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Los venezolanos son migrantes forzados y requieren protección internacional

Políticos o no, en Europa, España es el destino de la mayoría. Edmundo González Urrutia es el más reciente líder opositor venezolano acogido por España. Bastante antes que él llegó a Madrid Leopoldo López Gil, político venezolano que entretanto tiene nacionalidad española. Son dos de muchos venezolanos que han seguido esa senda. ¿Cómo han sido acogidos?

“Tenemos evidencia de que los inmigrantes de Venezuela vienen a España con ánimo emprendedor. Si bien siempre hay creadores de problemas, un porcentaje altísimo corresponde a personas que no solamente fundan empresas, sino que generan empleo y beneficios para el seguro social y el caudal de impuestos”, dice a DW Leopoldo López Gil,

“Valoro mucho el papel de este país en la acogida de la nueva ola migratoria que ya ha empezado a producirse”, subraya el ex eurodiputado por España. Tanto él como otros políticos venezolanos, también muy recientemente, han sido objeto de tratamiento especial por parte del gobierno español.

Hay que decir que de los 7.774.494 venezolanos que han emigrado (agosto, 2023), casi 4,5 millones han recibido un título de residencia regular en sus países de acogida. De ellos, 169.800 en España, que es el noveno país de acogida en cuanto a venezolanos registrados; el único país europeo entre los veinte que encabezan la lista.

En cuanto a los que han recibido el estatus de  refugiado, España encabeza la lista de los países de acogida (133.700, agosto 2023, según plataforma RV4). En total, se calcula que hay 347.695 venezolanos con el protector estatus de refugiado en todo el mundo. Y hay 1.200.130 solicitudes de asilo pendientes de aprobación.

Por donde se vea, migrante forzado

No estamos hablando de una situación normal, explica a DW David Gómez, director de Aula Abierta, organización no gubernamental latinoamericana integrante de la Red Internacional de Derechos Humanos Europa (RIDHE). Gómez, profesor universitario, remite a la resolución 218 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que cataloga a la migración venezolana como forzada por la crisis multifactorial del país.

“A las carencias en salud, educación, servicios básicos y justicia, se suma la represión. Es una emergencia. Hay temor de vivir en Venezuela. Según normativas internacionales estamos frente a refugiados, desplazados y -ahora con la revocación de los pasaportes a partir de la jornada electoral del 28 de julio- frente a una especie de apátridas”, sigue David Gómez. En esta situación, nadie se extraña de que haya muchos más venezolanos que opten por dejar su país.

“El reciente apagón de agosto trajo a la memoria la tragedia en los hospitales, los transportes, las industrias que hubo en 2019. Como cuando se ha vivido una tortura, hay mucho temor de volver a vivirlo. Hay una especie de desesperanza colectiva que va a empujar a más venezolanos a buscar otros horizontes”, añade, recalcando que, en Venezuela, el profesor universitario de más alto rango percibe 18 dólares mensuales.

Como fuere, “lo más triste de la emigración es su repercusión en la democracia y el desarrollo: que se vayan los mejores profesionales y la juventud deja vacío el futuro del país”, lamenta Gómez.

España no es como el resto de la UE

Cabe resaltar que esto se da en Venezuela, en un momento en que en algunos países europeos se agudizan tendencias anti rinmigración. A este respecto, López Gil enfatiza que “en el caso concreto de los venezolanos, en España estamos frente a una situación beneficiosa en ambos sentidos”.

¿Un ejemplo? “Me remito a la España Vaciada”, apunta.  Se refiere a las regiones españolas que, por el éxodo rural, se han quedado sin población, sin desarrollo. “El programa de llevar a esas regiones a venezolanos capacitados y con ánimo emprendedor trae resultados positivos para ambas partes. España no va a tener problemas en recibir más venezolanos”, resalta el ex eurodiputado español. López Gil pone como ejemplo el caso de un joven médico venezolano, de ascendencia vasca, que en plena crisis llegó a España. “La pequeña empresa de hamburguesas que fundó, entretanto, tiene 20 locales y da empleo a decenas de personas”, añade.

Con todo, si los lazos históricos, culturales y lingüísticos que existen entre Venezuela y España favorecen esta integración, no es lo mismo en el resto de Europa.

“En los países nórdicos, las exigencias son a raja tabla y hacen imposible para los venezolanos -que vienen muchísimas veces sin documentación- acceder al asilo, al mercado laboral, al sistema de salud. A veces ni siquiera a la entrada al país buscando refugio”, afirma David Gómez. Porque, según informan a DW fuentes europeas, el tratamiento de los indocumentados, por ejemplo, es prerrogativa nacional.

Así las cosas, “abogamos por una flexibilización de los requisitos para conceder el asilo y para que, mientras esperan, puedan acceder a sus derechos en cuanto a salud, migración, educación y trabajo”, dice David Gómez.

“El respeto a los derechos humanos es parte del acto constitutivo de la UE”, recuerda el ex eurodiputado López Gil. “Espero que el faro de libertad que esto representa no se apague para los que necesitan, como ahora los venezolanos, un resguardo político y asilo en su territorio”, concluye.

Una información de Mirra Banchón para DW.

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