“En sólo seis meses, Castillo, cada vez más enigmático, oscuro y distante, ha cambiado ya tres veces de gabinete”.

Los peruanos eligieron recientemente a un presidente que no tiene la menor idea de cómo se gobierna un país. De profesión maestro, en realidad “sindicalista” de extrema izquierda, Pedro Castillo, es evidente, “no da pie con bola”.

En sólo seis meses, Castillo, cada vez más enigmático, oscuro y distante, ha cambiado ya tres veces de gabinete. El sector público es, en rigor, un enorme desorden y luce claramente a la deriva. Como si Pedro Castillo estuviera realmente recién aprendiendo a ser presidente, con muy serias dificultades.

Su economía que, antes de Castillo, era realmente “un relojito” está ahora crujiendo, por todos los rincones.

Las designaciones de funcionarios públicos de alto nivel se han transformado en un caos atento a que algunas de ellas han recaído, a veces, en personas ampliamente sospechadas de corrupción. Como si Castillo de pronto no conociera a otras. Esto ha, increíblemente, sucedido hasta en la propia estructura superior de la policía nacional.

Todo es desconfianza e inestabilidad. Para Perú, un momento bastante grave, casi tremendo. Por ello, el 61% de los peruanos, cuando son encuestados, expresan sin disimulos su descontento con la mala situación política actual.

Ante lo que sucede, se percibe asimismo un aumento de la presencia (e influencia) de las fuerzas de extrema derecha, lo que presumiblemente supone el amanecer de un nuevo tipo de problema, bien complejo, para el Perú.

(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.