Política

El jihadismo salafí es la principal amenaza

Walid Phares
La Task Force on Future Terrorism constituida por el Consejo Asesor del Departamento de Seguridad Nacional (HSAC) daba a conocer sus conclusiones este viernes en Washington DC, en presencia del Secretario Chertoff, los medios y demás líderes norteamericanos. En sus declaraciones, el presidente de la Task Force, Lee Hamilton, decía que el grupo espera que al Qaeda y los demás fundamentalistas islámicos continúen intentando atacar Estados Unidos. Afirma que las motivaciones detrás de estos ataques potenciales son “complejas” e incluyen ideologías fundamentalistas. Añadía que mientras que es imposible predecir con precisión, se han de tomar tres elementos en consideración: la directiva terrorista, la reforma económica y política del mundo musulmán, y asilos tales como Pakistán. El Dr Frank Cilluffo, vicepresidente de la Task Force, afirmaba que “la radicalización en casa y en las prisiones es muy importante” en el crecimiento de la amenaza. Mencionaba que se ha de establecer “un léxico” para involucrarse en “la batalla de ideas”.

Los hallazgos, tal como se anunciaron hoy, incluyen un amplio abanico de exámenes y recomendaciones. Es importante que la comunidad de expertos en contraterrorismo revise los hallazgos y los evalúe, dado que ahora conforman la base de un debate político a nivel de gobierno. Entre los puntos difundidos por el HSAC aparecen los siguientes temas vinculados a la Guerra de Ideas:

•”Existen todo tipo de indicaciones de que la cifra y la magnitud de los ataques contra Estados Unidos, sus intereses y sus aliados probablemente se incrementará”. Sería importante que la comunidad del contraterrorismo pensase en trabajar en los parámetros de esta proyección: la práctica certidumbre de que se va a incrementar la magnitud de los ataques.

•”La amenaza terrorista más significativa al territorio norteamericano y los intereses norteamericanos en el extranjero hoy en día es un movimiento cada vez más radical y fanático sostenido por una ideología jihadista / salafista”.

Tal como era proyectado por la mayoría de los expertos en terrorismo, y en contra de las opiniones vertidas por la mayoría de los académicos en el terreno de los Estudios de Oriente Medio, la confirmación de la ideología jihadista como raíz de “la amenaza terrorista más significativa para Estados Unidos” es una declaración importante. Los expertos y los analistas deberían extender éste descubrimiento y establecer los diversos programas de cara a ilustrar los vínculos entre ideología y terror. Asimismo, aconsejo a aquellos miembros del Congreso implicados ahora en la seguridad nacional, la defensa y la seguridad del territorio que actúen a la luz de este importante hallazgo y expandan la labor legislativa para investigar ésta amenaza y darle respuesta.

•”Internet mejora todo el abanico de actividades terroristas (formación, selección de objetivos, planificación, ejecución y demás intercambios) y es una herramienta especialmente poderosa para extender su mensaje y reclutar y alistar miembros en las filas jihadistas”.
Tal descubrimiento debe ser tenido en cuenta, en especial por los tribunales que tratan con el terrorismo. Los casos sobre terrorismo se han tambaleado en los últimos años a causa de la incapacidad del sistema judicial para absorber la verdadera amenaza del jihadismo online.

Los musulmanes americanos, observa el informe, están menos alienados que los musulmanes residentes en Europa Occidental, donde la amenaza ´natal´ es significativa y creciente. Éste descubrimiento debería ser extendido y deberían dirigirse los análisis a comprender las tácticas utilizadas por los jihadistas para explotar “la alienación” en Europa y compararlas con las tácticas utilizadas por los fundamentalistas en Estados Unidos para “generar” alienación, de modo que se puedan estudiar en el futuro.

Combatir la radicalización ´natal´ tiene que ser una de las principales prioridades del Departamento, haciendo uso del Radicalization and Engagement Working Group (REWG) para comprender mejor el proceso – de simpatizantes a activistas, pasando por terroristas.

En otras palabras, el Departamento de Seguridad Nacional tiene que desarrollar una estrategia para hacer frente al proceso de formación de un terrorista, de partidario del jihadismo a seguidor real, y con el tiempo en verdugo del terror jihadista. Recomendaría una nueva zona de investigación que he iniciado en el capítulo La jihad mutante de mi libro La jihad del futuro. En pocas palabras: establecer un sistema que irrumpa en el proceso jihadista en sus primeras etapas en lugar de plantar cara en las últimas.

“El Departamento debería trabajar con expertos en la materia para garantizar que el léxico utilizado dentro de las declaraciones públicas es claro, preciso, y no juega malas pasadas en favor de los fundamentalistas”. Esta última recomendación es la más delicada de todas. Los europeos han fracasado estrepitosamente a la hora de producir un léxico anti-jihad porque dependieron del consejo de académicos e investigadores que defienden “la inocencia” del jihadismo y proponen una dirección lingüística distinta para el léxico. El resultado: mayor fanatismo en Europa. Las proyecciones globales del Departamento de Seguridad Nacional han acertado al proyectar que el lenguaje es un punto de la materia. El próximo paso es garantizar que el léxico estará en línea con los descubrimientos estratégicos generales del informe, es decir, rechazar la lógica jihadista con la ayuda de un discurso democrático, secular y constitucional, sin incrementar la referencia a conceptos religiosos en respuesta al jihadismo religioso. Deberíamos desarrollar enseguida una plataforma en este sentido.

El Dr. Walid Phares es profesor de Estudios de Oriente Medio y experto en el Islam político y la jihad, graduándose en Derecho y Ciencias Políticas por las Universidades Jesuita y Libanesa y doctorándose en Relaciones Internacionales y Estudios Estratégicos por la Universidad de Miami. Enseñó en la Saint Joseph University en los 80 y ejerció en Derecho en Beirut hasta 1990. Más tarde fue editor del Sawt el-Mashreq y Mashrek International, emigrando posteriormente a Estados Unidos, donde ha dado clases en la Florida International University y la Florida Atlantic University. Ha publicado centenares de artículos y escrito siete libros acerca del fundamentalismo islámico, y ha sido consultado por el Congreso.

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