América, Política

Bolivia: El problema se llama Evo Morales y Hugo Chávez

Los referendos convocados en Santa Cruz, pero también en Beni, Pando, Tarija, Cochabamba y Chuquisaca son la respuesta de instituciones sociales y democráticas, como lo son las Prefecturas y los Comités Cívicos, a los atropellos de la hoja de ruta marcada por Chávez para Bolivia y que sigue al pié de la letra, Evo Morales.

Editorial
Pese a la intensa propaganda oficial desplegada, el referendum que se celebra en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) no es un envite que pueda poner en peligro la unidad de Bolivia.

Los referendos convocados en Santa Cruz, pero también en Beni, Pando, Tarija, Cochabamba y Chuquisaca son la respuesta de instituciones sociales y democráticas, como lo son las Prefecturas y los Comités Cívicos, a los atropellos de la hoja de ruta marcada por Chávez para Bolivia y que sigue al pié de la letra, Evo Morales.

Morales, como ya hiciera Chávez, resultó elegido presidente de Bolivia en un proceso democrático pero enseguida, empezó a tomar decisiones  para subvertir el orden constitucional y las leyes. Incluso las leyes nuevas impulsadas por su propia administración.

Los bolivianos eligieron una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Carta Magna en la creencia de que imperaría el acuerdo y el consenso de todos. La norma votada por la inmensa mayoría de los bolivianos imponía para asegurar ese consenso que el texto fuera aprobado por los dos tercios de la cámara. Una mayoría cualificada que Morales y sus partidarios, a pesar de numerosas estratagemas antidemocráticas e incluso violencia, nunca consiguieron.

Decidió, entonces, Morales y su movimiento por el socialismo reunir la asamblea en la clandestinidad, impedir el acceso físico a los asambleistas de la oposición y a los diputados opositores del Congreso legítimo. Retumban aún los ecos de los graves conflictos y la violencia desatada…

Bolivia es un país de contrastes y muy desconocido. Pocos saben de la fortaleza de sus instituciones sociales y su respeto de siempre por las leyes y la norma constitucional. Y todo ello a pesar de su pobreza lacerante, la endogamía política y la sempiterna corrupción.

Frente a lo que se dice, no es la Bolivía rica y próspera la que ahora quiere separarse de una Bolivia pobre e indígena que acaudilla Evo Morales. Morales ha venido a sustituir con su ejército de nuevos privilegiados a los privilegiados de antaño. Dicen ya en Bolivia que “son los mismos perros con distintintos collares” y que reparten a manos llenas desigualdad y pobreza… y pervierten la democracia soñada, esta vez con el reparto abundante de los cheques del caudillo venezolano.

Toda Bolivia sabía, despues de los turbulentos años que precedieron a Morales, que el país necesitaba de una refundación y un gran acuerdo nacional. Son viejas las aspiraciones de autonomía de Santa Cruz y otras regiones que se rebelaban contra la corrupción centralista de un presidencialismo anacrónico que impedía que las personas en el nivel más próximo, el local, pudiera ver y palpar los evidentes frutos de la democracia y el desarrollo.

No es sólo un problema de Bolivia. América Latina, por ello, se asoma cíclicamente a la tentación populista y totalitaria. En Bolivia los Comités Cívicos nacieron, no hace mucho, para defender a los ciudadanos y sus libertades de la dictadura de Banzer. Ahora se rebelan contra los atropellos de Morales y su causa es igualmente justa.

La democracia en Bolivia no puede quedar varada en un conflicto civil provocado por un mandatario “iluminado” que está agostando las oportunidades ciertas que ese país tiene ahora de acabar con la pobreza. Morales dice que lo primero es que el país apruebe su ilegítima constitución, forjada y forzada en la ilegalidad, y que luego vendran las leyes de autonomía. 

Seis departamentos de los ocho que forman el Estado, han dicho que no al engaño y han convocado referendos para legitimar su decisión. Podrá discutirse el encaje constitucional de la medida pero no por aquellos que precisamente han dinamitado las normas constitucionales.
 
Las autoridades cruceñas han llamado sin descanso al dialogo y al consenso político y social. Lo harán de nuevo cuando hayan sido contados los votos de la consulta. Morales debe poner fin a su fallido proceso “constitucional” a la venezolana y aceptar el gran acuerdo nacional que le proponen.

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