América, Política

Terrorismo y Populismo en América Latina

El subcontinente latinoamericano fue a lo largo del siglo XX un vivero de golpes de Estado, dictaduras y de intervenciones encubiertas de las dos grandes potencias. La democracia no se ha arraigado en la región y nuevas experiencias dictatoriales en forma de neopopulismo han irrumpido.


El subcontinente latinoamericano fue a lo largo del siglo XX un vivero de golpes de Estado, de dictaduras de uno y otro signo y de intervenciones encubiertas de las dos grandes potencias. La caída del Muro de Berlín y la consecuente desaparición de la Unión Soviética no ha supuesto que la democracia haya arraigado en la mencionada región sino que al contrario, nuevas experiencias dictatoriales han irrumpido bajo la forma política de neopopulismo.

La dictadura Cuba, de la que pronto van a cumplirse 50 años, y las más recientes experiencias que se puede observar en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, presentan una serie de características comunes que siguiendo a Krauze serían: el personalismo; el uso de la demagogia; la utilización arbitraria del poder y de los recursos políticos; la agitación del espantajo del enemigo exterior; el desprecio del orden legal.

La negación del liberalismo y los derechos asociados a éste
Las nuevas experiencias neopopulistas tienen un elemento en común: su animadversión al liberalismo y los derechos y libertades que esta doctrina defiende. Este fenómeno se percibe en la negación de libertades que en occidente son consideradas básicas (la libertad de expresión o de prensa), hasta el derecho fundamental y piedra angular del liberalismo como es el derecho de propiedad.

Se trata de una característica que estaría en relación directa con un aspecto propio de los regímenes neopopulistas como su desprecio hacia lo occidental, algo a lo que Alberto Carnero se opone reclamando la herencia occidental de América Latina. Así, su opinión, lo que se produce es una tentación anti-occidental que no hace más que negar la propia identidad latinoamericana y así "se sitúan los derechos del grupo (llámese etnia o clase social) por encima de las libertades y derechos del individuo. Es la base ideológica de los movimientos revolucionarios de corte clásico y también del nuevo indigenismo radical" .

En esta idea también incide Carlos Alberto Montaner, quien con motivo de un debate-coloquio en el que tomó parte con Evo Morales, siendo éste líder de la oposición no tuvo reparos en manifestar que Occidente representa la cultura de la muerte, mientras que los pueblos de raíz indígena eran parte de la cultura de la vida .

La consecuencia de todo ello es que el Estado va aumentando sus dimensiones y minando por ende las facultades y libertades del individuo para tomar sus propias decisiones.

En este sentido, es interesante citar las palabras de Gregorio Cristóbal Carle que explica así lo que sucede en buena parte de América Latina "el Estado, que todo lo puede, provoca esa especie de ensoñación en el pueblo. Unos ciudadanos que terminan por concebir la falsa e irresponsable creencia de su incapacidad manifiesta para decidir sobre su presente y su futuro y que convencidos de su incompetencia terminan por ceder todos los poderes "al elegido", porque es el único capaz de recuperar el honor perdido y realizar un justo reparto de la riqueza nacional" .

Esta tesis sobre la que se asienta el neopopulismo cuenta con el apoyo de amplios sectores de la izquierda del mundo occidental.

Además, en el caso del subcontinente latinoamericano, esta tesis va asociada al uso de un lenguaje de carácter confrontacional y de desprecio hacia la libertad, el liberalismo y quienes lo defienden a los que se considera culpables de todos los males políticos, económicos y sociales de sus Estados.

Esos culpables, resumidamente, son dos: el neoliberalismo y el imperialismo de Estados Unidos, frente a los cuales, las soluciones buscadas por esta izquierda neopopulista, se basan en fórmulas del pasado (no tan lejano) que han demostrado su ineficacia precisamente por haber fagocitado al individuo en el Estado.

En este sentido, es muy acertada la valoración que en su artículo sobre Cuba hacía José García Domínguez cuando describía la tendencia que tiene el régimen cubano y todos sus propagandistas a culpar al bloqueo de todos los males que asolan a la isla y sin embargo exculpan de ello al socialismo totalitario: "Hace dos semanas, tres negros quisieron marcharse y Castro los mató. El bloqueo. Porque la miseria material y moral en la que está hundida Cuba no tiene nada que ver con el socialismo. Como tampoco la ideología socialista tuvo relación alguna con la miseria material y moral que enfangó a la Europa que quedó atrapada tras el Muro de Berlín. Igual que ni uno sólo de los cien millones de los cien millones de trabajadores que fueron asesinados por los regímenes socialistas puede proyectar la menor sombra de duda sobre la superioridad ética del socialismo" .

Consecuencias a medio y largo plazo del neopopulismo
El desarrollo y perpetuación de estos movimientos de corte populista no va a dar como resultado una eliminación de las diferencias sociales sino que éstas se van a acentuar y perpetuar. Además, un riesgo consecuente de esta forma de obrar es que se elimina a quien Alexis de Tocqueville considera la protagonista principal de toda democracia: la clase media.

Este fenómeno ha sido una constante en el continente latinoamericano tanto por parte de las dictaduras de Pinochet o Videla como actualmente por el denominado socialismo del siglo XXI. Además, por centrarnos en los movimientos neopopulistas que son los que ahora nos ocupan, tienden a equiparar clase media con burguesía, por lo que siguiendo los postulados básicos del marxismo, el resultado o la condición necesaria para la llegada del socialismo es su eliminación. Esa clase media, por otro lado, en la mayoría de los casos suele ser la representante privilegiada de todos aquellos derechos y libertades que el neopopulismo o socialismo del siglo XXI quiere eliminar pues suponen un obstáculo para su meta de establecer el socialismo.

Al mismo tiempo, quienes intentan huir de la opresión que supone vivir bajo los parámetros de este tipo de regímenes son considerados por el establishment traidores. Vemos, por tanto, como una vez más el derecho a elegir y a decidir, básico para que podamos considerar a una sociedad como libre, se anula.

Con todo ello nos vamos encontrando con unos movimientos que desprecian la democracia parlamentaria y como señala el Director del Grupo de Estudios Estratégicos Florentino Portero, cuentan con unas economías que pese a la debilidad de sus estructuras tienen una fuente fácil de ingresos como son los hidrocarburos. Sin embargo, Portero añade un detalle de vital importancia acerca del dinero que el Estado recibe de los citados productos: se trata de un pecunio que "en manos de políticos poco escrupulosos se emplea para la obtención de apoyos, a costa de la inversión productiva. Cuando dentro de pocas décadas nuestras economías no dependan del petróleo o del gas, estos países se encontrarán ante un patético espectáculo de ver cómo han desaprovechado una oportunidad de oro modernizarse y situarse en una posición de privilegio. Lo que hace rica a una sociedad no son los productos energéticos sino la educación. No hay mejor recurso que el humano" .

Así, frente a la inversión en educación o en recursos humanos, la solución por la que se opta es lo que denomina (y critica) Gregorio Cristóbal, "el Estado empresario" que no sólo se autoproclama como el único capaz de determinar el bien y el mal de la sociedad, sino que emprende tareas económicas, (de las cuales en un régimen liberal se encargaría el individuo), con nefastos resultados.

Citando de nuevo a Gregorio Cristóbal: "en cuestiones de economía está casi todo inventado y demostrado empíricamente. La fascinación por las virtudes del Estado empresario no es más que una falacia que termina por asentar la corrupción permanente en las instituciones públicas, anulando el interés de los particulares por asumir nuevos retos para mejorar económicamente y cercenando paulatinamente el pensamiento libre y los derechos individuales de los ciudadanos hasta hacerlos desaparecer por completo" .

Sin embargo, esa supuesta mejora que va a experimentar el ciudadano gracias a la intervención estatal no es tal, y no se trata sólo de una opinión sino que están los hechos para corroborarla. Así, el "efecto salida" se sigue produciendo en estos países y de nuevo nos encontramos con la demagogia para justificar la situación. En palabras de Evo Morales éste explica del siguiente modo las razones por las que se produce una salida masiva de bolivianos con destino a Europa y su oposición a las trabas que se ponen: "cuando la emigración era de norte a sur no habían muros, no habían visas; aquí acaparaban miles de hectáreas, saqueaban nuestros recursos naturales; hemos tenido realmente mucha paciencia" .

Complementariamente, ese Estado (empresario) olvida otras funciones que sí son de su competencia como la justicia, la educación, la defensa o la sanidad. Es más, se trata de funciones que cuando las aplica, en especial la justicia y la defensa, lo hace de un modo nepotista y arbitrario, lo que se traduce en un aumento de los niveles de inseguridad.

El estado y la Ideología como justificadores y legitimadores del modus operando neo populista
Con todo ello vamos viendo como en nombre del Estado y de la ideología se pueden cometer las mayores atrocidades contra los derechos y las libertades individuales. En este sentido, una vez más Cuba vuelve a ser ejemplo de la situación descrita tal y como nos describe con gran acierto José Ignacio del Castillo en la reseña que hace del libro de Natividad González Freire Descubriendo a Fidel Castro. Con sus propias palabras: "Dime de qué presumes y te diré de qué careces. La Revolución Cubana, bajo el disfraz de libertadora, ha ejercido sistemáticamente el oficio de negrero con su población. Jamás ha reconocido el derecho a la objeción de conciencia, con un servicio militar obligatorio de dos años de duración a partir de los dieciséis. Ha enviado a miles de jóvenes como carne de cañón a la guerra en África (Etiopía, Angola, Mozambique, Zimabwe…)" .

Sin llegar, de momento, a los extremos alcanzados por el castrismo, los neopopulismos de Venezuela o Bolivia, ensalzan la figura del dictador Cubano y recurren a fórmulas más modernas que el envío de soldados al Tercer Mundo para que hagan la revolución marxista-socialista, como el despliegue de un arsenal publicitario que expone las (supuestas) bondades de sus regímenes pero ocultando la cara real de los mismos y que no es otra que el aumento de la miseria de sus sociedades que va en paralelo al descenso en sus libertades.

Estas nuevas técnicas tienen una característica común: la perversión del lenguaje. En efecto, en los mismos conceptos como tiranía o libertad se adulteran y envician hasta el punto de perder todo su significado real. Sin embargo consiguen un efecto pernicioso: captar adeptos en el interior y en el exterior con cuyo apoyo se pueda seguir gobernando.

De la misma manera, vocablos de uso tan corriente en occidente como capital, mercado, capitalismo o propiedad pasan a formar parte de las palabras prohibidas o malignas. Frente a estos conceptos, desde Caracas o La Paz se promueve a Castro y a la experiencia cubana como la única válida, legítima y real.

También, y de ello es buen ejemplo el indigenismo radical practicado por Morales, en estos movimientos neopopulistas hay una ausencia total de responsabilidad propia o de autocrítica y para ello siempre se busca enemigos en el mundo occidental de la misma manera que se proyecta una imagen de odio hacia el mismo.

Al mismo tiempo, nada desdeñables son alianzas que entre ellos llevan a cabo, para lo cual recurren a formas de intercambio elementales: así, por ejemplo Cháves no duda en utilizar "su" abundante petróleo para canjearlo por médicos cubanos o por propaganda nicaragüense favorable.
En efecto, estos regimenes se dotan así mismos de una función mesiánica que les permite desde decidir qué es lo correcto y lo incorrecto hasta, en un sentido más práctico, intervenir en los conflictos internos de los países vecinos. En este punto, y una vez más, Chávez es el ejemplo más recurrente y más cercano en el tiempo con su "intervención mediadora" con las FARC.

Como mantener encendida la llama de la revolución. El apoyo externo
Bajo la idea de revolución (socialista) se cometieron buena parte de los crímenes en el siglo XX y con ello no sólo nos referimos a Europa Occidental, sino que África o Asia fueron escenarios privilegiados. Sin embargo, esos crímenes encontraron en la frase de Maquiavelo el fin justifica los medios su justificación pero el fin no era otro que la revolución la cual hacía de manto protector de los crímenes allí cometidos por dictadores del corte de Pol Pot, por citar sólo un nombre.

Hoy en día esta irrupción neopopulista, menos sanguinaria pero más vulneradora si cabe de los derechos fundamentales, de nuevo encuentra su justificación y su legitimidad en el sacrosanto nombre de la revolución. En efecto, no debe extrañarnos que en lo que a España se refiere, los regímenes de Cuba o Venezuela hayan tenido su gran propagandista y defensor en Gaspar Llamazadres, líder hasta las elecciones de 9 de marzo de Izquierda Unida (formación heredera del comunismo). Llamazares no ha dudado en loar las virtudes de los regímenes castristas o chavistas y lo que es peor, los ha propuesto como grandes paradigmas de la libertad frente a los sucesivos gobiernos de José María Aznar en España o de Blair en Reino Unido.

Nos encontramos con uno de los principales riesgos y es que dichos regímenes para perpetuarse están encontrando en el mundo occidental su gran aliado. La izquierda, y no sólo la europea, está viendo en ellos una antítesis del mundo occidental que tanto parecen condenar y despreciar. Esto da como consecuencia inmediata que cualquier movimiento de oposición que pueda surgir en su interior rápidamente quede minimizado y/o desacreditado. Una oposición que ya de por sí ve como sus canales interiores de expresión se cierran en el sentido literal de la palabra y como gran ejemplo tenemos Unión Radio Caracas.

El uso instrumental de la democracia
Destacable es también el empleo por parte de Chávez, aunque no sólo, de mecanismos de carácter democrático para perpetuarse en el poder y con los que consigue una finalidad: la democracia al servicio del mantenimiento de la tiranía.

A este respecto, uno de los instrumentos preferidos ha sido el uso casi sistemático del referéndum, herramienta que en occidente se utiliza de modo excepcional debido a las complicaciones derivadas de la propuesta de consulta y de sus efectos (por ejemplo en el caso de España, el referéndum sobre la Constitución Europea de 20 de febrero de 2005).

Al mismo tiempo dispone de algunos de los instrumentos más importantes del Estado de Derecho como el Ejército y la burocracia, que como en todo sistema socialista, tiende a multiplicarse exponencialmente y a realizar tareas vigilantes y fiscalizadoras de la sociedad.

Sociedad civil vs populismo
La sociedad civil latinoamericana tiene el role más importante que jugar frente estos movimientos neopopulistas de corte autoritario entre otras razones porque las fuerzas de oposición política están muy fragmentadas y enfrentadas entre ellas, lo que las convierte en presas fáciles para el autoritarismo.

Como venimos incidiendo, desde las propias elites gobernantes hay constancia de que la sociedad civil organizada es su gran enemigo y de ahí que no hayan escatimado esfuerzos para debilitarla hasta el punto de intentar hacerla desaparecer.

Sin embargo, pese a lo complicado de la empresa que tiene esta sociedad civil, hay motivos para la esperanza, uno de ellos, muy reciente fue la derrota de Chávez en su propio referéndum con el cual, como bien se sabe, tenia como objetivo perpetuarse ad eternum en el poder al mismo tiempo que se instaban las bases para el socialismo y la consiguiente eliminación de la libertad mediante el control de la educación o los medios de comunicación.

En este sentido, como sostenía el editorial del periódico electrónico español Libertad Digital con motivo de la derrota de Chávez en su propio referéndum, "ha llegado el momento de apostar por el reforzamiento de las instituciones democráticas, por la oposición democrática al chavismo, por la extensión y la profundización de la democracia en la región, no por la bunquerización de un dictador y de un régimen que tiene los días contados" .

Y esta apuesta tiene que ser extensiva para todo el subcontinente latinoamericano puesto que la oleada neopopulista no es un fenómeno que se detenga o que caracterice a un sólo país sino que todo lo contrario, ha mostrado su potencial para extenderse de forma rápida. Así, si primero fue Chávez, a éste le siguieron Morales en Bolivia, Correa en Ecuador.

Se trata de un movimiento que es fácilmente perceptible desde el exterior, y de ahí la consecuente necesidad de aplacarlo, porque repite sus características allí donde se establece, siguiendo esta cronología de actuación: triunfo por la vía electoral (para lo cual se lanza un discurso en el cual la democracia liberal es la gran culpable de todos los males que asolan a esas sociedades); una vez el poder, se empiezan a tomar medidas como la expulsión de las multinacionales y la inversión extranjera, al mismo tiempo que se dan los primeros pasos para la modificación de la Constitución, estrategia que tiene como finalidad única que el nuevo dirigente, llámese éste Morales, Correa o Chávez, se perpetúe en el poder.

Terrorismo y neo populismo
Ambos hunden sus raíces en el marxismo, y por ende, en el totalitarismo. En estos momentos el principal grupo terrorista de América Latina son las FARC en Colombia, que a su vez, es el único Estado que ha apostado bajo el mandato de Álvaro Uribe por la democracia liberal.

Como sucede en otras partes del mundo (v.g. España) el fenómeno terrorista en Colombia es de rango abolengo puesto que se remonta a los años 60. Desde entonces hasta ahora ese grupo terrorista ha mantenido unas mismas constantes de actuación: secuestros, asesinatos, extorsiones, conexiones con el narcotráfico…todo ello bajo el paraguas que ellos mismos se han otorgado de "defensores de la libertad" y "partidarios de una sociedad más justa". Sin embargo, bajo estos bonitos vocablos lo que se esconde en realidad es un grupo que tiene en el asesinato y en el desprecio por la libertad de sus semejantes, la razón de su existencia.

Como sucede con los neopopulismos, de nuevo con el terrorismo ha contado con el apoyo a modo de justificación en occidente. En efecto, la tendencia del terrorismo a proclamarse justicieros sociales, abanderados de la libertad…hace que desde sectores de la izquierda europea se hagan guiños cómplices al mismo.

Al mismo tiempo, los regimenes neopopulistas de Chávez, Morales o Correa se han autodesignado mediadores de los conflictos, pero se trata de una mediación tergiversada pues en última instancia desde los gobiernos aludidos se da cobijo a las organizaciones terroristas como bien demostró la reciente crisis andina.

Con todo ello, para hacer frente al fenómeno terrorista son necesarias una serie de condiciones, entre ellas:

a)la legalidad siempre debe imperar; b)priorización de las actividades llevadas a cabo por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado; c)no ceder ante los chantajes terroristas, ya que admitir algunas de sus demandas significaría dotar de una legitimidad a las actividades terroristas, legitimidad de la que carecen otras actividades delictivas; d) apoyo a los colectivos de víctimas del terrorismo; Así, el peligro más inmediato al que tiene que hacer frente América Latina es el peligroso binomio terrorismo+neopopulismo, algo que se ve alentado por la debilidad institucional, a su vez se ve acentuada por la llegada al poder de dirigentes como Chávez o Morales, quienes no dudan en minar o subordinar a sus intereses las instituciones del Estado de Derecho.

Las consecuencias
Oliver Laufer, en su ensayo Los resultados del chavismo señala como más sobresalientes los que a continuación relatamos y que son extensibles para cualquier otro régimen que se precie de imitar al venezolano: a)devaluación de la moneda; b)gigantismo estatal y crecimiento de la burocracia; c)aumento desmesurado del gasto que crece en paralelo al aumento de los impuestos; d)aumento de la deuda externa venezolana; e)aumento del desempleo; f)proteccionismo económico con elevados aranceles a la exportación e importación; g)despilfarro, en especial, despilfarro propagandístico.

Sobre todo queremos destacar la conclusión fundamental a la que llega Laufer sobre el chavismo, conclusión que es extensible a otros neopopulismos, y que por su importancia, reproducimos textualmente: "El chavismo, no por chavista sino por socialista, ha traído hambre, odio, destrucción y pobreza a una tierra que antaño fue símbolo de Libertad para América. Y que en el futuro, aunque hoy lo dudemos, volverá a serlo".

En esta misma línea argumental se manifestaba el editorial de Libertad Digital de 10 de diciembre de 2007 que con motivo del fracaso de la propuesta chavista analizaba en los siguientes términos la situación real en la que se encontraba la Venezuela post-revolución de Chávez: "lo que lubrifica al régimen los dineros del petróleo, cada vez más incompetentemente explotado, que son arbitrariamente repartidos, pero en crecimiento continuo por obra y gracia de la denostada demanda norteamericana y el aborrecido mercado internacional.(…).El gobierno de Chávez ha encarecido la vida de los venezolanos sin la correspondiente contrapartida en el crecimiento de la población.(…).Los más desheredados, que no son pocos ni pequeña su miseria, ven pasar los años sin que se cumplan las ilusorias esperanzas puestas en el régimen" .

También defiende esta tesis el Profesor Javier del Rey, quien primero nos señala que Venezuela afronta un futuro problemático porque la oposición ni está ni se la espera y porque Chávez controla tanto el ejército como los medios de comunicación… sin embargo, las posibilidades de éxito por parte del dirigente son escasas ya que como apunta Del Rey "nunca, en ninguna parte, petróleo y caudillo mesiánico han sido un binomio capaz de conseguir arrancar a un país del subdesarrollo, para ponerlo en el primer mundo: sólo producen subdesarrollo" .

El binomio neopopulismo-terrorismo ha alcanzado en la última hora su expresión más certera con motivo de la crisis andina. Ya no parece una fantasía la compenetración e incluso la colaboración del terrorismo internacional de corte islamista con los terrorismo locales (FARC, ETA…). Las veleidades internacionales de Chávez y el conjunto de presidentes bolivarianos que le siguen con Irán y su régimen han puesto de manifiesto profundas similitudes ideológicas y fundamentalmente un poderoso y motivador objetivo común: destruir Occidente y la democracia liberal.

Es precisamente la conexión del terrorismo con el neopopulismo la que viene a desenmacarar sus pretensiones y la que puede hacer volver a la cordura a la comunidad internacional y especialmente a los gobiernos de Europa proclives, por su antiamericanismo, a cambiar sus apoyos iniciales a la llamada revolución bolivariana, por la prudencia ahora y la franca oposición después.

De esta manera resumía el Diario Exterior , en su editorial, "El enemigo exterior: a Chávez se le acaba el tiempo", publicado el 3 de Marzo de 2008:

Es uno de los primeros síntomas de la decadencia de los dictadores. Hugo Chávez busa con denuedo un enemigo exterior que disimule la creciente oposición interna que sufre. Se ha apresurado a instrumentalizar la operación del ejercito colombiano contra la banda narcoterrorista de las FARC e incluso, como se cuenta en Diario Exterior, ha cerrado la embajada venezolana en Bogotá y "acantonado" tropas en la frontera con Colombia.

Realmente es paradójico que Chávez pretenda instrumentalizar una "supuesta" invasión de un tercer país -Ecuador- y sentirse agredido como si fuera el propio. Todo responde a la necesidad imperiosa que tiene de establecer un frente exterior ante el cada vez más imparable frente interno. Desde que perdiera el referedum se ha esforzado en acallar la creciente oposición interna. Una oposición y contestación que no viene sólo desde el lugar natural.

Cada vez son más los afectos al regimen chavista los que desertan de la "locura" bolivariana, especialmente en el seno de la Fuerzas Armadas. Son noticias ciertas que corren ya como la pólvora en toda Venezuela. Las últimas especulaciones indican que a Chávez se le estuviera buscando ya un destino en el exilio y se barajan nombres para organizar una suerte de transición y vuelta a la democracia. Raúl Baduel, ex ministro de defensa chavista, suena con insistencia. Su figura sería ampliamente reconocida tanto por sectores oficialistas como opositores.

La reacción de Correa, en Ecuador, no pasará de la pataleta y en "recuerdo" de viejas deudas y apoyos. Es notorio incluso el alejamiento mediático de Chávez, programado por Correa en su propio país. Es evidente, además, que la cancillería colombiana tiene razón. Las FARC, asesinan, extorsionan, secuestran y trafican en Colombia pero se refugian en países vecinos.

Todo parece indicar que asitimos a un episodio que marca el principio del fin de Chávez, aseguran observadores internacionales consultados por Diario Exterior. Las Fuerzas Armadas venezolanas, se afirma, en ningún caso quieren una guerra. El peligro estará en los incontrolados y en la milicia chavista, al parecer armada. Las FARC, lejos de conseguir para Chávez la notoriedad internacional que persigue, van a enterrar su régimen dictatorial. Por descifrar queda el tiempo que resta para ello y el coste de esta locura.

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