América, Política

Cuba criminaliza la disidencia

Cuba sigue siendo una lamentable dictadura, empeñada constantemente en deshumanizar a sus ciudadanos.


La dictadura cubana, a través del reciente decreto-ley 35, acaba de criminalizar la disidencia. Lo que supone quitarles a sus ciudadanos quizás lo más importante que tiene el hombre libre, que es su capacidad de elegir lo que pretende para sí. Esto es, de disentir con el pensamiento único, el del Partido Comunista, es siempre “subvertir el orden social”, para el gobierno cubano. Y “promover la indisciplina”.

Así lo establece un decreto que apareciera en el Diario Oficial el pasado 17 de agosto. Por esas razones, el disenso es ahora un delito, que incluye la “difusión de noticias falsas, o mensajes ofensivos o difamatorios que tengan impacto sobre el prestigio del país” y respecto de la llamada: “lucha contra el terrorismo cibernético” que Cuba ha puesto en marcha.

Al conocerse la ingrata novedad, las redes sociales cubanas estallaron en protesta. Ocurre que es duro ser, de pronto, privado del “derecho a la disidencia”. Lo que supone, por lo menos, una expropiación encubierta del derecho a opinar. Todo lo contrario, por cierto, a garantizar la libertad de expresión.

Para ello, el gobierno cubano se ha arrogado expresamente el derecho a interrumpir sin tener que dar explicaciones de ningún tipo el flujo normal de la llamada Internet. Asumiendo algo así como la horrible facultad de cortar lenguas y cercenar oídos cuando sus autoridades de pronto supongan que circulan “noticias falsas” que “afectan el prestigio” del país. Suponiendo, claro está, que ese prestigio efectivamente exista.

Mientras tanto, en evidente contrapartida, en el Senado norteamericano avanza una norma que obligará al presidente Joe Biden a proveer a los cubanos acceso irrestricto a la Internet, de modo de impedir la censura total que practican constantemente las autoridades comunistas de Cuba.
 
Más de lo mismo, Cuba sigue siendo una lamentable dictadura, empeñada constantemente en deshumanizar a sus ciudadanos. Paso a paso. Siempre. Nada ha cambiado en la isla caribeña, en este aspecto al menos.
 
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
 

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