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La Cumbre Iberoamericana frente a la crisis económica: más de lo mismo

Una cosa fue la teoría y otra diametralmente distinta, la realidad. La Cumbre tenía como grandes temas la “Juventud y el Desarrollo” pero la crisis económica mundial ha monopolizado el protagonismo. Cada uno de los actores ha hecho valer sus puntos de vista…y sus intereses.

Editorial

Las soluciones a los problemas (económicos, aunque no sólo) que se han planteado tienen una característica común: retórica pura y dura. Así de simple y así de escueto. Las apuestas, las de siempre: políticas sociales, importancia de la innovación, potenciar los mercados de trabajo…


 


Sí hemos percibido que determinados conceptos, determinadas tesis e ideas han cobrado protagonismo al amparo de la crisis económica mundial. El resumen es la apuesta por la regulación y la centralización como gran solución a los problemas regionales y globales.


 


Esta tesis va acompañada de “guarnición”. Evidentemente, países como Bolivia, Argentina, Nicaragua, Venezuela…no pueden apostar por centralizar el poder (y que a nadie se le olvide, minimizar así la libertad de sus ciudadanos) sin llevar a cabo una acometida verbal contra el binomio capitalismo-liberalismo.


 


Uno de los adalices del anticapitalismo ha sido Evo Morales. Con gusto ha asumido el lugar que le correspondía al ausente por propia voluntad Hugo Chávez. Siendo sinceros el boliviano todavía no tiene la repercusión mediática del venezolano pero está en ello.


 


Los conocimientos económicos del aymara ya nos lo ha ido presentando desde 2005. Se resumen en que el capitalismo no sirve para nada, está destinado a desaparecer. ¿Estamos ante el Carlos Marx del altiplano? Parece ser o cuando menos, eso quisiera. Eso sí, la reunión ha sido un buen pretexto para que no se hable de la crisis institucional a la que ha llevado a su país.


 


No podemos obviar que esta Cumbre también ha sido una suerte “mercado persa”.Cada cual ha tratado de sacar adelante su agenda personal o cuando menos, buscar apoyos. Esta ha sido la actitud de España. Desde Moncloa se han fijado objetivos “macro”, esto es, la presencia en el 15 de noviembre en Washington y en El Salvador se han buscado avales.


 


Pese a lo que nos puedan vender desde Ferraz, poco se ha logrado. Declaraciones de buenas intenciones es el saldo final. Una vez más hemos tenido que aguantar la verborrea victimista y acusatoria, ahora por parte de Morales.

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