América, Política

Guatemala y Belice someten sus diferendos fronterizos a la Corte Internacional de Justicia

Belice, el único país de habla inglesa de América Central, corre el riesgo cierto de perder una parte sustancial de su territorio.


Desde 1821, esto es desde hace ya casi dos siglos, Guatemala y Belice mantienen conflictos fronterizos. De gran envergadura. Tan es así, que Guatemala reclama la titularidad de casi la mitad del territorio de Belice. Hablamos de unos 11.000 kilómetros cuadrados.
 
El 12 de junio pasado, ambos países decidieron formalmente someter su diferendo de soberanía a la decisión de la Corte Internacional de Justicia, en La Haya. Con anterioridad, en ambas naciones se hicieron referendos, de conformidad con lo acordado desde el 2008, que aprobaron la vía elegida.
 
Los guatemaltecos, cabe destacar, estuvieron fuertemente de acuerdo con esa alternativa jurisdiccional pacífica. Tan es así, que votó en favor de ella nada menos que el 95,87% del electorado guatemalteco. En Belice, en cambio, el entusiasmo fue bastante menor, aunque el 55,37% de los encuestados se pronunció también en un referendo a favor de la vía de la Corte Internacional de Justicia.
 
Belice, el único país de habla inglesa de América Central, corre el riesgo cierto de perder una parte sustancial de su territorio. Pero desea estar libre de reclamos territoriales. Y por ello ha accedido a recurrir a la Corte Internacional de Justicia para encontrar allí una solución definitiva al prolongado y aún no resuelto conflicto.  
 
La disputa es de larga data. Se remonta a la era colonial. Eso es al siglo XVI. Los guatemaltecos sostienen que el territorio en discusión era parte del Virreinato de Nueva España. Del imperio español, entonces, del cual se dicen herederos. Los británicos, en cambio, llegaron a Belice recién un siglo después.  
 
Guatemala es independiente desde 1821. Belice, por su parte, se hizo independiente de Gran Bretaña recién desde 1981. Guatemala lo reconoció como tal en 1991.
 
Belice reconoce como reina a Isabel II de Inglaterra y -como ocurre asimismo en otros rincones de la región- está económica y socialmente en manos de una importante elite local de ascendencia palestina y árabe, en general. Es un país pobre, con un ingreso per cápita anual de apenas unos 4.200 dólares.
 
Con la decisión de dejar en manos del alto tribunal internacional la resolución del diferendo de soberanía deberían de quedar de lado las fricciones entre ambas partes, como las ocurridas en el año 2.000 o las del año 2.016.
 
El proceso judicial será lento. Guatemala tiene un año para hacer su presentación. Belice tendrá, luego, un año adicional para realizar su planteo de respuesta. Luego de ello, ambas partes tendrán seis meses cada una para presentar sus respectivas dúplicas.  
 
La decisión de recurrir a la Corte Internacional de Justicia merece el apoyo de la región. Se trata de un prestigioso mecanismo institucional pacífico de solución de controversias de soberanía entre Estados, mediante el cual se dejan de lado las amenazas y se alejan los posibles episodios de violencia. Para aplaudir, en consecuencia, por la sensatez y madurez de las partes al preferirlo y elegirlo, en definitiva.
 
 
 
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
 
 

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