América, Economía y Sociedad

La niñez boliviana y la educación, una urgencia a resolver

“…nos parece prioritario que aquellos países que asisten a Bolivia prefieran atender las urgencias de la niñez, dejando de lado el capítulo militar que está lejos de ser prioritario.”

 
         En materia de nivel de vida y satisfacción de las necesidades materiales de la gente, tres países en nuestro hemisferio están sumidos en el atraso. Ellos son Bolivia, Cuba y Haití. Más allá de lo material, el gobierno de Bolivia cercena las libertades individuales de su población, especialmente la libertad de expresión e información.    El caso de Cuba es aún más grave porque el régimen de los hermanos Castro restringe todas las libertades del pueblo cubano, a punto tal que los cubanos no pueden entrar y salir libremente de su país que es uno de los derechos humanos más importantes garantizados por el derecho internacional.
 
            En esta nota nos vamos a referir específicamente a un problema grave que afecta a la niñez en Bolivia. Hablamos de un país de 11 millones de personas, con una tasa de crecimiento vegetativo que hoy está en torno al 1,7% anual, con una expectativa de vida al nacer de apenas 63 años de promedio, que ha crecido en los últimos 3 años a un ritmo que osciló desde el 3,4% al 5,1% de su PBI. Claramente insuficiente para comenzar a resolver sus profundas urgencias sociales.
 
            Un informe reciente de UNICEF revela que prácticamente la tercera parte (32,4%) de los niños y adolescentes bolivianos entre 7 y 17 años que viven en el área rural no asiste a establecimiento educativo o centro de formación alguno. Este drama no está siendo enfrentado con la decisión y el compromiso que corresponden ni por Bolivia ni por la región. El problema es, como suele suceder, todavía más grave para las mujeres que para los varones. Del porcentaje antes nombrado un 18,63% son niñas.
 
            Contrastando con lo que sucede en el campo boliviano, en el área urbana el porcentaje de niños y niñas que no reciben educación es ciertamente alto (7%) pero no tan dramático como en el campo.
 
            Los bolivianos inician sus estudios a la edad de 6 años, aunque la cuarta parte de la población del país del altiplano comienza a transitar su proceso educativo con por lo menos un año de retraso. En el sector rural los niños que no reciben educación por lo general tampoco acceden a servicio de salud y tienen carencias serias en materia de vivienda. Están entonces sumergidos en un atraso inaceptable. Por esto nos parece prioritario que aquellos países que asisten a Bolivia prefieran atender las urgencias de la niñez, dejando de lado el capítulo militar que está lejos de ser prioritario.
 
 


Emilio J. Cárdenas
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas

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