Tras el abandono del republicano Rudy Giuliani y del demócrata John Edwards, se afianzan las posibilidades de McCain y Romney en el oficialismo y las de Hillary y Obama por el lado opositor.
La carrera hacia la Casa Blanca
Las últimas horas han servido para despejar mucho el camino a la casa Blanca. El caucus de Florida ha tenido buena culpa. De ahí salió un claro vencedor entre los republicanos,
John McCain, que además de dejar KO a Giuliani se queda con sus votos. Así lo ha pedido Giuliani a su electorado al anunciar su retirada de la campaña. En el lado demócrata se ha quedado fuera
John Edwards y la candidatura se la disputan Hillary y
Obama.
En la gran consulta
electoral del 5 de febrero, en la que se pronuncian veintidós estados, los republicanos se repartirán 1.023 delegados de los 1.191 que se necesitan para conseguir la nominación del Partido.
Por tanto, el hecho de que McCain esté ahora en alza, le concede un brillo especial a la hora de competir, pero eso, necesariamente, no tiene por qué ser definitivo. O eso piensa Romney, quien en estos momentos tiene en su haber 74 delegados mientras que su principal oponente, McCain, tiene 97.
Es decir, que hay aún mucho que hablar y mucho que debatir, especialmente en California, el estado más grande e importante de
Estados Unidos, y el que más delegados aporta tanto a la Convención Republicana como a la Demócrata.
Movimientos en las filas demócratasLas cosas no están tan claras en el campo demócrata, en el que, tras el abandono de Edwards, la
batalla electoral va a deparar un duelo sin par entre dos candidatos atípicos: una
senadora mujer, Hillary Clinton, y un senador de color, Barack Obama. Ambos tienen gran tirón electoral y se miden constantemente sus fuerzas, de ahí que Edwards, un candidato “tradicional”, es decir, hombre y blanco, sabedor de que no iba a captar la atención mediática que requiere una campaña de estas características, haya decidido marcharse.
John Klein, analista de Time, aseguraba hoy a CNN que, en su opinión, Edwards no va a apoyar a Hillary. Pero para él, la cuestión es “si apoyará a Obama”.
Por ahora, sus dos colegas se han deshecho en halagos hacia el ex senador que era “la voz de los sin voz”, según Obama. Lo que queda por ver es quién recogerá su testigo. Y, sobre todo, sus delegados que, al final, es lo que importa.
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