Hace seis semanas que Mohamed Mursi fue derrocado por el ejército egipcio. Las autoridades no han ofrecido hasta el momento un balance global de víctimas mortales desde el violento desalojo de las acampadas islamistas en El Cairo del pasado miércoles, aunque, según las cifras oficiales difundidas hasta ahora, los fallecidos se acercan a los 900.
Han pasado ya seis semanas desde que Mohamed Mursi, el que era el primer presidente democráticamente elegido de Egipto fue derrocado por el ejército después de que millones de egipcios salieron a las calles para exigir su destitución, según informa El Mundo.
Ese día Abdel Fattah El Sissi, Ministro de Defensa, anunció a través de la televisión que los militares habían intervenido el gobierno de los Hermanos Musulmanes "en respuesta a la voluntad del pueblo" y "para ahorrar al país los estragos de una guerra civil". Prometió que el nuevo gobierno provisional aplicaría "una hoja de ruta política para una transición democrática integradora" y aseguró a la opinión pública que "el ejército no tendría ningún papel en la política".
La oposición de Mursi, formada principalmente por izquierdistas, cristianos liberales y musulmanes moderados, celebró la caída del presidente islamista en medio de un frenesí eufórico, agitando banderas nacionales, animando y cantando "el pueblo y el ejército están del mismo lado".
Los simpatizantes de Mursi se organizaron para protestar por esta destitución y condenaron la toma del poder por el ejército como "un golpe contra la legitimida". Se comprometieron a continuar con sus protestas hasta que
Mursi fuera restituido en su puesto e hicieron un llamamiento a "una ´yihad´ para defender el islam y la legitimidad" y han cumplido sus amenazas.
El país,
sumido en la anarquía por el golpe de estado, está en riesgo de convertirse en un refugio de grupos extremistas islámicos y, quizás, incluso en un Estado fallido en el que los asesinatos, los saqueos y la ausencia de ley pueden llegar a estar a la orden del día.
Las autoridades no han ofrecido hasta el momento un balance global de víctimas mortales desde el violento desalojo de las acampadas islamistas en
El Cairo del pasado miércoles, aunque, según las cifras oficiales difundidas hasta ahora, los fallecidos se acercan a los 900. Por su lado, los Hermanos Musulmanes hablan de miles de muertos, aunque tampoco han ofrecido un recuento preciso.
La UE revisará sus relaciones con Egipto
Mientras continúa la crisis en Egipto, los países europeos se plantean que deben hacer para castigar al país después de la matanza de civiles que está aconteciendo, según informa el diario el País. Los presidentes de la Comisión y del Consejo Europeo, José Manuel Durao Barroso y Herman Van Rompuy, han emitido un comunicado conjunto que contiene dos cargas de profundidad contra el régimen que surgió tras la caída del islamista Mohamed Morsi. Los dos líderes europeos, que en su momento no calificaron de golpe de Estado la caída de Morsi, responsabilizan a los actuales gobernantes y el Ejército de lo que está pasando.
En segundo lugar, ambos aseguran que Europa debería revisar sus relaciones con El Cairo. "La violencia y los asesinatos no pueden justificarse ni tolerarse. Los derechos humanos deben respetarse. Los prisioneros políticos deben ser liberado", señalan Barroso y Van Rompuy.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, ha responsabilizado esta semana al Gobierno interino de la violencia. Además, el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, ya habían anunciado el viernes que endurecerían su relación con el régimen egipcio y pedían al resto de la UE que hiciera lo mismo. Reino Unido e Italia dieron el visto bueno a esta propuesta que ahora retoman Barroso y Van Rompuy.
El gobierno egipcio ha respondido tajante a la comunidad internacional ante los llamamientos para que termine con la represión y la violencia. El ministro de Asuntos Exteriores, Nabil Fahmi, ha reconocido que "no son tiempos fáciles" en las relaciones con muchos de sus socios tradicionales, como Estados Unidos, pero ha insistido en que, aunque se escucharán las opiniones del exterior, "las decisiones son exclusivamente egipcias".
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