América, Política

La cuestión política en Argentina

Tal vez sea tiempo para que la oposición tome riendas y constituya una verdadera opción de renovación. Hasta ahora, Kirchner ha demostrado que es más de lo mismo: un peronismo amigo de los arreglos y las alianzas gravosas.

Editorial
Dario Exterior viene siguiendo la deriva de la política argentina a través de las noticias y de sus colaboradores. La imagen que está dando el gobierno de Kirchner no puede ser, en virtud de estas pruebas, más que preocupante. Hace unos meses el gobierno recibía un “cachetazo” por la derrota del candidato oficialista en la provincia de Misiones, Carlos Rovira, luego de protagonizar un vergonzoso hecho de clientelismo (Rovira prometía bonos de 1.000 pesos a quienes decidieran “compartir su causa”).

Aquella situación fue un anuncio de lo que podía suceder en otras provincias donde los aliados de Kirchner dejan mucho que desear. Su discurso de dignidad y transparencia parece diluirse frente a sus aliados provinciales que lejos se encuentran de respetar los preceptos del conductor. El caso de Misiones fue uno, pero se sabía que no tardarían en aparecer otros.

Pues bien: Diario Exterior dio cuenta hace algunas horas del desplazamiento del gobernador de La Rioja, Ángel Maza, quien acusado de corrupción y de desconocer una decisión legislativa que impedía su reelección indefinida, precipitó una grave crisis política. La irresponsabilidad del amigo de Kirchner tiene dos vertientes: a) su deseo de permanecer largamente en el poder y b) su absoluta falta de responsabilidad sabiendo que conduce una de las provincias más pobres del país. Es decir, resulta condenable que, en un contexto de por sí difícil, el máximo dirigente político sacrifique su tiempo en baja política.

Dialéctica populista

El caso puso contra la espada y la pared al gobierno de Kirchner quien tendrá dos opciones: desconocer este suceso y avanzar con su dialéctica populista, o tomar cartas en el asunto y corregir sus alianzas que, más que cobijarlo, lo desplazan hacia el marginalismo político. Dentro de poco se harán las elecciones en la provincia de Santa Fe, una de las más importantes desde el punto de vista económico. Tampoco aquí ha dado Kirchner muestras de seguridad. La interna será sin dudas descarnada, y habrá que ver qué postura adopta el gobierno nacional frente a este acto eleccionario.

Argentina ha gozado hasta aquí de los beneficios de un viento económico favorable, de una cierta propensión al consumo interno (tras varios años de recesión), y de una relativamente propicia situación recaudatoria. Lo que viene, que es la consolidación del crecimiento y la búsqueda del desarrollo, implicará sin dudas, una calidad política superior.

Junto a Chávez

Los dirigentes deberán comprender este tiempo y actuar en consecuencia. Saber separar las falsas acusaciones (ataques menores) de los que verdaderamente cuentan. Y el gobierno parece estar en otra cosa. Sino, sería inexplicable la presencia de Chávez en este país quien, además de involucrarlo en su “peregrinación anti Bush” lo utilizó de la manera más descarada –produjo un acto político en un estadio de fútbol copado por militantes de izquierda.

La ambigüedad de Kirchner, sus confusos pasos en materia política, y el agravio de sus aliados disparan las alarmas. Tal vez sea tiempo para que la oposición tome las riendas de la política y constituya una verdadera opción de renovación. Hasta ahora, Kirchner ha demostrado que es más de lo mismo: el peronismo de siempre amigo de los arreglos y de las alianzas gravosas y discutibles.

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