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Argentina: dos años que se anuncian complicados

“En la Argentina, el Estado, cual hambriento caníbal, se lleva nada menos que el 63,2% de la renta neta de los productores agropecuarios”

Tras la enorme derrota electoral sufrida por el “kirchnerismo” en las recientes elecciones nacionales intermedias muchos argentinos se preguntaron acerca de cómo habrían de gobernar los “peronistas” que “conducen” Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner durante los dos años de tiempo que aún quedan del mandato presidencial del presidente Alberto Fernández.

¿Escuchará el mandato de su pueblo, esto es cambiará?

En un país normal eso habría sido de cajón. Entre nosotros, no. Y esto último está quedando evidente en función de las medidas draconianas que está adoptando Alberto Fernández, que pasará a la historia como el presidente que más impuestos distorsivos impuso a su pueblo y que, habiendo perdido la posibilidad de seguirse financiando en el exterior, sin cambiar nada en su propia casa, ahora impulsa un aumento de la presión tributaria (uno más) a aquellos argentinos a quienes, resentidamente, llama. “los que más tienen”, que hasta ahora son –en realidad- quienes han financiado -con toda suerte de nuevos y sorpresivos impuestos- el impacto adverso que, sobre el nivel de actividad económica, ha tenido la pandemia del llamado: “Coronavirus”, sin que nadie les agradezca siquiera el fuerte esfuerzo, no compartido, que ello ha significado.

En materia de política exterior, la Argentina ha abandonado ya el “Grupo de Lima”, esto es grupo de países de la región con posturas relativamente razonables en esa materia. Y ha quedado junto a Nicaragua, Venezuela y Cuba, todos estos países con regímenes autoritarios; no democráticos entonces. Todo un cambio.

Argentina se ha “colgado”, sin disimulo alguno, de su sector más dinámico y moderno: el de la producción agropecuaria. A través de las “retenciones” (impuestos) a las exportaciones de sus productos, así castigados duramente.

Y de una presión impositiva sofocante, que el actual gobierno “kirchnerista” sigue aumentando, de modo de “secar” ex profeso al único factor de inversión posible en la exhausta Argentina de hoy. Increíble. Así vamos rápidamente camino a ser como la empobrecida Venezuela. Una sombra del pasado, apenas.

En la Argentina, el Estado, cual hambriento caníbal, se lleva nada menos que el 63,2% de la renta neta de los productores agropecuarios. Los esquilma, a cara descubierta.

Pese a que el sector agropecuario es absolutamente vital y notoriamente estratégico, desde que es el que constantemente genera divisas para poder pagar la deuda externa que el privilegiado Estado acumula, en su desaprensivo afán por no disminuir el gasto público, donde ubica -cual interesados rehenes- a una multitud de empleados públicos que, con estabilidad y prácticamente sin productividad alguna, terminan siendo su “votos cautivos”: los de aquellos adictos que prefieren que nada cambie, para -en esencia- seguir “viviendo de los demás”.

Una verdadera tragedia con la que se edificó -y mantuvo- la larga decadencia del país, que ya lleva nada menos que setenta años ininterrumpidos de una constante y asombrosa “marcha atrás” en el concierto de las naciones.

“Farabute”, en el lenguaje lunfardo porteño, quiere decir: “vividor” y “poco confiable”. Con ambas acepciones, sumadas, se conforma una descripción apretada del pésimo gobierno que hoy encabeza Alberto Fernández, el peor Jefe de Estado argentino desde que tengo uso de razón, lejos.

Si a esto se le agrega una tercera acepción, también reconocida de esa palabra, esto es lo que significa y es sinónimo de “insolvente”, el vocablo es obviamente el que mejor resume lo que claramente parecen nuestras autoridades nacionales.

Reitero, probablemente el actual es el peor gobierno nacional de toda nuestra historia en las últimas siete u ocho décadas. “Farabutes”, entonces. Lamentablemente.

(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

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