Oriente Próximo, Política

La guerra como negocio, el ejemplo de Siria

Pocas veces las guerras estallan solamente por razones de principio, como ocurriera cuando el mundo se plantó ante los repulsivos “nazis”. Con frecuencia hay, detrás de ellas, otros motivos, crematísticos.


Lo que está sucediendo hoy en Siria así lo confirma, una vez más. Para el presidente Bashar al-Assad, que estuvo casi tumbado y sobrevivió gracias al apoyo que parecía incondicional de Rusia e Irán, ha llegado la hora de “pagar sus facturas”. Las de Irán, desde el 2012 y las de Rusia, desde el 2015.

Los aliados de Siria no sólo están acercándose políticamente a Siria, sino que, culturalmente sus dos idiomas son ahora ampliamente enseñados en los colegios sirios. El farsi y el ruso, obviamente. Ambos parecen haber desplazado ya de las aulas sirias al más tradicional francés.

Pero, además, sus empresas están explotando activamente los enormes yacimientos siros de minerales, incluyendo los de hidrocarburos. Y construyendo aceleradamente desde molinos de harina, hasta plantas de generación de energía eléctrica, con los remunerativos contratos del caso.

Rusia, además, maneja la terminal de contenedores emplazada en el puerto de Latakia. Los medicamentos y los productos electrónicos, por su parte, llegan ahora desde Irán. El trigo, en cambio, lo hace desde Rusia, que es uno de los más grandes productores del mundo de ese cereal.

Rusia está, además, ayudando a Irán a acercarse, paso a paso, al particular mundo árabe, que desconfía de Irán. Y sus inversores, particularmente los iraníes, están comprando inmuebles en Siria, con la esperanza de beneficiarse con una suba de precios que aún no ha ocurrido, que sería una suerte de esperado “dividendo de la paz”.

Irán y Rusia, por lo demás, acaban de suscribir un importante acuerdo comercial bilateral, ordenando meticulosamente sus relaciones por los próximos 25 años. En función del mismo aumentará previsiblemente su participación en la explotación de los yacimientos de recursos minerales e hidrocarburos iraníes. Y las espaldas de Irán frente al resto del mundo seguramente se entonarán un tanto.
 

(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

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