América, Política

Perú: detenido y dividido

Hace ya una semana, los dos principales líderes políticos se reunieron, en un encuentro que se había dilatado sobremanera.


En agosto del año pasado, Pedro Pablo Kuczynski derrotaba, por muy escaso margen, a su rival, Keiko Fujimori, en la segunda vuelta electoral y se consagraba así como presidente del Perú. Tras una vida de esfuerzo y de entrega, el actual primer mandatario peruano finalmente podía concretar su sueño político. Pero el fujimorismo, por su parte, se había transformado ya en la primera fuerza indiscutida en el Congreso peruano. Los dos nombrados poderes del Estado quedaron entonces en manos muy diferentes.

La campaña electoral lamentablemente se cerró en medio de un clima de alta intransigencia y, más aún, de retórica agresiva. Lo que presagiaba el comienzo de una etapa inmediata, la de gobierno, que podía quedar inundada por los desacuerdos de las principales fuerzas políticas.

En los hechos, esto fue efectivamente así. El inicio del quinquenio 2016-2021 ha sido hasta ahora muy decepcionante. El Ejecutivo y el Legislativo, liderados por los dos políticos antes nombrados, no se ponen de acuerdo en lo que Perú debe sustancialmente hacer para poder seguir en la senda del crecimiento y la disconformidad de una ciudadanía que se siente frustrada está creciendo visiblemente al tiempo en que una sensación de desaliento se está apoderando del sector empresario. 

Hace ya una semana, los dos principales líderes políticos se reunieron, en un encuentro que se había dilatado sobremanera. Fue convocado por la belicosa líder opositora. Y, con un tono previo conciliador, se reunieron por espacio de dos horas y media. Lo que Perú necesitaba imperiosamente sucedió, el diálogo entre los dos principales dirigentes del país está abierto y activo. De ellos depende ahora que fructifique.

Es de esperar entonces que surja otro ambiente. Distinto. Uno de cooperación y no de estéril enfrentamiento. Los resultados se conocerán pronto.

Perú necesita avanzar urgentemente en su desburocratización. Y mejorar mucho en materia de seguridad personal. También requiere generar el clima necesario para que la inversión privada tome un nuevo y sostenido impulso, dinamizando a la economía toda. Entusiasmando, entonces.

El diálogo abierto debe continuar y ser complementado por una positiva acción conjunta, que ponga al Perú en marcha, de una vez.

Hay seis millones de peruanos que, todavía enterrados en la pobreza, esperan que sus dirigentes actúen de consuno para salir de ella.

Los actores políticos mencionados no tienen diferencias políticas insalvables y pueden ciertamente coincidir en lo esencial. Ojalá se entienda.

Es, en mi opinión, probable que un indulto a Alberto Fujimori, que el presidente ha dicho que tiene en estudio, descomprima. Fujimori ya tiene 78 años y ha sido  condenado, en el 2009, a cumplir 25 años de prisión por un conjunto de distintos delitos. Pese a que muchos, y no sin buenas razones, puedan creer que ello sería un error político grave. Perú necesita unirse para seguir adelante. Un fracaso de las fuerzas moderadas haría crecer a una alternativa distinta, la de la izquierda, que conduce a Venezuela o a Cuba, dos destinos que son muy poco atractivos.

Mientras tanto la desaprobación a la lenta gestión del presidente Kuczynski crece. Ya está en el 58%, lo que representa una caída de 7 puntos en tan sólo un mes.
 
Emilio J. Cárdenas.
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.  
 

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