Política

La frustración de un Califa con sus emires

En suma, esta grabación demuestra — como vengo argumentando desde el verano pasado — que Al Qaeda piensa que su iniciativa estratégica en Irak está fracasando.

Walid Phares
Sí, la grabación más reciente de bin Laden difundida en al Yazira es única. No en su línea ideológica o en las raíces doctrinales salafistas; no han cambiado y tampoco es de esperar que también. Ciertamente, en el discurso previo insertaba cierta retórica neo-marxista y troskista, pero eso formaba parte de su discurso “americano” y probablemente por petición de sus asesores gringos.

La grabación de ahora no está preocupada por la aprobación de Berkeley progre, sino que en su lugar se centra en atacar a los caóticos mandos de la jihad en Irak. El mensaje de Osama es más la expresión de un califa frustrado (autoproclamado) intentando poner orden entre sus emires en espantada en los desiertos de Oriente Medio. El “señor” está furioso por cómo ha administrado su lucha, sus efectivos y la imagen Al Qaeda en Irak. Llamativamente, el líder de Al Qaeda decía que los “myahidines” de Irak cometieron “errores”. Esta es la primera vez que el hombre utiliza estas palabras en este contexto: autocrítica. En realidad criticaba a los emires por la imprudencia de su jihad en la tierra de los dos ríos. Si uno examina las declaraciones públicas de bin Laden desde 1996 al menos, ésta es la primera vez que menciona errores jihadistas, no errores de gobernantes musulmanes en general. Bien, ahora son sus propios efectivos los que son culpables. La última vez que cualquier líder de Al Qaeda se aproximó a esta postura fue la tímida advertencia a Zarqawi por parte de Aymán Zawahiri, exigiendo que la matanza de chiítas en Irak se detuviese. Pero en aquel momento, el principal líder no estaba tratando los errores de los emires. Trataba de “asuntos geopolíticos más elevados” según los comentarios de Abdel Bari Atwan en Al Yazira Tonight. “El jeque bin Laden dice que Atwan trata con temas de alto nivel, como la confrontación con Estados Unidos, la India, etc. pero esta vez el jeque se está ocupando de asuntos sobre el terreno”. Tal vez esto no sea comparable en contexto, pero veo este suceso como la reunión del “Fuhrer” convocando a sus Generales tras perder Libia, Estalingrado o Normandía. Una analogía plausible sería que el plan del comandante era excelente pero los oficiales lo echaron a perder. En realidad, desde ese discurso difundido el 11 de febrero de 2003 — en el que Osama pedía a sus jihadistas en todo el mundo que se prepararan para Irak y formasen un cuerpo expedicionario para combatir a los kuffar (infieles) camino de Bagdad — las actividades terroristas estaban marcando puntos allí: inestabilidad, derramamiento de sangre, violencia sectaria, reclutamiento creciente y caos político tras las líneas enemigas, que están dentro de Occidente y de América en particular.

Pero las cosas comenzaron a cambiar mientras los generales empezaron a actuar como propietarios de la tierra. De nuevo en Al Yazira (poco después de que la cinta fuera difundida), otro comentarista, Abdelwahhab al Qassab, decía que el motivo del revés era la interferencia de Al Qaeda (guerrilleros extranjeros) en la vida cotidiana de los iraquíes.

Qassab acierta, diría yo, en que los emires perdieron los estribos en Irak con la población sunita, particularmente las tribus. Se comportaron a la Jmer Rojo con las comunidades tradicionales y hasta con los islamistas locales. En Al Yazira, otros comentarios decían que Al Qaeda y sus competidores cometieron “los errores de Argelia”.

Llamativamente esta declaración significa mucho para los analistas que siguieron la guerra civil en Argelia en los años 90. Allí, el multitudinario Frente Islámico de Salvación, primero su primera escisión (el “Grupo Islámico Armado”) y después su vástago de segunda generación (el “Grupo Salafista para la Predicación y el Combate”), todos se hacían cada vez más radicales y así se implicaban en matanzas a gran escala entre la población argelina. Irónicamente, la élite académica de Occidente, perdida en el laberinto de interpretaciones, retrató a los jihadistas argelinos como una fuerza argelina en favor del cambio.
 
Sorprendentemente, es Al Qaeda hoy — en palabras de bin Laden — la que afirma que el tipo argelino de jihadismo es irresponsable.

Esto es revelador en términos del fallo occidental a la hora de identificar el barbarismo de los salafistas en los años 90 y, haciendo pasar por análisis su fracaso, afirmar que desde el 2003 Al Qaeda en Irak es una expresión de los iraquíes que se oponen “a la ocupación extranjera”. Bien, ahora tenemos aquí al jefe de la organización diciendo al mundo que se cometieron excesos en Irak que condujeron a divisiones y a la alienación de tribus y comunidades urbanas.

En realidad, en su carta al pueblo iraquí, bin Laden llama (irónicamente) a un cambio de dirección por parte de sus propios emires. En la práctica, por ser más preciso, el título de la grabación no utiliza el término Shaab al Iraq, traducido con precisión como “el pueblo de Irak”, sino el término “ahl al Iraq”, que se traduce como “las poblaciones”, “las comunidades”, o incluso “los habitantes” — todo un indicador ideológico de que los iraquíes no son un pueblo propio sino un segmento de la Umma (nación islámica). Su jugada lingüística pretende decir a su audiencia que los jihadistas locales y transnacionales son uno en la lucha.

Resumiendo la cinta, estas son sus ideas:

Todos los jihadistas (léase también los islamistas) en Irak tienen que aunar fuerzas; significa que todas las luchas de poder deben cesar.

Se cometieron “errores” en la realidad y se necesita subsanarlos. Las “tribus” no pueden ser marginadas y ser convertidas en enemigos, deben ser reincorporadas.

Los clérigos de fatwas firmes deben ser los mentores del movimiento jihadista unificado.

La nueva dirección es que la Jamaa (léase como colectividad) preside una dirección única de un emir o de múltiples emires. Esa es la idea de fondo.

Por último pero no menos importante, todos los jihadistas deben llegar a un punto en el que todo el mundo tiene que hacer concesiones.
 
Siempre en Al Yazira, otro comentarista más, Dhaya´ Rashwan, decía que bin Laden está diciendo a sus partidarios en Irak que hagan concesiones en unos cuantos temas y unan a todos los demás insurgentes para derrotar a Estados Unidos. Y mágicamente, Abdelrahmán al Jabburi – el portavoz de “resistencia iraquí”, un grupo rival – participaba (en al Yazira) y afirmaba que “los jihadistas locales tienen realmente que aprovechar la oportunidad y reorganizarse, unirse”. Casi como en una película fascinante, en cuestión de tres horas, en el jefe de Al Qaeda tenía difundido su mensaje, los comentaristas estaban dispuestos a realizar un análisis muy centrado en lo que significa, y los líderes dentro de Irak estaban cediendo y aceptando. La grabación era de unos cuantos minutos de duración mientras que todo el debate duró unas cuantas horas.

En suma, esta grabación demuestra — como vengo argumentando desde el verano pasado — que Al Qaeda piensa que su iniciativa estratégica en Irak está fracasando. Para Al Qaeda, dos cosas salieron mal: una fue el mal comportamiento de sus propios mandos sobre el terreno, y la otra — que se puede ver ahora con mayor claridad — es que el incremento gradual de efectivos (encabezado por Estados Unidos) hasta la fecha ha funcionado. La maquinaria jihadistas de combate se está derrumbando y atraviesa turbulencias. Cualquier decisión importante en Washington podrá acentuar esta tendencia a la baja o prestarle alivio.

Bin Laden ha asumido el riesgo de exponer esta realidad a sus enemigos. Se debería leer exhaustiva y responsablemente dentro de Washington.

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