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ETA exige contundencia democrática y no cortinas de humo

La banda terrorista ha vuelto a actuar escasas horas después de que el Comando Nafarroa fuera desarticulado. Su campaña de atentados indiscriminados exige una respuesta democrática y contundente.

Editorial

La banda terrorista ha hecho su reaparición justo cuando parecía que había sufrido un golpe importante en su infraestructura. Por suerte no ha habido víctimas mortales. Sin embargo, su presencia en la vida de la sociedad española es habitual en los últimos meses.


 


En editoriales precedentes ya hemos hecho hincapié en que la respuesta por parte de las instituciones del Estado tiene que ser contundente. ¿Qué queremos decir? Muy sencillo: que de una vez por todas se aparten de la mente y de la agenda del gobierno cualquier tentativa de negociar con asesinos.


 


La vuelta al espíritu del Pacto por las Libertades es más urgente que nunca. ¿Está dispuesto el gobierno socialista a ello? La pregunta que nos formulamos no es retórica pues no olvidemos que, digan lo que nos digan sus altavoces mediáticos, fue Zapatero quien dinamitó dicho pacto en marzo de 2005.


 


La crítica que hacemos a la actuación de nuestro gobierno es más amplia. Su estrategia negociadora ha dado como resultado lo que muchos vaticinamos y temimos: un respiro a los asesinos. En una muestra más de arrogancia, el Presidente español creyó ser el único capacitado para resolver el problema, sin contar con el principal partido de la oposición, al cual dejó como única opción la de aceptar la táctica diseñada en Moncloa-Ferraz. La autocomplacencia socialista alcanzó entonces una de sus cuotas más altas.


 


La conclusión a la que llegamos es que el periodo 2005-2008 ha supuesto un retroceso en la lucha contra el terrorismo. Los problemas aumentan para el gobierno. La crisis económica, el  rechazo a que España tome parte en el G20 y ahora se suma el siempre presente tema de ETA. ¿Qué cortina de humo inventará Moncloa para desviar la atención?


Es evidente que la multiplicación de retos es directamente proporcional a la incapacidad de este gobierno para resolverlos. ¿A quién culpará el gobierno ahora? La táctica habitual consistente en dotar de protagonismo a “temas micro” (por ejemplo, la Guerra Civil) es evidente que ya no cuela entre los españoles. Conocemos los fuegos artificiales de Zapatero pues llevamos más de cuatro años padeciéndolos.


 


La recuperación del Pacto por las Libertades se antoja fundamental de cara al arrinconamiento de los terroristas. Apostar por conceptos grandilocuentes como “diálogo” o “negociación” puede hacer más daño que las bombas etarras.


 


 


 


 


 


 


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