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Obama bin Biden pone fin a la guerra

Ahora que Obama ha tomado su decisión de mayor importancia, es útil recordar que durante el debate entre los candidatos presidenciales demócratas de abril de 2007, Biden se encontraba entre aquellos que no levantaron su mano para manifestar que creían en la existencia de una “guerra global contra el terror.”

Robert Spencer

En esto, Biden y el cabeza de la lista electoral parecen en completa sintonía. Ello lleva claro desde el comienzo de la campaña del candidato Demócrata oficioso: analizando un discurso de Obama alrededor de la misma época en el que Biden niega la existencia de la guerra contra el terror, un editorial del Washington Post observaba que el candidato “no utiliza la formulación ´guerra contra el terror.´ Más llamativamente, nunca menciona al islam, y mucho menos que el extremismo islámico — que Bush ha descrito como la amenaza ideológica critica para la libertad dentro y fuera del mundo musulmán.”


 


En realidad, teniendo en cuenta la postura del Partido Demócrata hacia la jihad global, habría sido destacable que Obama hubiera mencionado al islam. Y su nuevo compañero de lista ofrece más de lo mismo. Biden suscitaba recientemente alguna esperanza cuando afirmaba que “el terrorismo es un medio, no un fin, y grupos y países muy diferentes lo están utilizando con objetivos muy distintos. Si ni siquiera podemos identificar al enemigo ni describir la guerra que estamos librando, es difícil ver cómo vamos a ganarla.”


 


A continuación ofrecía una muestra de cómo identificaría él al enemigo identificando a modo de ejemplo a los terroristas jihadistas de Chechenia — los que masacraron a más de 300 niños en Beslán — como guerrilleros de la libertad: “La guerra de Chechenia es una guerra de liberación — tomó parte en actividades terroristas, pero es fundamentalmente distinta.”


 


Obama y Biden, una vez emplazados en la Casa Blanca, volverían así a la política de la era Clinton de evaluar cada frente de la jihad global como una lucha de liberación desvinculada de las demás a ser solucionada mediante sobornos en virtud del paquete de ayuda adecuado. Hace algunas semanas, la CNN emitía una entrevista con Obama en la que el candidato expresaba la opinión de que la jihad islámica es producto del fracaso de la política exterior norteamericana. Achacaba a la pobreza la actividad jihadista — una correlación popular que se ha visto refutada por numerosos estudios (piénsese por ejemplo en cuántos terroristas haitianos puede usted nombrar). Pero por supuesto es culpa de Occidente: Obama afirmaba que “ha tenido lugar un cambio en el islam que creo está relacionado con los fallos del gobierno y los fallos de Occidente a la hora de trabajar con muchos de estos países, con el fin de asegurarse de que las oportunidades están presentes, que hay crecimiento económico integral.”


 


De manera que según Obama, el “cambio en el islam” no tiene nada que ver — nada significativo que ver — con los imperativos dentro del propio islam, ni con los cambios en las condiciones del mundo islámico que han permitido la reaparición de la ideología jihadista. Ésa reaparición se debe por completo a “los fracasos de Occidente a la hora de trabajar con muchos de estos países” — aunque estemos derrochando miles de millones de dólares en Egipto y Pakistán y ellos sigan siendo nidos del sentimiento jihadista.


 


Obama realizaba una recomendación: “Pero lo que también queremos hacer es reducir la reserva de reclutas potenciales. Y eso implica dialogar con el mundo islámico en lugar de vilificarlo, y asegurarse de que entendemos que no solamente aquellos dentro del islam que recurrirían a la violencia son una fracción reducida del mundo islámico, sino de que también el mundo islámico en sí mismo es diverso.”


 


¿No sería útil también entender que existe un imperativo expansionista y supremacista compartido por cada una de las sectas y escuelas ortodoxas del islam, y que probablemente la mayoría de los musulmanes va a seguir actuando según ese imperativo sin importar la medida en que manifestemos nuestra comprensión de la diversidad islámica?


 


Aunque sigue haciendo campaña bajo el mantra del “cambio,” hasta la fecha Obama está ofreciendo más de lo mismo en el terreno en el que se necesita más que nunca un cambio genuino, formado y escrupuloso. Ni Obama ni Biden muestran ninguna señal de ser conscientes de la agenda jihadista global, y que yo sepa nunca han dicho nada de la supremacía islámica ni la jihad.


 


Cuando Biden dice que tenemos que identificar al enemigo, aparentemente se refiere a que tenemos que definirlo en función de varios movimientos nacionalistas e Insurgentes y descubrir la mezcla correcta de concesiones y ayuda económica que ofrecerles para aplacarlos. Teniendo en cuenta la agenda jihadista islámica, por supuesto, esto es imprudente, y el tiempo y los sucesos demostrarán lo imprudente que realmente es la política de la lista electoral Obama-Biden.


 

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