Oriente Próximo, Política

Todavía queda mucho por hacer en El Líbano

“Allá por los años 80, Salim al Lawzi, el musulmán sunní propietario del semanal al Hawadith, era un destacado crítico del régimen sirio. Fue secuestrado por la Inteligencia siria en Beirut y horriblemente torturado. Su cuerpo fue encontrado en un vertedero con su mano amputada. Fue obligado a meter su mano en un recipiente de ácido hasta que se deshizo”.

Relaciones Internacionales

 

Conocía a May Chidiac, al igual que la mayor parte de los residentes del Líbano, desde mediados de los 80. Era la presentadora al alza de la principal cadena de televisión del Líbano, la Lebanese Broadcasting Corporation, conocida como LBC. Cadena de televisión libanesa durante los últimos cinco años de la Guerra del Líbano, la LBC funcionaba como una emisora "Free Lebanon" que emitía desde el este de Beirut. Se enfrentaba a las cadenas pro sirias y jihadistas de las zonas de ocupación siria. May, licenciada en periodismo, siempre estaba ansiosa por afrontar los temas controvertidos sin miedo. Durante los años 90, y particularmente en los últimos meses que llevaron a la Revolución de los Cedros, May Chidiac realizó muchas entrevistas "calientes" a líderes de alto rango de la oposición. Actuando como una especie de Paula Zahn[1] libanesa, era el plato fuerte de las mañanas televisivas de Beirut. Durante 15 años, una fuerte ocupación baazista había instigado temor en los corazones en la mayor parte de los periodistas. Otros editores y escritores libaneses fueron salvajemente ejecutados durante e incluso después de la guerra, musulmanes y cristianos por igual.

 

Allá por los años 80, Salim al Lawzi, el musulmán sunní propietario del semanal al Hawadith, era un destacado crítico del régimen sirio. Fue secuestrado por la Inteligencia siria en Beirut y horriblemente torturado. Su cuerpo fue encontrado en un vertedero con su mano amputada. Fue obligado a meter su mano en un recipiente de ácido hasta que se deshizo. Se dice que Hafez Assad (el anterior dictador) había ordenado la amputación química de "la mano que escribe estos artículos contra mí". En la misma década, el presidente de la asociación de prensa, Taha Hussein, chi´í, fue fusilado a la luz del día: había criticado a los baazistas. 

 

El periodismo libre en Beirut fue y continúa estando por encima del peligro normal; es un pasaporte a la desaparición. Docenas de periodistas, presentadores, locutores de radio, editores e intelectuales han pagado durante décadas un alto precio. En mis años en Beirut, tuve que aprenderlo por las bravas. En junio de 1983, una semana después de haber publicado un artículo fuerte, hombres armados me sacaron de mi casa y me interrogaron durante todo un día: en pocas palabras, fui secuestrado. Irónicamente, el Líbano era aún la Suiza de Oriente Medio en comparación con el resto del profundamente oprimido mundo árabe. 

 

Se dijo que la guerra del Líbano terminó en 1990. En realidad, retrocedió la dimensión ruidosa de ella. La guerra contra la democracia se reanudó con más dureza. Baazistas y Jomeinistas hacían estragos por el país, siendo sobrepasados en brutalidad solamente por los talibanes en Afganistán hacia 1996. Recobrar la atención sobre el pequeño país ocupado necesitó del 11 de Septiembre en todo el mundo, el derrocamiento de Saddam y dos elecciones regionales. La Revolución de los Cedros en el 2004 sólo fue posible gracias a los esfuerzos de los emigrantes del Líbano y el restablecimiento de relaciones cordiales de Washington con París. Los oprimidos del Líbano mostraron al mundo la imagen de un millón y medio de manifestantes en Beirut. May Chidiac se encontraba entre los presentadores que habían llamado y retransmitido el levantamiento. 

 

Su tirón mediático no complacía a los terroristas. El pasado domingo, células antidemocracia colocaron un explosivo dentro de su coche. La explosión, un calco de las explosiones que desde la primavera pasada costaron la vida al periodista Samir Kassir y al político George Hawi, amputaron su pierna y su brazo. Casi un milagro: sobrevivió a la explosión y hoy es tratada en el Hospital Hotel Dieu de Beirut. El ataque terrorista contra May Chidiac es un hito. Es la primera vez que "ellos" intentan asesinar a una mujer periodista en el Líbano. May se encuentra en el bando conservador del espectro político libanés. Kassir y Hawi se encuentran claramente en el bando derecho de él. El "ellos" odia a ambos bandos, porque tiene miedo de la llegada de la democracia.

 

Bien, ¿quiénes son "ellos"? Ciertamente no son los soldados de Naciones Unidas procedentes de las Fiji que sirven en el sur del Líbano. En mi última visita al Consejo de Seguridad de la ONU y en las reuniones con diversas misiones diplomáticas junto con la ONG recién formada para la implementación de la UNSCR 1559 hubo un consenso general entre miembros americanos, franceses, británicos y demás, incluyendo el enviado especial, el embajador Rod Larson: Las redes de la Inteligencia siria y sus aliados del Terror, Hezboláh incluido, son aún omnipresentes en el país. Dije a los diplomáticos: "El aparato sirio ha abandonado el país en la práctica, pero el segundo ejército sirio, que es el Mukhabarat, las facciones pro-sirias, Hezboláh, la Guardia Revolucionaria iraní y otros jihadistas están por todas partes". Todo el que estaba envuelto en temas libaneses y sirios en el edificio asintió. Que la Revolución de los Cedros y que la implementación de la resolución 1559 de la ONU, que pide la retirada completa siria y el desarme de Hezboláh, aún está pendiente era una especie de saber popular. Muchos activistas de derechos humanos procedentes del Líbano y su diáspora llevan afrontando la amenaza de las redes del Terror en ese país desde las últimas elecciones legislativas en Beirut. En pocas palabras, el "ejército de terroristas" en el Líbano aún está desplegado y emprendiendo su ofensiva contra la sociedad civil del país.

 

El régimen de Siria teme las conclusiones finales del comité de investigación de la ONU, presidido por el juez alemán Mehlis: condena. La dirección de Hezboláh y otras milicias temen el desarme. Recientemente, Sayed Hassan Nasralah dijo que "cortaré la mano que toque las armas" de lo que llama "la resistencia" (sic). El brazo y la pierna de May también fueron amputados por un atentado terrorista. Ella no pertenecía a ninguna milicia, ni tampoco era comandante militar, sólo una periodista que confiaba en la emergente democracia del Líbano. Un acto de valor extremo. May Chidiac sufrió a causa de su ideal democrático; ésta es la guerra contra el terror con palabras. Pagó caro con su cuerpo, pero la mano que amputó la suya responderá ante la justicia. Es cuestión de tiempo.



[1] Paula Zahn, periodista norteamericana de la CNN conocida previamente por ser la presentadora del matutino CBS This Morning.

 

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