Toca sumar y eso lo más difícil en el ejercicio de la oposición
Pero no habrá elecciones pronto. Ningún dirigente político en su sano juicio convocaría elecciones para perderlas y José Luis Rodríguez Zapatero puede haber perdido el sentido de la realidad pero no el sentido de la política. Sabe que tiene tiempo y sabe que a fuerza de repetir sus nuevas y obligadas ideas en los numerosos altavoces que le amparan puede alcanzar el beneficio de la duda y ya se sabe también, “in dubio pro reo”.
¿Qué debería hacer la oposición en esta situación? Pues no tiene más remedio que ejercer su papel constitucional de oposición y control al gobierno, con seriedad e insistencia aunque eso obligue a sacrificar piezas valiosas entre sus dirigentes y cargos públicos. Es el papel que les toca jugar y les exige la sociedad y también las reglas del juego. Para eso fueron elegidos.
Sucede en España que son muchos los analistas y creadores de opinión, también políticos minoritarios, que no quieren que la actual oposición vuelva al gobierno. Por la sencilla razón de que, en términos generales, lo hicieron bien cuando gobernaron. No están dispuestos a claudicar de sus, y parece que demostradas ya ineficaces, ideas. Esas ideas, lo saben, son todavía la fuente principal de sus pingues ingresos.
Frente a las ambiciones de tantos acomodados vergonzantes serán los ciudadanos quienes decidan en su momento, pero no deben confiarse quienes albergan y trabajan por la alternativa o la alternancia. Les toca abrir las puertas y generar ilusión, credibilidad y confianza. Toca sumar y eso lo más difícil en el ejercicio de la oposición.
El ex presidente González le decía a sus compañeros que en estos momentos de crisis era más necesaria que nunca la “militancia”. La unidad y la firmeza frente al adversario y a pesar del error. También decía que la derecha iría a la yugular. Da pena y tristeza comprobar que para algunos es todavía más importante ejercer el poder que hacerlo bien en beneficio de todos. Cuando, además, le hemos oído decir a González cosas sensatas en otros foros.
La oposición no debe minusvalorar a quien tiene hoy el poder legítimo del gobierno por más que se encuentren muchas veces fuera del sentido común en sus decisiones y parezca que van inexorablemente al declive. A la oposición le toca sumar y al tiempo seguir tenazmente controlando al gobierno. La cuestión es como eso se hace al mismo tiempo. No es nada fácil.
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