Vizcarra está cerrando su ciclo tempranamente, desde que su mandato se extiende, en rigor de verdad, hasta el 2021. Pero, luego de haber disuelto el Congreso de su país, su idea es la de convocar a elecciones anticipadas, las que podrían tener lugar a mediados del año venidero.
El ingeniero civil Martín Vizcarra, actual presidente del Perú, llegó a la cima del poder político en su país el 23 de marzo de 2018. Lo hizo mientras se desempeñaba circunstancialmente como embajador de Perú ante el gobierno de Canadá, tras la impensada renuncia del entonces presidente, Pedro Pablo Kuczynski, ocurrida en medio de sonadas acusaciones de corrupción.
Vizcarra está cerrando su ciclo tempranamente, desde que su mandato se extiende, en rigor de verdad, hasta el 2021. Pero, luego de haber disuelto el Congreso de su país, su idea es la de convocar a elecciones anticipadas, las que podrían tener lugar a mediados del año venidero.
Su enérgica gestión de gobierno, de corte tecnocrático, se ha caracterizado como una de lucha absolutamente frontal contra la corrupción y la impunidad. Por esto hoy su imagen positiva es, a estar a las encuestas, del 56%. En noviembre pasado era del 60% y su pico más alto fue del 79%. El actual guarismo difícilmente se modificará desde aquí hasta el fin de su mandato presidencial.
La aprobación que merece su gestión de gobierno es hoy, en cambio, del 34%. También alta, es evidente. Particularmente para quien no vaciló un instante en disolver el Congreso Nacional, dominado en su momento por el fujimorismo, que entonces obstruía su gestión de gobierno, y tuvo luego, naturalmente, que gobernar sin su concurso. Su pueblo respaldó en su momento, con un sólido 84% de apoyo, esa obviamente patológica disolución.
Nacido en Lima, Vizcarra es un hombre de clase media proveniente de una familia aprista, movimiento en el que Vizcarra alguna vez militara personalmente. Creció y se educó fundamentalmente en el sur de su país. Concretamente, en el departamento de Moquegua, donde hizo política activamente y hasta lo presidió desde el 2011 al 2014.
Vizcarra ha demostrado buen criterio, mano firme y prudencia. Además de mano capacidad de conducción. Todo lo que le generó un extendido respeto y consideración en el siempre muy particular mundo de la política.
Su gestión no ha sido interrumpida, ni conmovida, por las protestas sociales masivas que, en cambio, azotaron -y siguen azotando duro- a otros países del Pacífico, en nuestra región.
Por eso cabe destacar que quien se hiciera en su momento inesperadamente cargo de la primera magistratura peruana cuando era casi un desconocido, la ha ejercido con aplomo y sapiencia, lo que no es poco, por cierto.
De allí el claro reconocimiento que el mencionado alto porcentaje de aprobación del que hoy goza indudablemente supone.
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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