La economía española se asoma a la recesión por primera vez en quince años. El Producto Interior Bruto registró en el tercer trimestre del año un retroceso del 0,2 por ciento con respecto al trimestre anterior, debido al debilitamiento de la demanda interna y también al recrudecimiento de la crisis financiera.
La situación es “delicada”
El Banco de España explica que la caída intertrimestral ha hecho que el crecimiento interanual del PIB fuera sólo del 0,9 por ciento, la mitad que el registrado en el segundo trimestre.
La fuerte moderación de la demanda interna, que sólo creció tres décimas, explica este debilitamiento de la economía, aunque también ha sido clave la persistencia de la inestabilidad en los mercados financieros.
Así, el Banco de España señala que las implicaciones de la crisis financiera sobre las condiciones de financiación y sobre la confianza han contribuido a “frenar el avance de la actividad” y los episodios “más agudos” de dicha crisis de las últimas semanas “podrían haber inhibido el crecimiento económico adicionalmente”.
Los últimos acontecimientos de la crisis financiera “hacen que la economía mundial afronte los próximos trimestres en un entorno de máxima incertidumbre y que se agudicen los riesgos de que la fase bajista del ciclo sea más pronunciada y duradera”, afirma.
Detrás del debilitamiento del consumo de las familias, dice el organismo, está no sólo la pérdida de confianza por la “delicada” situación financiera o por el empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas, sino la evolución “más desfavorable” de los factores que determinan directamente ese consumo, como la destrucción de empleo y la menor renta disponible ante la elevada inflación.
También considera que las caídas de las Bolsas y la “acusada” desaceleración de los precios de la vivienda están teniendo un efecto “desfavorable” sobre la riqueza de las familias, que posponen sus decisiones de gasto en bienes de consumo duradero.
Además, el Banco de España afirma que continúa “la intensa corrección de la actividad en el sector de la construcción y la caída del valor añadido en las manufacturas”, a lo que se une un proceso de destrucción de empleo que se ha extendido a las distintas ramas productivas, excepto a los servicios. El organismo advierte que la destrucción de empleo “se intensificará” en los próximos meses.
Uno de los pocos datos positivos recogidos en el informe fue que la aportación de la demanda exterior al crecimiento volvió a aumentar en el periodo julio-septiembre, “como consecuencia de la sensible reducción de la tasa de crecimiento de las importaciones y del mantenimiento de un cierto dinamismo de las ventas al exterior”.
Una vez más, el Banco de España critica las cláusulas de revisión salarial porque cree que “contribuyen negativamente” a la evolución de los costes laborales en momentos “transitorios” de subidas del IPC y “dificulta” así “el ajuste de la economía ante una situación de cambio de ciclo como la actual”.
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