Gobierno de Pekín considera que la isla democrática e independiente forma parte de China y no descarta el uso de la fuerza para obligar a la isla a volver a estar bajo su soberanía.
Washington reconoce el liderazgo de la República Popular como el único Gobierno legítimo de China y, al mismo tiempo, apoya informalmente al gobierno de Taipéi, brindándole apoyo militar y de otro tipo de acuerdo a la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979. Este disputado estatus de la zona ha provocado fricciones entre Pekín y Washington durante años.
Los tres partidos que presentan candidatos a las próximas elecciones taiwanesas son el gobernante Partido Progresista Democrático (PPD), el opositor Partido Kuomintang (KMT) y el relativamente joven Partido Popular de Taiwán (PPT), fundado en 2019.
Tres personas se postulan para la presidencia: el actual vicepresidente, Lai Ching-te (PPD); el alcalde de Nueva Taipéi, Hou Yu-ih (KMT); y el exalcalde de Taipéi, Ko Wen-je (PPT). Las encuestas de opinión ven a Lai como favorito.
Aunque hay diferencias entre los partidos con respecto a China, Chong Ja Ian, politólogo de la Universidad Nacional de Singapur, cree que todos muestran una fuerte voluntad de mantener el statu quo. “Los votantes taiwaneses castigarán a cualquier partido que se desvíe de este programa”, afirma el politólogo, teniendo en cuenta los resultados de elecciones anteriores.
El PPD aboga porque la identidad de Taiwán sea claramente distinta de la de China y por que sólo los taiwaneses puedan decidir su futuro. También quiere reducir la dependencia económica de Pekín y profundizar las relaciones con otras democracias.
El KMT, por el contrario, aboga por unas relaciones estrechas y el diálogo con China, pero niega que sea pro Pekín.
El presidente chino, Xi Jinping, ha declarado repetidamente que quiere “unificar” Taiwán con China continental, si es necesario por la fuerza. De hecho, el Ejército chino ha aumentado sus actividades en relación con Taiwán. Sus aviones de combate y buques de guerra operan regularmente en el estrecho de 180 kilómetros de ancho, que separa la isla del continente.
Hay un “alto nivel de escepticismo” dentro del KMT sobre el compromiso de Estados Unidos con la defensa de Taiwán, dice el politólogo Chong. Washington ha mantenido durante mucho tiempo una “ambigüedad estratégica” sobre el posible apoyo a Taipéi en caso de invasión china.
Sara Newland, experta en China y Taiwán del Smith College de Estados Unidos, cree que hay una creciente preocupación en el KMT de que haya un acercamiento excesivo con Washington, que pueda enredar a Taiwán en “un conflicto geopolítico entre Estados Unidos y China.
Lai, del PPD, por el contrario, rechaza la narrativa de “guerra y paz” y describe las elecciones como una decisión “entre democracia y autocracia”.
El candidato del PPT, Ko, describió las elecciones como un enfrentamiento “entre la nueva política y las viejas fuerzas”. Cada voto al PPD equivaldría a apoyar la guerra. Cada voto al KMT, la rendición de Taiwán.
La retórica actual se divide en “dos ideologías”, afirma Lee Yo-yi, portavoz de la campaña de Ko, en entrevista con DW. Según ella, el PPT se sitúa entre ambas posturas.
Sin embargo, es dudoso que realmente se pueda encontrar una tercera vía, afirma el experto en China Newland: “No estoy seguro de cómo sería ese término medio”.
Conocido por su carisma y estilo de comunicación abierta, Ko es muy popular entre los votantes jóvenes, sobre todo, entre los veinteañeros.
En las próximas elecciones, los votantes jóvenes ya no consideran que la cuestión Taiwán-China sea tan importante, dice Sarah Liu, profesora de política en la Universidad de Edimburgo. Están también preocupados por otras cosas, como encontrar alojamiento o el suministro de luz y agua. Pero eso no significa que los votantes ignoren la amenaza a la seguridad que representa Pekín, matiza Liu.
Independientemente del resultado de las elecciones, China seguirá presionando a Taiwán, advierte Chong. “La gran diferencia entre los tres partidos es si realmente creen que es posible un resultado positivo en las negociaciones con Pekín”, destaca. “Y, si este resultado fuese posible, si Pekín estaría dispuesto a cumplir cualquiera que sean las promesas y obligaciones que haga”.
El corresponsal de DW James Chater contribuyó con este artículo.
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