El exsecretario del Partido Comunista (PCCh) en Chongqing (centro de China), Bo Xilai, protagonista del mayor escándalo político de los últimos 30 años en el régimen comunista, ha sido imputado formalmente por soborno, corrupción y abuso de poder, según ha anunciado la agencia oficial Xinhua.
El ex dirigente chino Bo Xilai ha sido juzgado esta semana por haber robado casi 4 millones de dólares de las arcas públicas. Además el ex ministro de comercio ha sido condenado por soborno y abuso de poder, según informa la agencia EFE.
La acusación formal anunciada hoy por Xinhua abre la puerta a que el juicio pueda verse desde hoy mismo. No obstante, según informa El Mundo, una fuente cercana al caso ha señalado al diario hongkonés ´South China Morning Post´ que
el juicio se celebrará a mediados del próximo mes ya que, según el sistema chino, se necesitarían, al menos, 20 días para preparar este proceso.
En la acusación del Tribunal de Jinan anunciada hoy se señala que "Bo, como funcionario público, se aprovechó de su cargo para sacar provecho para otros y aceptó grandes cantidades de dinero y de propiedades".
También indica que "malversó una enorme cantidad de dinero público y abusó de su poder, perjudicando gravemente los intereses del Estado y de las personas", unos crímenes "serios", incide el documento. Por ellos Bo será imputado por "los cargos de soborno, malversación y abuso de poder".
Según informa RTVE, hasta que ha estallado el escándalo, Bo Xilai ha sido uno de los candidatos favoritos para ascender a los puestos más altos del régimen. Sin embargo su carrera se vio truncada y fue sustituido en marzo de 2012. El antiguo dirigente fue acusado de soborno, malversación y abuso de poder, aunque la polémica aumentó cuando el número dos de Xilai reveló que la esposa de éste había asesinado a la esposa de un empresario británico, delito por el que fue condenado a muerte, aunque la pena podría reducirse a cadena perpetua.
La política del ex secretario en el centro de China se hizo popular por su lucha contra las mafias locales, y pocos imaginaban que su futuro en la política tenía los días contados.
Desde hace casi un año y medio no se le ha visto en público, aunque se cree que está en una prisión de las afueras de Pekín, donde suelen ser internados los altos cargos por corrupción
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