Europa, Pensamiento y Cultura

¿Hubo Filosofía en América Latina? (parte 2)

Al inicio del Siglo XX, los filósofos latinoamericanos comienzan a recibir influencia de los pensadores alemanes, generando una personalísima interpretación. Además América recibe a los filósofos españoles exiliados.


En este trabajo se da continuidad al estudio sobre filosofía latinoamericana, iniciado con un artículo disponible en la siguiente dirección de Internet en El Diario Exterior http://www.eldiarioexterior.com/articulo.asp?idarticulo=40578&mes=3&ano=2012

El estudio sobre filosofía latinoamericana está motivado por el trabajo pionero hecho sobre el tema por el pensador francés Alain Guy. El texto seminal de Guy está afortunadamente disponible en español y la referencia es: GUY, Alain. LA FILOSOFÍA EN AMÉRICA LATINA. Traducción de Blas Matamoro. Acento Editorial, 1998.
Lo más atractivo al estudiar cómo evoluciona la filosofía latinoamericana es ir descubriendo a pensadores europeos que son menos nombrados por el público general interesado en este tema. En la entrega anterior mencionaba a filósofos franceses como Comte y Bergson. En esta entrega empiezan a figurar pensadores alemanes como raíz desde la cual se inspiran los latinoamericanos. Y hay otro elemento importante: la filosofía española gana adeptos en América Latina, con la figura señera de José Ortega y Gasset (1883-1955), en cuyo exilio americano acompañan otros pensadores hispanos perseguidos por la dictadura franquista.
Habrá quien desee encontraralgo original o distintivo en la filosofía latinoamericana. Ciertamente lo hay, siendo que algunos filósofos abordan el tema del mestizaje. Destaca el mexicano José Vasconcelos (1882-1959), quien lleva el punto a un extremo interesante. Sobre este original autor, quien tuvo influencias de Bergson, comenta Guy esta idea:
“La segunda adquisición del pensamiento ‘vasconceliano’ pertenece a la filosofía de la historia y consiste en proclamar la aparición progresiva y extremadamente benéfica, no sólo en México sino en toda América Latina, de una nueva raza, producto de un intenso mestizaje. La mezcla de los indios con los demás componentes de la población va a llevar, en algunos decenios, a una alianza preciosa y sin precedentes, llamada a dar el tono a todo el globo terráqueo, gracias a su ecumenismo que trascenderá todo particularismo. Con la ‘raza cósmica’, el espíritu latino, casado con el aporte precolombino, hará oír su voz y sentir su peso frente al espíritu anglosajón, hasta entonces mayoritario en el planeta. Podrá hasta dar nacimiento a una civilización internacional más fraterna.” (GUY, p. 38)
Otros filósofos cultivan esta idea de un carácter latinoamericano distintivo. Tienen la influencia de Ortega y Gasset, quien clama por una filosofía del ‘aquí y ahora’. Ortega visita Buenos Aires en 1916 y lo recibe Alejandro Korn (1860-1936), quien legó esta maravillosa reflexión en APUNTES FILOSÓFICOS, de la cual está imbuida el presente artículo: “Deseo tender un puente entre la cátedra y la vida. La filosofía pierde su dignidad si se transforma en un juego de acróbatas con una proposiciones abstractas sin contenido real.” (GUY, p. 32)
Ortega y Gasset estuvo exiliado en Argentina durante la Segunda Guerra Mundial. Su influencia entre los filósofos latinoamericanos destaca por rescatar el vínculo entre hispanos y americanos en temas del pensamiento, el cual se había roto tras la Independencia. Siguiendo a Guy: “El primer viaje de Ortega a Argentina en 1916, determinó en toda América Latina un gran movimiento de simpatía. (…) Con Ortega, la formación alemana iba a sustituir a la moda francesa. Su conciliación de la razón con la vida seducía a muchos espíritus.” México, tras dar un giro político hacia la izquierda política después de su famosa Revolución, termina acogiendo a muchos filósofos quienes simpatizaban con la Segunda República y cuyo hacer quedaría trastocado con Franco. Entre los emigrados a América destaca Francisco Ayala y Luis Abad Carretero. Este último incorpora la inquietud filosófica ante el desastre acontecido con las Guerras Mundiales. Guy señala de este español, nacionalizado mexicano, esta descripción: “Muy impregnado del ‘bergsonismo’, Abad Carretero concede a la intuición mucha más importancia que al frío razonamiento. Es hasta un adversario del intelectualismo, en el cual pretende percibir el principal factor de la crisis moral del siglo XX.” (GUY, p. 51)
Más radical sobre el declive en los valores europeos es otro filósofo de la Universidad de México, Leopoldo Zea, también influenciado por Ortega, quien reivindica a América Latina como inicio para una renovación moral. Reseña Guy: “Los valores tradicionales están ahora en bancarrota. Nos corresponde sin embargo elaborar nuevas razones para vivir, sin tomarlas en préstamo, en lo sucesivo, del Viejo Mundo. Es por otra parte el momento de la liberación del imperialismo intelectual de Occidente y de empezar de nuevo desde nuestra sola cultura autóctona. (…) Veamos en su ENSAYO SOBRE LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA: «Una cultura propia del hombre latinoamericano era considerada como impensable. América Latina vivía confortablemente a la sombra de la cultura europea. Pero esta cultura ha sido destrozada y está en crisis (…) El hombre latinoamericano descubre que esta cultura le resulta insuficiente (…). Las ideas en las que creía se han vuelto instrumentos inútiles, desprovistos de sentido. Este hombre debe ahora plantar su propio árbol cultural y crear sus propias ideas».” (GUY, p. 50)
Es lógico que México, donde fue tan pronunciado el choque entre culturas y persiste una fuerte presencia indígena en el mestizaje, genere esta filosofía donde se clama por independencia intelectual. El mismo tema atrajo a Samuel Ramos (1897-1959), quien alerta sobre el peligro por esgrimir estas ideas separatistas: “De una manera general, el hombre mexicano sufre un complejo de inferioridad en relación con el hombre occidental del que ha creído buenamente copiar el modelo. Esta costumbre de ‘autodenigrarse’ lo conduce, por reacción, a una actitud perpetua de excesiva jactancia.” (GUY, p. 48), En tan sentido es más afortunado considerar que el ya mencionado Zea termina optando por un diálogo entre América Latina y Europa: “A fin de cuentas, en lugar de perpetuar la escisión entre Occidente y Nuevo Mundo, Zea busca una conciliación, una síntesis entre dos esferas culturales. Un ‘americanocentrismo’ ha de ser evitado tanto como el ‘eurocentrismo’.” (GUY, p. 51).
Esta última línea es probablemente la más atractiva. A fin de cuentas el latinoamericano tiene los mismos problemas humanos que el europeo. Toda cultura es mestiza y en ello está su riqueza. Mas la inquietud sobre cómo razonamos, la metafísica, la ética, el tiempo, la justicia y la política, todo eso es filosofía y es independiente de nuestro origen étnico o geográfico. Por esto América Latina siempre ha incorporado ideas provenientes de la filosofía europea y lo más interesante es con cuánta fluidez han viajado las obras europeas hacia América, muchas veces traducidas al francés. Esto incluye obras originalmente publicadas en alemán. Y es precisamente un alemán quien aporta varias ideas particularmente influyentes en Latinoamérica durante el Siglo XX. Se trata de Edmund Husserl (1859-1938), creador de la Fenomenología.
Husserl, nacido en Austria y hebreo, se inició en filosofía desde las matemáticas.  Con INVESTIGACIONES LÓGICAS (1901) lanza su método analítico fenomenológico. Su inquietud inicial es cómo se construyen en nuestra conciencia los fenómenos y objetos que percibimos. Uno de sus aportes más relevantes en tal cuestión es considerar que hay una intencionalidad que nos aproxima a esos fenómenos y que su entendimiento dista de ser únicamente guiado por el análisis racional, entrando la intuición como importante procedimiento mental. Sobre estos planteamientos de Husserl es pertinente referir a la entrada que hace Christian Beyer en la STANFORD ENCLYCOPEDIA OF PHILOSOPHY(http;//plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/Husserl/ ); la traducción es propia:
“La aproximación de Husserl es estudiar las unidades de conciencia a las cuales el hablante presenta como poseedor – a las cuales ‘da voz’- para expresar la proposición en cuestión (por ejemplo, al escribir un texto de matemáticas o dar una conferencia). A estas unidades de conciencia el etiqueta como actos intencionales o experiencias intencionales, dado que siempre representan algo como algo – así que exhiben lo que [el filósofo Franz] Brentano llamaba intencionalidad. De acuerdo con Husserl, hay unidades no intencionales de conciencia también (…)” ( BEYER, p. 6)
Y también señala Beyer:
“Una señalamiento importante y aún inexplorado de Husserl es que cualquier significado consistente puede en principio ser subjetivamente completado, más o menos adecuadamente, por una intuición unificada, como por ejemplo en un acto de percepción continuada o mediante la imaginación intuitiva, donde la estructura y otras características esenciales del significado en cuestión pueden ser leídas desde el respectivo modo intuitivo de compleción.” (BEYER, p. 7)
La atribución de significados, al ser intencional, hace que sólo percibamos parcialmente los fenómenos. Sólo construiremos conscientemente algunos de sus elementos. En este punto, expresado en su tratado IDEAS, Husserl anticipa una noción de trascendencia: los fenómenos tienen elementos que trascienden la limitada percepción individual. Ahora bien, y esto es importante, el fenomenólogo dista de atribuir esta trascendencia a entidades metafísicas o externas. Lo importante es que todo fenómeno es inagotable y sólo se elabora en la mente de manera parcial. Esto abre puertas a la intersubjetividad y la empatía, otros temas relevantes en Husserl, ya que como sujeto entenderé que otros captan en los fenómenos las partes que a mí me son ininteligibles. Mi experiencia se completa con la del prójimo. Tanto mejor si diferencio las motivaciones propias y ajenas cuando comparo nuestros puntos de vista, porque así se enriquece el “mundo doméstico”, el cual es familiar de manera personal y cultural, con el “mundo foráneo”.
La percepción es un proceso dinámico y al observar cualquier fenómeno se elaboran las características que permanecen estables en el flujo continuo de tiempo bajo el cual vivimos. La esencia viene a ser esto que se reconoce estable y de alguna manera constante en los fenómenos. La intuición es nuevamente una parte fundamental y Husserl habla de una ‘Wesensschau’ o intuición de las esencias, mediante la cual se capta ‘lo invariante’.
La fenomenología como método demanda colocar nuestro mundo “entre paréntesis”. Hemos de hacer una suspensión del fenómeno y aproximarlos a él mediante una serie de reducciones secuenciales. Siguiendo a la EncyclopaediaBritannica cuando comenta este método: “…La existencia del mundo debe ser colocada entre paréntesis, no porque el filósofo la dude, sino simplemente porque el mundo existente no es el tema de la fenomenología; su tema es más bien la manera en que el conocimiento del mundo surge”.(C.f.www.britannica.com). En el proceso de reducción mental adoptado por la fenomenología, la secuencia culmina con la reducción trascendental, donde la noción temporal es clave.
En Husserl hay una riqueza conceptual que atrajo a muchos seguidores. Su interés por lo trascendental terminó haciendo que algunos pensadores se apartasen del tronco ‘husserliano’ y crearan sus propias aportaciones. Uno de los primero seguidores de Husserl fue Martin Heidegger, quien le dedica su obra fundamental SER Y TIEMPO, publicada en 1927. Heidegger termina explorando más los temas del ser y la existencia, que otros caros a Husserl como la intuición de las esencias. Les separarán también posiciones políticas. Heidegger durante un año infame colabora como intelectual nazista y es favorecido por el régimen, del cual se acaba distanciando. Por contraste, Husserl, como judío, es arrinconado por el oficialismo y fallece en 1938 sin el reconocimiento público que merece. Afortunadamente el franciscano Herman Leo Van Breda rescata los manuscritos de Husserl antes que sean sometidos a censura y destrucción. El archivo contiene más de 40.000 páginas y sigue siendo editado en la colección HUSSERLIANA.
Husserl denunció el declive moral en Europa y disintió contra lo que ocurría en la Alemania de sus últimos años. En 1935 dio en Viena una conferencia que ha sido publicada como FILOSOFÍA EN LA CRISIS DE LA HUMANIDAD EUROPEA. François Umbral, en su obra LOS FILÓSOFOS (Acento Editorial), señala como Husserl propone al filósofo como “funcionario de la humanidad”. Sobre este último período de su pensamiento, expone Aubral: “El fin de la vida de Husserl estuvo ensombrecido por la barbarie nazi; de ello sacó una reflexión sobra la noción de ‘crisis’ aplicada a Europa: «La crisis de existencia de Europa no tiene más que dos salidas: o bien desaparece Europa, haciéndose cada vez más extraña a su propia significación racional, que es su sentido vital, cayendo en el odio y en la barbarie o bien renacerá el espíritu de la filosofía gracias a un heroísmo de la razón que remontará definitivamente el naturalismo»” (AUBRAL, p. 51)
Otro tema fundamental en Husserl es la meditación sobre la ciencia y en gran medida su fenomenología es un intento por hacer científica a la filosofía. En su trabajo intenta rescatar las nociones previas al conocimiento científico y sobre las cuales este reposa. Su aporte también intenta evitar la división entre tecnología y humanismo. Considera, precisamente al meditar sobre la crisis en la mentalidad europea, que el conocimiento se ha escindido en uno “objetivista-físico” y otro “trascendental”; las ciencias humanas se han venido desarrollando según el pensamiento de las ciencias naturales o exactas, lo cual es un fracaso. La fenomenología vuelve al sujeto y su elaboración mental, rescatando lo trascendental. Con ella cambiaría la desafortunada fragmentación del conocimiento. 
Como maestro, Husserl fue popular entre sus estudiantes y les motivaba a pensar por sí mismos los asuntos. De allí que la Fenomenología se abriera en tantas direcciones y tuviese tanto dinamismo.
La reseña sobre Husserl abre la perspectiva hacia temas fundamentales y también hacia la ética del filósofo. Una figura fundamental en Latinoamérica es señalada por Alain Guy como el “triunfo del husserlismo”. Se trata del venezolano Ernesto Mayz Vallenilla (nacido en 1925), quien es presentado como “el mejor intérprete de Husserl y Heidegger en la América Latina actual” (GUY, p. 46).
Mayz Vallenilla tiene obra dilatada, destacando EL PROBLEMA DE AMÉRICA (1959), ONTOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO (1960), EL PROBLEMA DE LA NADA EN KANT (1965) y ESBOZO DE UNA CRÍTICA DE LA RAZÓN TÉCNICA (1974). Más recientemente la editorial Gedisa ha publicado FUNDAMENTOS DE LA METATÉCNICA (1993), el libro más fácil de localizar en España.
Este pensador ha sido hombre de acción y ha participado como fundador en la Universidad Simón Bolívar (USB), prestigiosa institución venezolana, donde la formación científica es acompañada por un sensible humanismo. Interesado en este personaje he entrado en contacto con los custodios de sus archivos en la Universidad Simón Bolívar. La profesora Isabel Bello gentilmente me ha suministrado un resumen sobre las cuestiones fundamentales que aborda el filósofo Mayz Vallenilla:
“La preocupación fundamental de Ernesto Mayz Vallenilla es la humana voluntad de dominar, desde su finitud, lo infinito e inabarcable del universo. Mayz Vallenilla subraya cómo la modernidad ha puesto toda su fe en la técnica como la más efectiva de las vías para potenciar esta voluntad de dominio; y esto podemos verlo en nuestras sociedades actuales, tecnocráticas y centradas en la técnica. El deslumbramiento de la tecnología nos hace olvidar, nos dice el filósofo venezolano, que junto a nuestra razón técnica está la ‘voluntad de amor’, que nos lleva a solidarizarnos, equipararnos y considerarnos como fines.
Sin embargo, Ernesto Mayz Vallenilla no pretende satanizar la técnica, ni propone una vuelta a una utópica vida más simple. Por el contrario: aboga por una Metatécnica. Un ir más allá de la técnica, aprovechando la amplitud de miras, la profundidad de la comprensión y la multiplicidad de los abordajes que hace posible la técnica, para entender y entendernos cada vez más y mejor. Es una nueva forma de pensar que va más allá de las características antropocéntricas, antropomórficas y geocéntricas de la técnica tal como la conocemos. La nanotecnología en lo infinitamente pequeño y las nuevas formas de exploración espacial en lo infinitamente grande son un ejemplo de las nuevas técnicas que han de cambiar nuestra racionalidad, y que nos exigirán nuevas sintaxis para ser expresadas y comprendidas.
La obra de Ernesto Mayz Vallenilla es densa, compleja y de un altísimo vuelo, vuelo ‘abismático’ para usar uno de sus tantos neologismos, en el que muestra esa voluntad por planear sobre las dimensiones de la realidad que resultan más profundas y generadoras de vértigo, precisamente porque se alejan cada vez más de nuestra seguridad de lo antropomórfico, antropocéntrico y geocéntrico.
Pero es también la obra de un hombre de acción, un hombre que no pierde oportunidad de un hacer a partir de su pensar. Y la principal vía que toma es la educativa. Su labor como fundador de una gran universidad va pues acompañada de conceptos indispensables para seguir pensando la educación que exige la siempre cambiante realidad, y la compleja trama de tensiones que jalonan el siglo XXI.
No es menos importante el que como filósofo latinoamericano no haya evadido su responsabilidad de pensar nuestro ‘ser latinoamericano’ y plantear ideas y perspectivas que contribuyen grandemente a delinear los retos y las ventajas de nuestra experiencia histórica y ontológica como habitantes del ‘Nuevo Mundo’.
El pensador Mayz Vallenilla hace una suerte de diario filosófico en una obra de acceso público en Internet INVITACIÓN AL PENSAR DEL SIGLO XXI – disponible en http://www.bib.usb.ve/ArchivoMayz/_archivos_pdf/rvf38_vallota.pdf- Es una colección de meditaciones y sentencias varias, demostrando un compromiso con los problemas humanos desde la óptica latinoamericana. En este texto está una afirmación formidable donde se perciben ecos de Husserl: “Somos lo que buscamos” (21 de marzo de 1991)
Indudablemente en América Latina hay quienes también han buscado las delicias del pensamiento y sus aplicaciones prácticas para mejorar la realidad. Este es el eje de cualquier reflexión filosófica.
 
(DEDICADO AL PROFESOR JESÚS GILBERTO ANDONEGUI, in memoriam)                                                                                                                             Carlos Goedder                                                                                                                                                     carlosurgente@yahoo.es                                               
Madrid, Agosto de 2012

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