Europa, Política

Los Mensajes de Campa

En política pueden funcionar los mensajes vacíos, pero en economía tienen exiguo recorrido

El buen profesor del IESE, José Manuel Campa, vuelve a dar la cara. S&P ha decidido rebajar el rating de España de “AA+” a simplemente “AA”. Nos hemos quedado en la doble A y bajando.
 
Son pocos en el mundillo de la alta economía los que se explican el sacrificio personal de alguien que enseñaba recetas bien distintas a las que ahora aplica el gobierno del que forma parte.
 
Defiende Campa las posibilidades de la economía española frente a las estimaciones de Standard & Poor´s. Su ejercicio de optimismo ponderado entra en el guión de sus obligaciones, pero no es ya un argumento afirmar que las previsiones de la agencia calificadora están por debajo de las del propio gobierno español u otros analistas.
 
Sabe Campa muy bien que la “confianza” y la “credibilidad” son claves para la economía. ¿Sabe también que con su nombramiento se intentaba comprar eso mismo?. Desgraciadamente las cosas de la economía no funcionan solo con mensajes. En política pueden funcionar los mensajes vacíos, pero en economía tienen exiguo recorrido. En economía se hacen siempre números. Por eso se habla de “política económica”. Mensajes y datos; mensajes y números; mensajes y decisiones.
 
Hace bien Campa en defender las fortalezas de nuestra economía y expresar su deseo de un futuro de crecimiento moderado pero sostenido. Él y la calificadora neoyorkina nos recuerdan debilidades. La reforma del mercado laboral, el apalancamiento de la economía, el incremento del déficit público, la reestructuración del sistema financiero y la capacidad de exportar o ganar competitividad, entre otras.
 
S&P hace números, observa tendencias, valora decisiones y nos da un golpazo. José Manuel Campa frente a los datos, pronuncia palabras mágicas, mensajes, que parece todo lo curan: “es importante construir para el futuro, haciendo las reformas necesarias".  Reforma. Es el mensaje de Campa. Parecen recomendaciones dictadas desde una cátedra académica por un observador externo. En nada disminuyen el prestigio de quien las dicta, si no fuera porque Campa es miembro de ese mismo gobierno y a estas alturas sabe, o debería saber, que su gobierno no está precisamente implementado esas “reformas”, al menos, en el tiempo y grado “necesarios”.
 
Nadie va a pedirle a Campa que se enfrente públicamente a la aciaga, por contrastada, política económica de un gobierno al que llegó casi en la prorroga. Pero ya se comenta, con delicadeza y también respeto, que o acaba atrapado en la burbuja o sale corriendo. 

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