Política

Ganó Bush. ¿Y ahora qué?

Es pueril y ridículo que los medios de comunicación de un país como España tomen partido y hagan campaña abierta a favor de un candidato a la presidencia norteamericana. Sobre todo, porque ese partidismo absurdo les lleva a incumplir su obligación primaria, que es la de informar.

ANÁLISIS
Hace meses advertía yo desde esta misma tribuna que los medios de comunicación
españoles, salvo honrosas excepciones, estaban transmitiendo a nuestra opinión
pública una imagen sectaria y distorsionada de la carrera presidencial
norteamericana. La victoria de George W. Bush por una diferencia de casi cuatro
millones de votos sobre el candidato John F. Kerry confirma mi apreciación y
debería obligar a la mayoría de los informadores y creadores de opinión
españoles a reflexionar seriamente sobre su actitud hacia los Estados Unidos de
América.

Es pueril y ridículo que los medios de comunicación de un país
como España tomen partido y hagan campaña abierta a favor de un candidato a la
presidencia norteamericana. Primero, porque, como titulaba yo mi anterior
artículo sobre este tema, nosotros no votamos en esas elecciones. Segundo,
porque los medios de comunicación españoles no tienen absolutamente ninguna
capacidad de influencia sobre el electorado norteamericano. Tercero, porque ese
partidismo absurdo les lleva a incumplir su obligación primaria, que es la de
informar.

Para mí, esto último es lo más grave. Demuestra la falta de
profesionalidad de buena parte de los medios de comunicación españoles, que
confunden de manera sistemática información con opinión y, lo que es peor, sus
deseos con la realidad que deberían transmitir fielmente al público. En este
sentido, las consideraciones que estoy haciendo no cambiarían si hubiese ganado
Kerry.

Si la gran mayoría de los medios de comunicación de nuestro país
querían que ganase el candidato demócrata, se debe a que a que se habían
inventado una imagen del mismo que no se corresponde con la realidad, en parte
por sectarismo político y en parte por pura ignorancia. Esa imagen es la que se
han dedicado a difundir entre el público, contribuyendo a su
desinformación.

Cualquiera que conozca algo de la historia y la política
de los Estados Unidos de América sabe que los demócratas son más
intervencionistas en materia de política exterior que los republicanos,
tradicionalmente aislacionistas. No hay más que repasar la lista de los
presidentes demócratas del siglo XX y recordar sus actuaciones.

La
novedad que ha aportado George W. Bush en este terreno ha sido la de abandonar
el tradicional aislacionismo republicano no de una manera coyuntural, sino
estructural y permanente, con el fundamento ideológico aportado por los llamados
“neoconservadores” o “neocons”, que en muchos casos son demócratas
reconvertidos. Pero, por su parte, John F. Kerry no ha transformado a los
demócratas en aislacionistas, de suerte que, ganase quien ganase, la política
exterior norteamericana no iba a variar demasiado.

En consecuencia, la
reflexión que tenían que haber promovido los medios de comunicación españoles, y
aún están a tiempo de hacerlo, no es la de quién nos conviene más que sea
Presidente de los Estados Unidos de América, que es algo que sólo incumbe al
pueblo soberano de ese país, sino la de cuál debe ser la postura de España y de
la Unión Europea en relación con unos Estados Unidos conscientes de su papel
imperial y dispuestos a ejercerlo.

Esperemos que la victoria de Bush
obligue a ese cambio de actitud de los informadores y los creadores de opinión,
que es, a su vez, imprescindible para que nuestra actual política exterior se
replantee en la línea que había emprendido el Presidente Aznar y que tan
abruptamente se frustró con los atentados del 11 de Marzo. Con el ánimo de
contribuir a dicha reflexión continuaré mis colaboraciones en este medio.

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